Por Mario Casasús *
El poeta chileno Pablo Neruda (1904-1973), premio Nobel de literatura 1971, expresó claramente, antes de morir en circunstancias controvertidas el 23 de septiembre de 1973, su deseo de que una parte de sus bienes y sus derechos de autor sirvieran para constituir la Fundación Cantalao, sin ánimo de lucro. Pero no tuvo tiempo de consignarlo en su testamento. Este fallo jurídico ha permitido la creación de una Fundación Neruda cuyo espíritu se halla, según el autor de este artículo, en contradicción con los valores que siempre defendió el poeta.
“Pablo Neruda descubre al indígena fuera de Chile, en el muralismo mexicano -por decirlo simbólicamente- y en los peruanos quechuas, discípulos de Mariátegui, que lo acompañan a visitar Machu Picchu” (1). A su vez, el Canto general es el fruto directo y la continuación de España en el corazón… porque, en Madrid, escribió y se publicó por primera vez el poema Explico algunas cosas, su ‘primer poema proletario’” (2). Pablo Neruda nunca volvió a ser el mismo después de ambas experiencias, la mexicana y la española. De los muralistas aprendió la generosidad y con la Guerra Civil adquirió el compromiso social en su poesía y su quehacer diplomático. El barco Winnipeg fue el puerto de partida. A pesar de la derrota de la República, Neruda regresó a Barcelona en abril de 1967 y en junio de 1970, y al aeropuerto madrileño de Barajas en noviembre de 1972.
Ese mismo mes, el día 21, Neruda aterrizó en el aeropuerto de Pudahuel, en Santiago de Chile, el gobierno de Salvador Allende lo recibía con el mejor regalo para conmemorar el Nobel de Literatura: había editado la Antología Popular 1972, una selección de poemas reunidos por Neruda y Homero Arce. La intención era imprimir un millón de ejemplares, todos con carácter gratuito, para ser repartidos en escuelas, sindicatos, bibliotecas, incluso entre las Fuerzas Armadas. La víspera, 20 de noviembre de 1972, había salido la primera tirada de 150.000 ejemplares. El copyright aclara los términos del contrato: “Pablo Neruda no percibirá derecho alguno por la publicación de esta obra. Por su parte, la Editorial Losada SA propietaria del copyright de todos los libros del autor en idioma español, ha renunciado también a todo beneficio económico en esta edición. Este libro no puede ser puesto en venta. Su finalidad es la de que llegue de forma gratuita al pueblo chileno”. Es la penúltima donación que hizo Neruda al país austral.
El primer legado de Neruda fue su biblioteca y la invaluable colección de caracolas. El 20 de junio de 1954, la Universidad de Chile recibió 3.500 títulos, entre primeras ediciones y libros autografiados. La última voluntad del poeta fue legar en herencia sus derechos de autor (copyright) y un terreno en Punta de Tralca a la Fundación Cantalao: “Una Fundación de beneficencia sin fines de lucro cuyo objetivo será la propagación de las letras, las artes y las ciencias, en especial en el litoral comprendido entre San Antonio y Valparaíso…” En el artículo quinto relativo a la composición del Consejo Directivo y Ejecutivo dice lo siguiente: “Se compondría de dos representantes de Pablo Neruda, de los rectores de la Universidad de Chile, de la Universidad Católica y de la Universidad Técnica del Estado, un representante de la Central Unitaria de Trabajadores y un representante de la Sociedad de Escritores de Chile” (3).
El Directorio de la Fundación Cantalao refleja la pluralidad de voces, el afán académico y el perfil político que deseaba Neruda para la administración de su copyright, de su biblioteca y de sus bienes inmobiliarios. Si todavía queda alguna duda, años atrás, había redactado un testamento poético:
“Dejo a los sindicatos / del cobre, del carbón y del salitre / mi casa junto al mar de Isla Negra./ Quiero que allí reposen los maltratados hijos / de mi patria, saqueada por hachas y traidores, / desbaratada en su sagrada sangre, / consumida en volcánicos harapos” (4).
Sin embargo, Neruda falleció de un shock cardíaco, el 23 de septiembre de 1973, el presunto asesinato -mediante una inyección- ocurrió en la Clínica Santa María de Santiago. El poeta quedó intestado y su última voluntad ha sido traicionada.
La viuda, Matilde Urrutia, encargó al abogado Juan Agustín Figueroa los nuevos Estatutos de la Fundación Neruda, sin dejar constancia de las cláusulas que permitieran el rescate del legado una vez concluida la dictadura de Augusto Pinochet. En enero de 1985, muere la “viuda negra”, Matilde Urrutia, dejando como Presidente Vitalicio de la Fundación Neruda a Juan Agustín Figueroa, desmantelando así cualquier posibilidad de respetar la última voluntad del Nobel chileno.
