miércoles, 7 de noviembre de 2012

REALISMO SOCIALISTA RUMANO EN LOS DEPÓSITOS DEL MUSEO DE ARTE DE BRASOV

Extraído de Un Vallekano en Rumanía
(http://imbratisare.blogspot.com.es/)

El pasado año 2011 tuvo lugar en la ciudad de Brasov, antigua Ciudad Stalin, la exposición „Arta sub comunism. Arta oficială a regimului comunist în colecţia Muzeului de Artă Braşov (1945-1989)” (Arte Oficial del Régimen comunista en la colección del Museo de Arte de Brasov (1945-1989).

Fedsz Lazslo, Soldador, 1961
Se trató de una acción cultural inédita, pues como se dice en su propio catálogo de presentación, "se presenta un fenómeno artístico  hoy sometido al silencio", eufemismo que oculta la existencia de la censura oficial sobre todos los logros, tanto económicos, como educativos, diplomáticos, o culturales del Socialismo Rumano.

Así, el arte producido durante las dos Repúblicas comunistas rumanas, la Popular y la Socialista, fue relegado tras el golpe de estado de 1989 a los almacenes de los museos, y olvidado, muchas veces por motivos ruines y pragmáticos,  por sus propios creadores, entregados al habitual transformismo del converso que hace cualquier cosa por seguir saliendo en la foto.

Por supuesto que los organizadores de la exposición no pretendieron romper la opinión oficial sobre el Realismo Socialista, que como todos sabemos, pues los medios de propaganda anticomunistas se han encargado de que se convierta en indiscutible verdad, se considera en general como un arte sin calidad y basado en el sometimiento de la creatividad individual del artista a los criterios impuestos por el partido o el estado.

Muy al contrario, ya en el mismo título de la exposición aparecen algunos tópicos obligados en el pensamiento "oficial" de en la reinstaurada tirania del mercado, siempre temerosa de todo lo que suene a comunismo. Así que los términos "régimen", en vez de sociedad, gobierno o sistema, y "arte oficial", como si el que se desarrolla bajo la dictadura capitalista no lo fuera, dejan claro que, a pesar de la buena noticia de que por fin empiecen a sacarse las obras de los depósitos, la censura y la obligación de repetir el catecismo ideológico anticomunista siguen presentes.

Aurel Bordenache, Lenin, 1950-60
La realidad del Realismo Socialista, sin embargo, era otra, pues estaba bastante lejos de ser una cultura uniforme y, al contrario, se producia a través de diferentes formas y estilos de expresión. La gran diferencia era que entonces respondia a una nueva estructura social, en la que el objetivo del arte ya habia dejado de ser el de que lo compraran el burgues, la iglesia, o el empresario, a los que el trabajo manual repugnaba, sino que su destinatario era el trabajador, que se había convertido en el centro de todo el sistema y cuyo desarrollo integral pasa a ser el principal objetivo de la cultura, la educación y, por supuesto, la economia.

Asi que el arte socialista ya no se pliega a los gustos de la minoria pudiente, y el artista no busca simplemente enriquecerse con lo que le sobra al burgués y al aristocrata del botín extraido del trabajo de los demás, sino que se imbrica en un teorico nuevo sistema de valores, en el que la explotación del hombre por el hombre no se concibe, y en el que los que crean la riqueza no son considerados con desprecio por sus parásitos, sino que se han convertido en el origen y el fin de todo el sistema productivo y en los protagonistas de toda acción política.

Por ello, los artistas dejan de representar episodios individuales de la vida de la burguesia y la aristocracia, o acontecimientos historicos provocados por los intereses propios de la clase dominante y dirigidos a su propio beneficio, para pasar a expresar lo que todos comparten: la importancia del trabajo de cada miembro de la colectividad, la fraternidad e iguales intereses de toda la clase obrera mundial, la educación de los jóvenes para seguir construyendo un futuro igualitario y mejor, o los cambios sociales y economicos que han dejado atras la epoca en la que solo unos pocos se beneficiaban de la riqueza de la nación. En resumen, se da la primacia a la vida e intereses colectivos frente a las ambiciones egoistas individuales que llevan, como comprueban actualmente cada vez con mas gravedad tanto los trabajadores rumanos como los europeos, a que se acepte y se fomente una sociedad inhumana en la que unos pocos hombres explotan y viven a costa de otros; es decir, a la barbarie capitalista.


