jueves, 10 de octubre de 2019

WÜNSDORF-WALDSTADT: LA CIUDAD PROHIBIDA


Wünsdorf-Waldstadt: La Ciudad Prohibida

En el reloj ubicado en la torre del edificio, las manecillas marcan las seis y cinco. Quizás sea ese el momento en que todos se marcharon en agosto de 1994. Todos menos Lenin, que aún sigue ahí, orgulloso con una mano en el bolso y la otra con el puño cerrado sobre el pecho. Frente a él hay una explanada donde bajamos para contemplar la solemne estatua. Bajo el líder comunista van pasando los amigos para inmortalizarse junto a él. En ese mismo instante es cuando te das cuenta, que precisamente ahí donde te encuentras formaba el Ejercito Rojo.

No, no estamos en Moscú, sino al sur de Berlín. Justamente en Wünsdorf-Waldstadt, a algo más de media hora en tren regional. Las casas abandonadas te esperan en la misma estación para confirmarte que has llegado a tu destino. Nos encontramos en el lugar que servía de cuartel general del Ejército Rojo en Alemania. Desde una revuelta en la RDA de 1953 hasta el final de la Guerra Fría, muchos soldados soviéticos vivieron aquí con sus familias. Sin embargo, los habitantes de la Alemania oriental tenían prohibido el acceso a este lugar, por lo que lo bautizaron La Ciudad Prohibida.

Como otros tantos edificios de Berlín, los que se mantuvieron en pie fueron utilizados por los gobiernos de turno, y el caso de esta ciudad es especialmente interesante debido a su historia. Los prusianos fueron los primeros en aprovechar este terreno, ya que la línea de ferrocarril Dresde-Berlín pasaba por aquí. Wünsdorf-Waldstadt siempre mantuvo una importancia estratégica que propició su uso militar, gozando de protagonismo en ambas guerras mundiales. De gran utilidad fue para Hitler que trasladó aquí a la división Panzer y además construyó los búnkers, que hoy en día se pueden visitar.

Travesuras de la historia han hecho que justo enfrente de las casas de los coroneles encontremos un campo de refugiados sirios. El abandono y el olvido de esta ciudad hace pensar que no hay nada de arbitrario en ello, sino más bien una decisión tomada debido a su lejana ubicación. Sin embargo, sí que es una casualidad que se encuentren en el lugar donde fue construida la primera mezquita de Berlín. Levantada en 1915 para los presos musulmanes de la Primera Guerra Mundial, de ella hoy tan solo queda un panel informativo.

Búnkers, barracones y el cuartel de los generales forman parte del complejo militar. El cuartel de los generales es quizás el más interesante para visitar, ya que se encuentra en muy buen estado. Es probable que no puedas entrar a los edificios, pues se encuentran cerrados y son de difícil acceso. Aunque no puedas acceder, merece la pena tan solo observar sus fachadas, contemplar la estatua de Lenin y darse un paseo por los alrededores.

Tras pasar el día te acostumbras a los edificios abandonados y a la calma del pueblo. No obstante, al caer la noche te invade la sensación de estar atrapado en el tiempo. Llega la hora de tomar el tren; en la estación somos los únicos viajeros. A medida que dejamos atrás Wünsdorf todo recupera el ritmo al que estamos acostumbrados. Al llegar a casa, tan solo queda la extraña sensación de regresar de un sitio aún más lejano.

* Para que estos lugares perduren en el tiempo, se recomienda prudencia —algunos edificios abandonados están muy deteriorados— y discreción y respeto si en la zona residen vecinos. Y, por supuesto, no causar daños al lugar; así más gente podrá disfrutarlos.

Diego Aracil (Fuente: Berlin Amateurs)





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