Las actividades llevadas a cabo por la Unidad 3060 (una organización
paramilitar creada en 2015 con un instituto de enseñanza secundaria como
sede legal) se enmarcan en el programa ‘Clases de perfil militar’.
Brzeg, 2017. Foto: Hanna Jarzabek
La exposición de Hanna Jarzabek ‘Polonia. Siglo XXI’ preocupa. Por lo que cuenta y por la alerta que nos envía. La fotoperiodista polaca, residente en España desde hace 13 años, retrata la estrategia de la ultraderecha para manipular a la población y llevarla, ‘cautiva’, hacia su modelo autoritario de Estado. Nos deja ver cómo manejan los fantasmas del miedo, cómo manipulan el sentimiento patriótico, de la vida y la seguridad, para enfrentarse, por ejemplo, a las mujeres que abortan y al colectivo LGTBI; y cómo se van infiltrando hasta entrar en el propio Gobierno. “Es muy peligroso”, nos dice Jarzabek. “En España ya se van notando los primeros pasos de esta estrategia, y no sé si ustedes son conscientes”. Esta semana, la presidenta de Madrid ha pactado los presupuestos de la Comunidad con la ultraderecha. ‘Polonia. Siglo XXI’ puede verse hasta el 12 de diciembre en la sala de exposiciones de EFTI.
Así nos presenta EFTI la exposición: “Hace apenas 30 años Polonia luchó para restablecer la libertad y la democracia. Hoy es un país profundamente dividido en el que el partido gobernante impone un ideal de patriota polaco como una persona heterosexual, fervientemente católica, pro-militar y ultra-nacionalista. Quienes no se ajustan a este modelo son despreciados como ciudadanos de segunda, si no son tratados como enemigos de la patria. En esta exposición, a través de dos proyectos realizados con 10 años de diferencia, la autora, polaca, quiere reflexionar sobre la situación actual del país que ella dejó hace 25 años”.
Polonia. Siglo XXI está dividida en dos partes, a cual más impactante y preocupante: la relacionada con parejas de lesbianas y la que aborda la formación militar en los institutos del país como una materia optativa.
Con el trabajo de las parejas de lesbianas, realizado hace 10 años, pero más de actualidad que nunca, Hanna Jarzabek quiso poner negro sobre blanco la normalidad de estas relaciones, basadas en el amor y el compañerismo, frente a una sociedad en la que hay muchos –y ahora también en el Gobierno ultraconservador- que las considera una aberración a la que no hay que dar visibilidad, hasta el punto de que siguen los pasos del vecino gobierno húngaro para ir acorralando las manifestaciones públicas de los colectivos LGTBi. Hay ya ciudades que se declaran libres de LGTBi. ¿No es una provocación que esto ocurra dentro de la Unión Europea?
Jarzabek nos explica que tuvo muchas dificultades para realizar este trabajo con 12 parejas de lesbianas en cuatro ciudades, lo que fue su primer gran proyecto fotográfico; anteriormente había estudiado Ciencias Políticas, y vivido en Francia y Suiza, donde trabajó elaborando informes sobre los refugiados palestinos para las agencias de Naciones Unidas. Para ese su primer proyecto fotográfico eligió volver a su país, que había abandonado cuando tenía 20 años. “Me chocó mucho que se practicaba una homofobia institucional, desde los medios de comunicación, desde los políticos…”. Los problemas surgían porque la mayoría de las retratadas no querían implicar ni a familiares, ni amigos, ni compañeros de trabajo, por temor a que les salpicara de alguna manera negativa esa salida del armario, se les estigmatizara. Por eso la mayoría de las fotos reproducen instantáneas de la intimidad, que tratan de subrayar el día a día de estas parejas, que es, ni más ni menos, como el de cualquier pareja hetero.
El otro proyecto se centra en cómo las escuelas públicas polacas han desarrollado en los últimos años “Clases de perfil militar”, un programa educativo considerado como “innovación pedagógica”, destinado a adolescentes de entre 16 y 19 años bajo el lema “Dios, honor y patria” y al mismo nivel que otras opciones de perfil científico o humanista. A finales de 2016, según estimaciones no oficiales, 60.000 estudiantes seguían esos programas. Incluso ese año, el Ministerio de Defensa polaco publicó una Guía para el tirador con el objetivo de unificar dicha formación a nivel nacional. El manual, enviado directamente a las escuelas, fija el marco básico del curso pero también marca una doctrina clara; por ejemplo, el “patriotismo” se define relacionado con la fe católica y el ultranacionalismo.