Por el contrario, la sistemática violación de la filosofía nerudiana consistió en el peor destino del copyright: “La Fundación Neruda invierte gran parte de su capital en la empresa Cristalería Chile, es la última determinación del directorio de esa Fundación, que no ha trascendido a la prensa nacional e internacional por la enorme influencia de Ricardo Claro Valdés y el buen nombre de la Fundación Neruda. Se trata de una inversión inicial de 1.300 millones de pesos chilenos (1,8 millones de euros), y si estimamos que, cada año, visitan las casas de Neruda alrededor de 100 mil personas -cifras oficiales- (x 2,500 pesos chilenos) Cristalerías Chile tiene garantizados 250 millones de pesos chilenos anuales (342.500 euros) sin mencionar los ingresos por el cobro de cada libro de Neruda que se venda en cualquier parte de la Tierra o idioma imaginable” (5).
Ricardo Claro Valdés fue asesor del ministro de Relaciones Exteriores de Pinochet desde el 12 de septiembre de 1973. El peor de los pinochetistas terminó siendo albacea del copyright de Neruda; según dice el refrán: “Dios los cría y ellos se juntan”, Ricardo Claro Valdés y Juan Agustín Figueroa estudiaron derecho -en la década de 1950-, el mayor “aporte” de Figueroa fue aplicar -por primera vez en la historia de Chile- la Ley Antiterrorista en contra de dos campesinos mapuches, encarcelados en 2003. Por otra parte, los rectores de las universidades chilenas nunca fueron convocados al Consejo de Administración de la Fundación Neruda, tampoco la Sociedad de Escritores de Chile, ni la Central Unitaria de Trabajadores; en su lugar, Juan Agustín Figueroa designó directora a su esposa Marcela Elgueta (fallecida), a su mejor amigo Raúl Bulnes, a un abogado del despacho Figueroa & Asociados, y algunos vasallos pseudo-intelectuales que han permitido la usurpación y el asesinato ideológico de Neruda, a excepción del escritor chileno Jorge Edwards, quien renunció a la Fundación, porque: “Estos gallos pasaban en reunionitis y compromisos sociales; yo les advertí muchas cosas en las que estaba en desacuerdo y nunca me dieron pelota con las cosas culturales que les propuse, parecían estalinistas, comisarios y son todos capitalistas; esto ya es una empresa cultural bastante rasca (ordinaria) que no se preocupa de lo literario. En el fondo no le hace ningún bien a Neruda” (6).
La editorial española EDAF -vinculada al Partido Popular de José María Aznar y Mariano Rajoy- falsificó la Antología Popular de Neruda, haciéndola pasar como “Antología Póstuma”. Lo denuncié durante el Centenario de Neruda: “La portada original incluye la fecha de realización “1972″ -la reedición de EDAF, deja entrever que la Antología Popular de Neruda se terminó en 1973… Para su versión de lujo se inventaron una portada con una fotografía de Pablo Neruda y el título Antología Póstuma. La contraportada de la Antología Popular 1972 fue eliminada, allí aparecía el responsable de la misma: el Ministerio de Educación de la Unidad Popular (UP).
La editorial EDAF se vale de una carta de Neruda a Salvador Allende (6 de septiembre de 1972), para incluirla en su Antología Póstuma como argumento de que el proyecto presentado al gobierno de la UP nunca se realizó. La carta ha sido plagiada de las Obras Completas, Nerudiana Dispersa Tomo II, compiladas por Hernán Loyola. EDAF manipula la información y fechas, el uso de la carta es inadmisible, la edición original no contempla la correspondencia privada entre Neruda y Allende, basta con citar el copyright para comprobar que la voluntad de Neruda es regalar su obra al pueblo chileno. En el colofón de la edición de EDAF se eliminan dos renglones (también de un valor histórico).
Según EDAF, la Antología Póstuma de Neruda, fue preparada en Francia con ayuda de Homero Arce (hecho real), pero los dos renglones siguientes de la Antología Popular 1972 dicen la fecha exacta de terminación (20 de noviembre de 1972) y el lugar de impresión (Talleres Gráficos García, Santiago de Chile). Si se le quitan esos dos renglones, uno puede suponer que el golpe de Estado de 1973 interrumpió la realización de la Antología Popular 1972 de Neruda y por lo tanto se trataría de una “antología inédita o póstuma”(7).
