Obra de Zbynek Baladrán.
El New Museum de Nueva York inaugura una muestra sobre el arte de la Europa del Este desde la perspectiva de la Ciencia-Ficción
Este miércoles se inauguró en el New Museum de Nueva York una nueva exposición del ciclo Museum as Hub titulada Report from the Construction of a Spaceship Module, que en castellano significa un “informe sobre la construcción de un módulo para una nave espacial”. La exposición lleva la firma del colectivo curatorial tranzit a quien la comisaria del centro Lauren Cornell, que trabaja simultáneamente en la esperada Trienal del New Museum de 2015, ha encargado el proyecto.
El Museum as Hub es la apuesta más interesante del programa del New Museum, un centro acostumbrado a realizar exposiciones muy ligadas al lugar común que tan estratégicamente delimita el mercado del arte, tan poderoso en Nueva York.
Parecería como si el Museum as Hub se configurara como un ente autónomo, como algo paralelo y ajeno a la fogosidad de un programa mediático que adora la luz de los focos. Consolidado desde sus inicios en 2007 por Eungie Joo (que dirigirá en 2015 la Bienal de Sharjah), se significó pronto por un tono más transgresor, más periférico, menos cómodo. Pronto creó en torno a sí una red al que también pertenecen instituciones jóvenes de todo el mundo como el Beirut Art Center, Townhouse Gallery, art space pool de Seúl, Inhotim en Belo Horizonte... No ciñeron su actividad a la mera exposición sino que plantearon residencias, debates, intercambios... Es un programa poliédrico y efervescente, más acorde con lo real que lo que se da en la “burbuja” en la que se recluye el resto del museo.
Pues bien, esta nueva entrega del Museum as Hub (“hub” podría traducirse como “núcleo” o como “meollo”) tiene como protagonista al reconocido conjunto curatorial tranzit, afincado en varios lugares de Europa del Este. El grupo dice ser “una red de estructura policéntrica formada por unidades autónomas que operan no sólo entre países sino también entre lenguajes, medios, mentalidades e historias”. Les conocimos en el Centro Culutural Monthermoso de Vitoria, cuando en 2010 realizaron la estupenda exposición colectiva Monument to Transformation, y en la Manifesta celebrada en Murcia, donde fueron uno de los tres grupos curatoriales que dieron forma al proyecto. Afincados en Austria, Hungría, Rumanía, República Checa y Eslovaquia, exploran los contextos locales organizando plataformas críticas, exposiciones, presentaciones de archivos y cualquier otro escenario en que se de cuenta del statu quo, siempre tomando como referente las transformaciones artísticas que ocurrieron en los años sesenta y setenta y el desmoronamiento del telón de acero a finales de los ochenta.
El proyecto que inauguran se apoya conceptualmente en los parámetros de la ciencia-ficción. En la quinta planta del edificio del Bowery el visitante se encontrará una simulación del interior de una nave espacial compuesta por fragmentos de transbordadores utilizados en los filmes de ciencia-ficción realizados durante la Guerra Fría. Es un formato que, sobre el papel, corre el gran riesgo de caer en la espectacularización pero que tiene una importante razón de ser: el juego temporal entre pasado y futuro.
Utiliza tranzit este formato, tan popular en el cine y el arte de Europa del Este desde Solaris hasta los filmes de Deimantas Narkevicius o David Maljkovic, para hacer una revisión de su propio trabajo con los artistas con los que ha trabajado en la última década. En esta nave espacial podrán verse 117 trabajos de unos sesenta artistas en lo que podría entenderse como una auto-retrospectiva del grupo curatorial, una de cuyas prácticas más conocidas ha sido la apertura a nuevas interpretaciones de la historia (o el convencimiento de que la historia no es sino otra construcción). Al enmarcarse el proyecto en el campo de la ciencia-ficción, tranzit plantea la citada traslación temporal: por un lado, mira haca adelante haciéndose eco de los sueños de futuro de los países del este, alojados en la utopía socialista; y, al mismo tiempo, vuelve la vista hacia atrás al hacer uso de la historia, que es uno de los temas centrales de los que se sirve un mayor número de artistas de esas latitudes, una historia que no niega el traumático despertar de esos sueños.
La ciencia-ficción, íntimamente ligada a la carrera espacial durante la Guerra Fría, es el lugar donde se cifran los sueños y deseos del hombre, amparados en el progreso científico. El singular setting que tranzit ofrece en el New Museum funde la inquebrantable utopía del bloque del Este con la fragmentaria artificialidad del atrezzo cinematográfico. La fusión de diferentes momentos históricos y el constante vaivén entre el pasado y el futuro, entre la ilusión y la melancolía, refuerzan una atmósfera enrarecida e impar.
Fuente: elcultural
Jindrich Polák, Ikarie XB-1 [Voyage to the End of the Universe], 1963 (still). Courtesy the National Film Archive, Prague
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