Para desarrollar este trabajo, entre 2016 y 2019, Jarzabek encontró aun más obstáculos. “Es todo opaco, desconfiaban de mí, y solo tuve acceso a dos escuelas; una de ellas porque es en la que estudié yo. Pero no me dejaron acceder a hablar directamente con los chavales”. Los propios alumnos le contestaron que no querían hablar con ella “por cuestiones de seguridad personal y del país”. Hasta ese punto llega el lavado de cerebro.
Estos movimientos ultranacionalistas ocupan espacio público cada vez con más fuerza, respaldados por el Estado y la Iglesia y en sintonía con los movimientos anti-aborto y anti-LGTBI. Por las calles de las ciudades polacas circulan minibuses promocionando por megáfonos mensajes contra personas LGTBI, tratando de persuadir a la sociedad de que estas personas son por definición pedófilos y constituyen un peligro para la identidad cristiana polaca. En Varsovia y otras ciudades principales se organizan oraciones públicas contra la “ideología de género” y para disculparse por el pecado de la sodomía.
Así, las instantáneas de ambos proyectos se completan en la sala de EFTI con imágenes de manifestaciones contra los derechos de los colectivos LGTBI y en contra del aborto –la ley de Polonia es muy restrictiva; se basa en los tres supuestos: permitido solo en casos de violación, malformación del feto y riesgo para la vida de la madre–, pero, aun así, no siempre se cumple por objeciones de conciencia del personal sanitario y, además, hay continuos embates desde el poder para endurecerla. “El gobierno polaco se encarga de difundir que la ideología gender es peligrosa y atenta contra la identidad de la familia y del Estado; y la aprovechan incluso para retirar ayudas a asociaciones que luchan contra la violencia de género”, nos cuenta Jarzabek. Es la estrategia: mezclarlo todo y agitar el fantasma del miedo para ir acaparando cada vez más poder.
Hanna, y tú que llevas en España 13 años, ¿cómo nos ves?
A ver, en Polonia esto no ha sucedido de un día para otro. Es una labor de años y años, incesante, sin parar. Y yo aquí en España veo que se están dando los mismos pasos. Me da mucho miedo lo que está pasando aquí con Vox.
Por ejemplo, ese veto parental promovido por Vox para que en las escuelas no se hable de igualdad y de defensa de los derechos de las personas LGTBI, me parece el primer peldaño que puede llegar hasta esa aberración de declarar Ciudades Libres de LGTBi, como si fuera una plaga.
Exactamente. Se trata siempre de buscar y crear enemigos que amenazan la identidad. Los colectivos LGTBI, los pro-aborto, las mujeres, Rusia…
En España, el independentismo catalán y una ETA que no existe desde hace 10 años…
Eso es. Y bajo la premisa ‘defiende tu país’, van metiendo otros valores. Todo muy estudiado y medido.
Uno tiene la sensación de que sólo quieren estar en la UE por el dinero, por los mercados, por captar fondos, pero que vulneran cualquier principio de construcción europea. Hasta el punto de que el Tribunal Constitucional polaco se ha declarado insumiso a los tratados europeos que firmó el país para entrar en la UE… Y para formar la tormenta perfecta, ahora que parecía que la Unión Europea comenzaba a ponerse firme con Polonia y la Hungría de la ‘vedette’ europea de la ultraderecha, Viktor Orbán, por la vulneración de derechos y del ordenamiento jurídico europeo, se ve atada de pies y manos porque necesita a Polonia para frenar la avalancha de migrantes desde Bielorrusia…
Al Gobierno de ultraderecha polaco le ha venido muy bien esta crisis migratoria para chantajear a Europa. Para que veas cómo manejan los sentimientos de la gente, ahora el Gobierno ha promovido la campaña: “Manda una postal a los héroes de la frontera”. Lo descontextualizan todo y lo manejan en su beneficio; en el caso de los migrantes, no lo presentan como familias desprotegidas que huyen de un régimen dictatorial, sino que difunden el mensaje de “vienen a invadirnos”. Claro que Polonia es la sexta economía en volumen de la UE y les interesa que se mantenga, pero creo que Europa debería ser más firme ante tanta afrenta.
Esta misma semana, la presidenta de Madrid ha pactado los presupuestos de la Comunidad con la ultraderecha.
Rafa Ruiz
Fuente: El Asombrario & Co.
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