DISCURSO EN EL XIX CONGRESO DEL PC(b) DE LA URSS
José Stalin
14 de Octubre de 1952
(La aparición del camarada Stalin en la tribuna es saludada con un fuerte y prolongado aplauso y con aclamaciones. Todos se ponen de pie. Gritos de “¡Hurra al camarada Stalin!”, “¡Viva el camarada Stalin”, “¡Gloria a nuestro gran Stalin!”)
Camaradas:
Permítanme agradecer, en nombre de nuestro Congreso, a todos los partidos y grupos hermanos cuyos representantes han honrado nuestro Congreso con su presencia, y también a los que han enviado mensajes de salutación al Congreso; gracias por sus cordiales felicitaciones, por sus votos deseándonos éxito y por su confianza. (Fuertes y prolongados aplausos y aclamaciones).
Para nosotros, es especialmente valiosa esta confianza, porque es indicativa de la disposición de apoyar a nuestro Partido en su lucha por el futuro radiante de los pueblos, en su lucha contra la guerra y en su lucha por el mantenimiento de la paz. (Fuertes y prolongados aplausos).
Sería un error pensar que, por haberse convertido en una fuerza poderosa, nuestro Partido ya no necesita de apoyo. Esto no es cierto. Nuestro Partido y nuestro país siempre han necesitado y necesitarán la confianza, la simpatía y el apoyo de los pueblos hermanos del mundo.
La característica distintiva de este apoyo consiste en que al apoyar las aspiraciones pacíficas de nuestro Partido, cada partido hermano está apoyando, al mismo tiempo, a su propio pueblo en su lucha por el mantenimiento de la paz. Cuando en 1918-1919, durante la agresión armada de la burguesía inglesa a la Unión Soviética, el proletariado inglés organizó la lucha contra la guerra, bajo la consigna de “Fuera las manos de Rusia”, apoyó ante todo a la lucha de su propio pueblo por la paz, y apoyó también a la Unión Soviética. Cuando el camarada Thorez y el camarada Togliatti declaran que sus pueblos no harán la guerra contra los pueblos de la Unión Soviética (Fuertes aplausos), están apoyando ante todo a los obreros y campesinos de Francia e Italia, que luchan por la paz, y están apoyando también las aspiraciones pacíficas de la Unión Soviética. La peculiaridad de este apoyo mutuo se explica porque los intereses de nuestro Partido no contradicen, sino que, por el contrario, se funden, con los intereses de los pueblos amantes de la paz. (Fuertes aplausos). Los intereses de la Unión Soviética son absolutamente inseparables de la causa de la paz mundial.
Naturalmente, nuestro Partido no puede quedar en deuda con los partidos hermanos, y debe, a su vez, prestarles apoyo y también a sus pueblos en su lucha por la liberación y en su lucha por el mantenimiento de la paz. Como sabemos, eso es exactamente lo que está haciendo. (Fuertes aplausos). Después de que nuestro Partido tomara el poder en 1917 y después de que adoptara medidas efectivas para liquidar la opresión capitalista y terrateniente, los representantes de los partidos hermanos, admirados por la valentía y los éxitos de nuestro Partido, le concedieron el título de “Brigada de Choque” del movimiento obrero y revolucionario mundial. De esta forma, expresaban la esperanza de que los éxitos de la “Brigada de Choque” aliviaran la situación de los pueblos que sufren el yugo del capitalismo. Creo que nuestro Partido ha justificado esas esperanzas, particularmente durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la Unión Soviética, aplastando la tiranía fascista alemana y japonesa, liberó a los pueblos de Europa y de Asia de la amenaza de la esclavitud fascista. (Fuertes aplausos).
Obviamente, fue muy difícil cumplir esta honrosa misión en tanto que la nuestra era la única “brigada de choque” y tuvo que desempeñar este papel de vanguardia casi sola. Pero esto ya quedó en el pasado. Ahora la situación es completamente distinta. Ahora, cuando desde China y Corea, hasta Checoslovaquia y Hungría, han surgido nuevas “brigadas de choque” bajo la forma de países de Democracia Popular, ahora a nuestro Partido le es más fácil luchar y el trabajo se está haciendo más alegre. (Fuertes y prolongados aplausos).
