George Grosz
A OSKAR PANIZZA
1917-1918
Oleo sobre lienzo
Oleo sobre lienzo
140 x 110 cm
Stuggart, Galeria Estatal
Stuggart, Galeria Estatal
GEORGE GROSZ comprometió su arte políticamente en
mayor medida que nadie, más incluso que su futuro amigo Dix, pero nunca
lo hizo en el sentido de una política partidista, ni siquiera cuando en
1918 se afilió al partido comunista. Desde 1909, cuando estudiaba en la
Academia de Dresde, siguió atentamente las actividades de Die Brücke y poco
después las de Die Blauer Reiter. Como cualquier otro artista joven alemán
adscrito a la vanguardia, conocía bien esta y otras tendencias internacionales
progresistas.
En noviembre de 1914, Grosz se alistó con retraso en el
ejército y seis meses después era declarado inútil para el servicio. Durante
aquel medio año desarrolló un odio profundo a la guerra y al ejército que no
tardaría en extender a los vencedores de la guerra. En enero de 1917 fue
llamado de nuevo a filas, pero al día siguiente ingresó en el hospital
militar y unas semanas después tuvo que ser internado en un centro de
enfermedades nerviosas. Durante la guerra Grosz abordó los temas relacionados
con el circo y las variedades, el asesinato y el crimen, la guerra y la gran
ciudad: esta última era para Grosz sinónimo de mundo desquiciado.
A Oskar Panizza
es una de las obras más destacadas sobre este tema. Su agresividad no
reside únicamente en los motivos y se manifiesta en el color, expresivo y
rojo vivo, y en las fuentes corrientes de energía de la composición. También
la arquitectura se subordina a la arrasadora dinámica. Recuerda la resaca
espacial y los edificios tambaleantes y a punto de derrumbarse del cine
expresionista. Una masa de figuras cúbicamente simplificadas y entrecruzadas
rueda por una infinita alineación urbana. El caos de las gentes que se
acosan y tropiezan grotescamente entre sí se caracteriza por la desorientación.
Grosz mezcla el futurismo y el cubismo con unas gotas de
James Ensor para obtener un brebaje en ebullición salvaje y de altísima
gradación, en la frontera entre el dadaísmo y el expresionismo. Su cuadro
urbano es un homenaje al médico y escritor expresionista OskarPanizza (1853-1921) cuyos ataques satíricos al Estado y a
la iglesia tanto le complacían. Poco antes el futurista italiano Carlo Carrà (1886-1966)
había pintado un entierro "político" similar que degeneró en una
batalla campal. Ahora bien, el frenético ir y venir de la gente alrededor de un
féretro en el que se agazapa la muerte bebiendo aguardiente no constituye
para Grosz un simple pretexto para confiar pictóricamente el entusiasmo al
caos de las cosas, sino que le permite reflejar cómo se produce el caos en la
espesura de la ciudad, donde los locales nocturnos y los edificios de
oficinas ahogan la pequeña iglesia. Un viejo militar condecorado blande el
sable , un clérigo con cara de luna alza patéticamente su cruz y el empleado
con cabeza de carnero de la izquierda es una muestra del comportamiento gregario.
El letrero lumínico "HEUTE TANZ"
( hoy baile ) que aparece sobre la puerta de la entrada , junto al féretro
es significativo: una danza de la muerte moderna. El mismo Grosz dejó
escrito: "En una calle extraña avanza de noche una procesión infernal de
figuras deshumanizadas, en sus rostros se reflejan el alcohol, la
sífilis, la peste (...) Esta fue una protesta contra una humanidad que se
ha vuelto loca".
El resto de su obra se mueve entre el dadaísmo y la Nueva
Objetividad o el verismo socialmente crítico y prescinde de los elementos
formales del expresionismo, aunque conserve su fuerza satírica y acusadora. De
ahí que la "humanidad enloquecida " no tardase en salir en su busca: en
1933 fue una de las primeras víctimas del terrorismos artístico nazi. Grosz
emigró a Estados Unidos donde en 1938 obtuvo la nacionalidad
norteamericana.
Fuente: Pinturas
Famosas
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