domingo, 7 de febrero de 2021

"MADRID 1937 (AVIONES NEGROS)", OBRA DE HORACIO FERRER

 
Madrid 1937 (Aviones negros)
Horacio Ferrer
1937
Óleo sobre lienzo
148 x 129 cm
Museo Reina Sofía

Tras el triunfo de las derechas en las elecciones celebradas en España en 1933, algunos de los creadores partidarios de las reformas llevadas a cabo hasta ese momento por los dirigentes republicanos adoptan un lenguaje plástico cercano al realismo crítico. Avanzando un paso más y como consecuencia del estallido de la Guerra Civil, ese lenguaje se radicaliza con la finalidad de ejercer la defensa de la legitimidad del gobierno de la República. En ese contexto se sitúa la participación de los artistas que integrarán la representación española en la Exposición Internacional de París de 1937. En el Pabellón Español convivirán diversas tendencias artísticas, con un claro predominio del realismo, a veces no muy afortunado debido a la presencia de un excesivo componente propagandístico, que puede primar sobre los valores exclusivamente plásticos. No es este, sin embargo, el caso del lienzo Madrid 1937 (Aviones negros), de Horacio Ferrer, cuya inclusión en el Pabellón supuso un rotundo éxito de público. Ferrer había sido becado en Italia por la Junta de Ampliación de Estudios, y permaneció allí durante un período de un año, entre 1934 y 1935, aprendiendo, entre otras disciplinas, la técnica del fresco. Por otra parte, es preciso recordar también las preferencias y conocimientos artísticos previos de Ferrer. En su biblioteca se encontraban ejemplares de las revistas francesas y alemanas relacionadas con la difusión de la corriente de moda en Europa a partir de la década de los veinte, el «retorno al orden» propugnado fundamentalmente por dos tendencias: la Nueva Objetividad alemana y la italiana Valori Plastici. Todo ello propiciará creaciones como Madrid 1937 (Aviones negros), donde sin menoscabo de la evidente intención propagandística de enfatizar sobre la dolorosa situación bélica española, prevalece un excelente resultado pictórico. La dramática escena, que rememora los efectos de la técnica del fresco, emula al tiempo el contenido del propio Guernica de Picasso. En efecto aquí también, aunque en distinta clave estilística, las mujeres huyen despavoridas con sus hijos en brazos, clamando contra los bombardeos que han arruinado sus vidas y poniendo de manifiesto su absoluto desprecio por la barbarie de la guerra.

Paloma Esteban Leal

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