Feszt Lazslo, El rodaje del trabajo colectivo, 1960
La exposición, como hemos dicho, muestra las creaciones culturales de la Rumanía Socialista almacenadas en los depositos del Museo de Arte de Brasov. Lamentablemente, tras el final de esta, la mayoria volvió a su lugar de origen, los sótanos, pues, como hemos dicho, la clase dominante, los que dos decadas despues del final del Socialismo viven de nuevo a costa del trabajo de la mayoria, siguen teniendo un miedo atroz a todo lo que suene a comunismo, pues saben que si los trabajadores se organizan y vuelven a ser conscientes de que la fuerza está en sus manos, se les acabaría el chollo de vivir a costa de la apropiación de los medios de producción y de la riqueza producida por la clase obrera.

En la siguiente selección de obras del Catálogo de la Exposición citada, se ven algunas muestras representativas de las obras hoy almacenadas en los depósitos del Museo de Arte de Brasov, y también se puede comprobar la evolución sufrida por el arte socialista rumano, desde las primeras expresiones comprometidas con la lucha de clases y la clase obrera de la Republica Popular Rumana, hasta el gradual desarrollo de la primacia de formatos mas simbolistas, a traves de metaforas relacionadas con la patria, el partido, etc..., paralelas a la progresiva sustitución perdida de importancia del Socialismo frente al Nacionalismo desde la llegada de Ceausescu al poder y el nacimiento de la Republica Socialista de Rumanía (1965).

En general, en la mayoria de los paises socialistas se abririan paso, tras la muerte de Stalin, nuevas ideas de caracter reformista, como la de la sociedad sin clases o la contemporeización con las potencias capitalistas, que también afectarian a las creaciones artísticas, y que darían lugar al  progresivo de una elite creciente, dentro del propio partido y del propio arte. Esta élite acabaria traicionando a su propio pueblo y  favoreciendo la reinstauración del fascismo con máscara democrática, con la unica finalidad de romper los límites a su enriquecimiento personal dentro del Socialismo, pues el sistema impedia, a pesar de sus errores y relajaciones de sus ultimos años, el desarrollo excesivo de la desigualdad (en Rumanía este proceso culminaria con el golpe de estado de diciembre de 1989, efectuado con la complicidad de esa elite que actualmente sigue ocupando los altos cargos politicos y economicos y que se ha enriquecido a costa de la destrucción de la industria y el empobrecimiento general de los trabajadores rumanos ).

Friedrich von Bömches, Acereros, 1963
Mircea Balau, Regreso a casa tras el trabajo, 1963

 Miklos Margit, Cartero, 1961
Pavel Codita, Cuadros nuevos de la fábrica Semanatoare, 1963
Tiberiu Kraus, Soldadora, 1959
Cartel de exposición del Consejo popular
de la Ciudad  Stalin
Geta Braescu, Huelga de los talleres Grivita 1933, 1963
Puia Hortensia Masichievici,
Agradecimientos al partido, 1961
Herman Morres, Escena rural, 1956
Corina Beiu Angeluta, El horno electrico, 1956
Hans Hermann, Huespedes de la URSS en un club obrero, 1953
Teodor Harsia, Otoño en la Cooperativa Agrícola, 1961
Petre Dumitrescu, Alexandru Sahia, 1950
Lia Szaz, Brigadistas, 1959
Ludovic Boroş, Retrato de un obrero, 1963
Victor Rusu Ciobanu, Electrificación, 1961
Eugen Vegh, Distribuidores de manifiestos, 1936
Avram Mentzel, La decisión plenaria, 1959
Ana Hadiac, Pionera, 1961
Bianca Podea, Visita al museo, 1960
Corina Beiu Angeluta, Futura vivienda, 1957
Ludovic Boros, Los futuros constructores aprendiendo, 1959
Ion Pacea, Campesina agitadora, 1957
Hermann Morres, En una fundición, 1956
Hans Eder, Obrero, 1948
Gy. Szabo Bela, Recuerdos de Moscu, 1960
Heynrich Schunn, Trillado , 1957
Stefan Serbanescu, Construcción de la Casa Scanteii en Bucurest, 1951
 Hans Mattis-Teusht, El leñador,(1950-60)
Eftimie Modalca, Energía eléctrica, 1964
Teodor Harsia, Otoño en la Cooperativa Agrícola, 1961
Necolai Codreanu, Celebración del 23 de agosto, 1979
Eftimie Modalca, La bandera de la victoria, 1984
Alexandru Iacubovici, 1947, 1983

Sabin Balasa, Primavera rumana, 1981
Eftimie Modalca, Estrecha unidad en torno al partido, 1971
Eftimie Modalca, Retrato de Nicolae Ceausescu, 1979
Necolai Codreanu, Celebración del 23 de agosto, 1979
Constantin Micu, Deseamos la paz, 1982
Florin Codre, Bajo los muros de la cárcel de Doftana, 1989

Viorica Kovacs Ardeleanu, Homenaje a la República, 1983


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