domingo, 1 de diciembre de 2013
"ZAPATA, LÍDER AGRARIO", DE DIEGO RIVERA
Zapata, líder agrario
Diego Rivera
1931
Fresco sobre cemento reforzado en una estructura de acero galvanizado
238.1 x 188 cm
Abby Aldrich Rockefeller Fund
Emiliano Zapata, defensor de la reforma agraria y protagonista clave de la Revolución mexicana, aparece aquí dirigiendo a huestes de campesinos rebeldes portando armas improvisadas, incluso herramientas agrícolas. Con las riendas de un majestuoso caballo blanco en la mano, Zapata se yergue triunfal al lado del cadáver de un hacendado. No obstante que los periódicos mexicanos y estadounidenses solían vilipendiar al líder revolucionario, tildándolo de bandido taimado, Rivera lo inmortalizó como héroe y glorificó el triunfo de la Revolución con una imagen de venganza violenta pero justificada.
Zapata líder agrario se basa en un tablero de la serie mural que Rivera pintara en el Palacio de Cortés en Cuernavaca, la capital del estado de Morelos en México. Originario de ese estado, Zapata encabezó campañas por la reforma agraria, incluyendo la lucha por reorganizar la industria azucarera de la región para convertirla en un sistema de cooperativas. En la imagen de Rivera, el rebelde porta el tipo de machete usado para cosechar la caña de azúcar, una clara referencia a las metas revolucionarias de Zapata y al producto agrícola más importante de Morelos.
Vestido como humilde campesino en camisa y pantalones blancos de manta y calzado con huaraches, el retrato de Zapata que pinta Rivera se aleja de otros retratos divulgados por la prensa popular y por el propio revolucionario. Experto jinete, Zapata solía presentarse como charro, vaquero cuyo traje deslumbrante —pantalones y chaqueta ajustados con botonadura y ornamentación de plata— revelaba un estatus social elevado en México. La visión de Zapata propuesta por el pintor es la de un humilde campesino, comprensivo y la de un héroe popular dedicado de manera incansable a los trabajadores agrícolas despojados de México.
Rivera enaltece la historia mexicana —y a Zapata— en esta obra al vincularla a la grandeza de la tradición artística europea. El corcel, cuyo jinete Zapata acaba de arrancar de su montura, comparte el color y la presencia imponente de los caballos que Paolo Uccello pinta en La batalla de San Romano, obra de principios del siglo XV que Rivera estudió en 1920-1921, durante su estancia en Italia. Paralelos visuales entre Zapata y el caballo, en términos de escala y color, han dado pie a que algunos comentaristas supongan que el animal pertenece al revolucionario cuyo caballo, en realidad, era negro.
Fuente: MoMA
Diego Rivera. Pared sur de la serie mural Historia del estado de Morelos. Conquista y revolución, con la imagen de Emiliano Zapata. 1930. Fresco, aprox. 19' 10 3/16" x 15' 9 3/4" (6.05 x 4.82 m). Palacio de Cortés, Museo Regional Cuauhnáhuac, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Cuernavaca, México
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