Este documento, publicado a inicios de 1923, es una resolución del IV Congreso de la Internacional Comunista (noviembre de 1922). Se trata probablemente del primer texto de la Comintern específicamente dirigido a los trabajadores de América Latina. La declaración insiste sobre todo en los lazos estrechos entre las clases dominantes de América del Sur y el imperialismo norteamericano. De ahí deduce la unidad estratégica entre la lucha contra la burguesía latinoamericana y la lucha antiimperialista. A semejanza del texto de 1921, únicamente la clase obrera y el campesinado se consideran como clases revolucionarias.
Camaradas,
El IV Congreso de la Internacional Comunista, reunido en Moscú para el quinto aniversario de la Revolución Rusa, llama a todos los obreros y campesinos de América del Sur para que se preparen a la lucha de clases y secunden la acción revolucionaria del proletariado mundial.
El papel de los Estados Unidos de América del Norte
La guerra europea anunció el inicio de la crisis final del capitalismo. Los antagonismos de la burguesía internacional desembocaron en la matanza más terrible de la historia para decidir cuál de los dos grupos imperialistas impondría su hegemonía. Los proletarios fueron sacrificados por millones en los campos de batalla en beneficio del imperialismo capitalista, el cual busca una solución a la crisis aguda que lo lleva fatalmente a la bancarrota.
La guerra no pudo resolver esta crisis. Las crisis internas del capitalismo europeo aumentaron y al mismo tiempo la lucha de clases se intensificó. El tratado de Versalles es fuente de nuevos conflictos. Las masas proletarias admiten cada vez más que solo la Revolución puede abolir los antagonismos capitalistas.
Las represiones increíbles a las cuales asistimos hoy día y la implacable ofensiva de la burguesía indican la situación crítica de los Estados capitalistas. El imperialismo norteamericano fue el único que fortaleció su poder durante la guerra. Estados Unidos es actualmente la potencia imperialista
más fuerte. Pero después de la guerra europea surgieron nuevas causas de luchas imperialistas. Los antagonismos entre América del Norte, Inglaterra y Japón amenazan de nuevo la paz del mundo. El imperialismo yanqui se desarrolla y crea las bases de futuros conflictos que exigirán de las masas
proletarias nuevos sacrificios sangrientos. América del Norte se convierte en el centro de la reacción internacional de la burguesía contra el proletariado.
La extensión del imperalismo yanqui
El imperialismo yanqui trata de extender su influencia a todas las regiones del mundo. Tanto en Asia como en África y en las orillas del Pacífico, busca nuevas esferas de actividad para su explotación. Es sobre todo en América Latina donde, sea bajo una forma supuestamente económica, sea mediante una dominación política abierta, el imperialismo de Estados Unidos asegura su dominación. Busca en América del Sur la seguridad de salida a sus productos, que el capitalismo europeo ya no puede asegurarle debido al desquiciamiento de su base social.
La doctrina Monroe permite a los imperialistas norteamericanos asegurar su conquista económica de América Latina. Los empréstitos, las nuevas inversiones de capitales norteamericanos en explotaciones industriales, comerciales y bancarias, las concesiones de ferrocarriles y de empresas
marítimas, la adquisición de yacimientos de petróleo, estas múltiples formas de expansión de la penetración económica yanqui muestran cómo el capitalismo norteamericano desea convertir a América del Sur en la base de su potencia industrial.
Esta precaución económica incita también a las diversas burguesías nacionales a intervenir en las luchas imperialistas de América Central, de Panamá, de Colombia, de Venezuela, del Perú. La burguesía de todas las Américas prepara la reacción contra el proletariado convocando congresos policíacos, y cuando los obreros de América del Sur se oponen a los intentos criminales del
capitalismo yanqui, como durante el proceso de Sacco y Vanzetti, las clases gobernantes reprimen estas demostraciones proletarias para demostrar su sumisión interesada y consciente al imperialismo del Norte. La unión panamericana de la burguesía es un hecho evidente, así como su objetivo de mantener los privilegios de clase y el régimen de opresión.
El deber del proletariado de América del Sur
¡Obreros y campesinos de América del Sur! El imperialismo capitalista introduce en sus países los antagonismos mundiales que provocaron entre los pueblos de Europa la guerra más sangrienta y la mayor reacción.
Ya es hora de unir a las fuerzas revolucionarias del proletariado, puesto que los capitalistas de toda América se unen contra la clase obrera.
Camaradas, los obreros y los campesinos de América del Sur aun no tienen organizaciones de lucha de clase disciplinadas y la unión de acción necesaria. Vuestra clase gobernante se apoya en la potencia formidable de Estados Unidos para aplastar vuestros esfuerzos, reprimir vuestras acciones liberadoras e impedir cualquier intento revolucionario de vuestras masas oprimidas.
¡Obreros y campesinos! La Internacional Comunista os llama. No olviden que en Estados Unidos hay comunistas dispuestos a ayudarlos en la lucha revolucionaria. La lucha común de los proletarios de todos los Estados de América contra todos los capitalistas americanos solidarios es
una necesidad vital para la clase explotada. Se impone como la única vía de vuestra salvación. El ejemplo heroico de la revolución rusa que llevó a cabo una lucha encarnizada contra el capitalismo internacional les hará comprender el destino que les espera si permanecen indiferentes mientras
que la clase poseedora agrava la explotación capitalista. En vuestros países, los antagonismos entre la alta finanza y la industria aumentan y los conflictos imperialistas mundiales amenazan arrastraros, a vosotros también, a matanzas.
Camaradas, a la ofensiva burguesa, oponed la unidad proletaria. Organizaos, unid vuestra acción revolucionaria a la acción de la clase obrera y campesina de toda América y de todos los países del globo. Luchad contra vuestra propia burguesía y lucharéis contra el imperialismo yanqui que encarna en sumo grado la reacción capitalista. Uníos en torno a la bandera de la revolución rusa que creó las bases de la revolución proletaria mundial.
Como en la revolución rusa, os prepararéis para transformar cualquier intento de guerra en lucha abierta de la clase obrera contra la burguesía. Como ella, llevaréis a cabo la acción contra el imperialismo preparando la dictadura proletaria que destruirá en toda América la dictadura burguesa. Si seguís divididos y desorganizados, la burguesía americana os degollará, aplastará
vuestras acciones y aumentará la explotación capitalista arrancándoos vuestras conquistas. La lucha contra vuestra propia burguesía será cada vez más la lucha contra el imperialismo mundial y se convertirá en una batalla de todos los explotados contra todos los explotadores.
¡Camaradas! ¡Organizaos! Fortaleced vuestros partidos comunistas y creadlos allí donde aun no existen. Unid vuestra acción a la acción de todos los comunistas de América. Organizad al proletariado revolucionario que lucha con la Internacional Sindical Roja y trabajad para que existan en toda América secciones de la Internacional Comunista y de la Internacional Sindical Roja.
¡Viva la Internacional Sindical Roja! ¡Viva la Internacional Comunista! ¡Viva la Rusia de los Soviets! ¡Viva el proletariado revolucionario de América y viva la Revolución mundial
“A los obreros y campesinos de América del Sur”, La Correspondance Internationale, No 2, 20 de
enero de 1923, pp. 26-27
Fuente: El marxismo en América Latina (LOM)
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