La Fundación Neruda autorizó el plagio cometido por EDAF, ocasionándole una crisis de credibilidad a doña Carmen Balcells (la legendaria agente literaria de Neruda). Juan Agustín Figueroa se opone al carácter gratuito de la Antología Popular 1972, hasta tal punto que demandó al editor chileno Raúl Valdivia por haber digitalizado -en formato pdf- la Antología Popular. La idea del editor era que cualquier persona pudiera descargar el archivo y así cumplir con el espíritu de un millón de antologías gratuitas… La Fundación Neruda desistió de la querella en contra del editor Raúl Valdivia, porque Juan Agustín Figueroa y su séquito no son propietarios del seudónimo adoptado por Neftalí Reyes (nombre verdadero de ‘Pablo Neruda’).
El abogado Rodolfo Reyes -sobrino directo de Neruda- presentó una contrademanda en perjuicio del Presidente Vitalicio de la Fundación: “Ya hemos perdido la confianza con Juan Agustín Figueroa, así que me veré obligado directamente a manejar los derechos de autor sobre la obra de Pablo Neruda que nos corresponde como herederos… Atendido que toda Fundación, y ésta en especial señala no tener fines de lucro, es de urgencia y resulta evidente, que exista una transparencia de información, una política clara y que no indique equívocos; atendido además todos los privilegios tributarios, donaciones y otros ingresos que perciben la Fundación Neruda, y que se desconocen” (8). A espaldas de los familiares consanguíneos del poeta, Juan Agustín Figueroa lucra en todos los ámbitos -no sólo en el político y bursátil- autorizando el marketing a la lujosa cadena de Hoteles Neruda, a las marcas de chocolate y vino tinto “Neruda”, hasta en el Aeropuerto de Pudahuel hay un Salón VIP Neruda (sic). La única posibilidad de recuperar la herencia del poeta para Chile sería que los rectores universitarios, la Sociedad de Escritores y la Central sindical reclamen su participación en el Consejo de Administración de la Fundación Neruda, junto a los familiares consanguíneos del Nobel Neftalí Reyes y al Partido Comunista de Chile.
Sobre la querella para esclarecer el presunto asesinato de Neruda, Juan Agustín Figueroa dijo: “La exhumación sería una profanación” (9). Al respecto del copyright opinó: “Nunca hemos hecho inversiones en actividades que podrían ser éticamente reprochables, como en bombas de racimo o seguros de vida de personas que están cercanas a la muerte” (10). La viuda Matilde Urrutia contó: “Nunca olvidaré la cara de mi amigo Juan Agustín Figueroa cuando comenzó a investigar los bienes: ‘¿Qué acciones tiene?’ -me preguntó. ‘Dime Matilde, ¿y el dinero del bullado Premio Nobel?’” (11). El Presidente Vitalicio de la Fundación Neruda no pierde la oportunidad de plasmar su intención para alejarnos cada vez más de Cantalao. México y España son las residencias fundacionales de Neruda, ¿Dirán acaso algún día: esta boca es mía?, ¿Dejaremos pasar el secuestro de un legado?, ¿Invocaremos el nombre de Neruda en vano?
NOTAS:
(1) Entrevista del autor con Jaime Concha, Clarín de Chile, 20 de febrero de 2007.
(2) Entrevista del autor con Julio Gálvez, Clarín de Chile, 18 de diciembre de 2011.
(3) Estatutos de la Fundación Cantalao, Notaria pública de Casablanca, 9 de mayo de 1973.
(4) Poema Testamento. Canto general, México, 1950.
(5) Mario Casasús, “La gestión de la Fundación Neruda”, Clarín de Chile, 11 de agosto de 2005.
(6) Jorge Edwards, “Oda al dinero”, La Nación de Chile, 9 de junio de 2006.
(7) Entrevista del autor con Jorge Luis Espinosa, El Universal de México, 24 de octubre de 2004.
(8) Entrevista del autor con Rodolfo Reyes, Clarín de Chile, 2 de abril de 2009.
(9) La Nación de Chile, 7 de diciembre de 2011.
(10) “Oda al dinero”, La Nación de Chile, 9 de junio de 2006.
(11) Matilde Urrutia, Mi vida junto a Pablo Neruda, Seix Barral, Barcelona, 1986.
* Periodista. Corresponsal del diario Clarín de Chile en México. Coautor de la antología El exilio latinoamericano en México (UNAM, México, 2008). En la actualidad escribe un libro sobre el presunto asesinato de Pablo Neruda y el secuestro de su legado.
Fuente: Cubadebate
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