Merecen una atención especial los Partidos Comunistas, democráticos, y obreros y campesinos que todavía no han tomado el poder y continúan trabajando bajo el yugo de las leyes draconianas de la burguesía. Obviamente, el trabajo es más difícil para ellos; pero no tan difícil como lo fue para nosotros, los comunistas rusos, en el periodo del zarismo, cuando el más pequeño movimiento hacia delante era declarado delito grave. Sin embargo, los comunistas rusos se mantuvieron firmes, no retrocedieron ante las dificultades y alcanzaron la victoria. Lo mismo ocurrirá con estos Partidos.
¿Por qué no les será tan difícil trabajar a estos partidos en comparación con los comunistas rusos del periodo zarista?
En primer lugar, porque tienen ante sus ojos los ejemplos de lucha y de éxitos de la Unión Soviética y los países de Democracia Popular. Por consiguiente, están en posición de aprender de los errores y aciertos de estos países, y así facilitar su actuación.
En segundo lugar, porque la burguesía, la enemiga principal del movimiento liberador, es diferente, ha cambiado sustancialmente, es más reaccionaria, ha perdido sus vínculos con el pueblo y, de esta forma, se ha debilitado a sí misma. Naturalmente, esta circunstancia también debe facilitar la actuación de los partidos revolucionarios y democráticos. (Prolongados aplausos).
Antes, la burguesía podía permitirse el lujo de posar de liberal, defender las libertades democrático-burguesas, y así ganar popularidad entre el pueblo. Ahora ya no queda rastro de ese liberalismo. Ya no existen las llamadas “libertades individuales”, sólo se reconocen los derechos individuales de quienes tienen capital, mientras que los demás ciudadanos son considerados materia prima humana, que sólo sirven para ser explotados. Se ha pisoteado el principio de la igualdad de derechos de los hombres y de las naciones, sustituyéndolo por el principio de plenos derechos para la minoría explotadora y de ausencia de derechos para la mayoría explotada. La bandera de las libertades democrático-burguesas ha sido arrojada por la borda. Creo que les corresponde a ustedes, representantes de los Partidos Comunistas y democráticos, levantar esa bandera y llevarla adelante, si quieren unir en torno vuestro a la mayoría del pueblo. Nadie más puede hacerlo. (Fuertes aplausos).
Antes, la burguesía se consideraba líder de la nación, defendía los derechos y la independencia de la nación, y los ponía “por encima de todo”. Ahora ya no queda rastro del “principio nacional”. Ahora, la burguesía vende los derechos y la independencia de las naciones a cambio de dólares. La bandera de la independencia nacional y de la soberanía nacional ha sido arrojada por la borda. No cabe duda que les corresponde a ustedes, representantes de los Partidos Comunistas y democráticos, levantar esa bandera y llevarla adelante, si quieren ser patriotas de vuestro país, si quieren convertirse en la fuerza dirigente de la nación. Nadie más puede hacerlo. (Fuertes aplausos).
Tal es la situación en el momento actual.
Naturalmente, todas estas circunstancias deben facilitar la actuación de los Partidos Comunistas y democráticos que todavía no han tomado el poder.
Por consiguiente, existen todos los motivos para contar con el éxito y la victoria de los partidos hermanos en los países dominados por el capital. (Fuertes aplausos).
¡Vivan nuestros Partidos hermanos! (Prolongados aplausos).
¡Salud y larga vida a los dirigentes de los Partidos hermanos! (Prolongados aplausos)
¡Viva la paz entre los pueblos! (Prolongados aplausos).
¡Abajo los incendiarios de guerra!
(Todos se ponen de pie. Fuertes y prolongados aplausos y aclamaciones. Gritos de “¡Viva el camarada Stalin!”, “¡Hurra al camarada Stalin!”, “¡Viva el gran líder del pueblo trabajador del mundo, camarada Stalin!”, “¡Hurra a nuestro gran Stalin!”, “¡Viva la paz entre los pueblos!”. Aclamaciones).
Fuente: Stalin, Speech at the Nineteenth Party Congress, 14 de octubre de 1952, Foreign Languages Publishing House, Moscow, 1952.
http://www.marx2mao.com/Stalin/SNPC52.html
Traducción: Blog “Crítica Marxista-Leninista”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario