sábado, 27 de octubre de 2012

"ENTUSIASMO", DEL DIRECTOR SOVIÉTICO DZIGA VERTOV



Entuziazm: Simfoniya Donbassa,
Dziga Vertov
1930
URSS
65 min
35 mm, versión restaurada por Peter Kubelka en 1972.

Para su primer filme sonoro, Vertov tenía un propósito radical: explorar el sonido directo y sus posibilidades expresivas como nadie lo había hecho antes. Entuziazm es una obra única en la que los sonidos (en particular, los industriales) dialogan con voces y músicas. Muy pocos la comprendieron en su día, aunque un Chaplin entusiasmado escribió: «Jamás hubiese imaginado que unos sonidos mecánicos podían organizarse con tanta belleza. Considero Entuziazm como una de las sinfonías más conmovedoras que he oído en mi vida. Dziga Vertov es un músico. Los compositores deberían aprender de él.» El filme fue posteriormente olvidado y no se redescubrió hasta las vanguardias de 1960.

Diarios de Dziga Vertov

Encuentro con Charlie Chaplin.

Inquieto durante la proyección. Sorprendido. Ha hablado mucho del filme. A través de Montagu me ha dado una carta sobre Entusiasmo:

«Jamás hubiese imaginado que unos sonidos mecánicos podían organizarse con tanta belleza. Considero Entusiasmo como una de las sinfonías más conmovedoras que he oído en mi vida. Dziga Vertov es un músico. Los compositores deberían aprender de él y no discutirlo.

Enhorabuena.

Charlie Chaplin.»

Entusiasmo, por Dziga Vertov

He aquí, finalmente, la observación más importante.

Cuando, en el filme Entusiasmo, los sonidos industriales de la Gran Forja de la Unión Soviética llegan a la plaza, invaden la calle y acompañan con su música mecánica las gigantescas manifestaciones organizadas con ocasión de las fiestas;

cuando, por otra parte, los sonidos de las bandas militares, los clamores de las manifestaciones, las banderas y los trofeos, las estrellas rojas, las aclamaciones, las consignas de combate, los discursos de los oradores, etc., se funden con el sonido de las máquinas, el sonido de los talleres en emulación;

cuando el trabajo para suprimir la brecha en el Donbass se desarrolla ante nosotros como un «sábado comunista» ininterrumpido, como unas «jornadas de la industrialización», como una cruzada bajo el signo de la estrella roja, bajo el signo de la bandera roja;

no debemos ver eso como un defecto sino como una experiencia seria y con futuro

La puesta en marcha de nuestro filme Entusiasmo fue precedida de la «teoría del concierto de maullidos» de Hipólito Sokolov y de la negación por las autoridades de aquí y del extranjero hasta de la posibilidad de grabar los sonidos documentales. Fue precedida de la negación de la posibilidad de producir filmes sonoros de actualidades sin actores. La realización de Entusiasmo y sus resultados han significado en cierta manera la negación de esta negación. Entusiasmo no sólo ha refutado decididamente la «teoría del concierto de maullidos» y las demás «teorías» antinoticiarios, sino que ha abierto de par en par la puerta a la producción de noticiarios sonoros, a la producción de filmes noticiarios sonoros sin actores; de igual manera, ha abierto el camino a la producción futura de filmes documentales sonoros y visuales rodados a distancia.

El filme Entusiasmo tiene defectos. ¿Cómo explicarlos? Se explican en gran medida por el foso que, en el momento de la producción del filme, se abrió entre nuestros planes, nuestra voluntad de rodar y de montar el filme, y el estado técnico del cine sonoro a principios de 1930. Nos adelantamos demasiado en nuestros planes y nuestros proyectos a nuestras posibilidades técnicas y de organización. No tuvimos en cuenta todos los obstáculos que se alzaban ante la producción del filme. Hay que decir que cada uno de los obstáculos que encontrábamos bastaba por sí solo para demoler e interrumpir nuestro trabajo.

No retrocedimos ante los obstáculos: los superamos. No seguimos la línea de menor dificultad ni para rodar ni para montar. Y esto nos acarreó un considerable perjuicio.

En mi opinión, hay que referirse a estos defectos como a los de un filme un poco mutilado en el combate. Desgarrado. Ronco. Cubierto de heridas. Pero un filme que, pese a todo, no ha retrocedido ante ninguna dificultad.

¿Cuál ha sido la actitud de parte de nuestros críticos respecto a él?

O bien una actitud profesoral: todo lo que no era «sostenido», todo lo que no era «bemol», en una palabra, todo lo que no era «dorremifasólico» fue bautizado sin discusión como «cacofonía». O bien nos topamos con una crítica sorda: sólo criticaba la parte visual del filme mientras dejaba de lado el contenido sonoro. O también nos encontramos con una crítica «pro-actor», digamos una crítica formalista, que, situándose como adversario del formalismo, busca laboriosamente y vitupera tal o cual hallazgo formal en el filme. O finalmente con una crítica antinoticiario, antifilme sin actores, es decir, con los autores de la «teoría del concierto de maullidos» que, a título de autodefensa, demuestran, con espumarajos en la boca, que Entusiasmo es precisamente un «concierto de maullidos», cosa que demuestra que la teoría en cuestión es justa y confirmada, y que patatín y patatán.

Para el equipo del filme Entusiasmo, y creo que para todos los cineastas del filme noticiario, tendría un enorme interés un análisis multilateral (y no unilateral) de este filme. Y no sólo de Entusiasmo como de una «obra en sí», sino de todo el trabajo ligado a la producción de este filme, de todo el trabajo que hemos realizado para hacer pasar el cine de los raíles del mudo a los raíles del sonoro en nuestra rama de la industria cinematográfica socialista, que denominamos filme noticiario, filme documental o filme sin actores.

Dziga Vertov, Memorias de un cineasta bolchevique, Barcelona: Ediciones Labor, 1974.

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