domingo, 18 de marzo de 2012
"BLANCO SOBRE BLANCO", DE MALEVICH
Cuadrado blanco sobre fondo blanco
K. Malévich
1918
78,7 x 78,7 cm
Óleo sobre tela
Museum of Modern Art de Nueva York
Cuando el pintor ruso Malevich visitó la exposición Arte no objetivo y suprematismo en 1919 pudo contemplar seis años de su trabajo más radical, en el que confluían revolución artística y revolución política. Malevich expuso una serie de cuadros casi enteramente blancos. Sólo pequeñas variaciones de textura y color revelaban las formas geométricas que se desvanecían en un espacio profundo y blanco antes de volver a ser visibles.
Composición suprematista: Blanco sobre blanco, que forma parte hoy de la colección del Museo de Arte Moderno de Nueva York, es el cuadro más extremado y más influyente de esta serie. Su figura central forma casi un cuadrado, inscrito en el cuadrado del lienzo, que parece flotar ingrávido en una extensión ilimitada de luz. Esta pintura radical ejerció un profundo efecto en Rusia, en Polonia, en Alemania y en Holanda, y finalmente en los Estados Unidos, donde se expuso por primera vez en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1935.
Algunos estudiosos han calificado su audacia, su rigor y su energía de sublimes y espirituales, en el límite de la existencia. Ha sido admirada internacionalmente por los artistas minimalistas. ¿Pero cómo puede un cuadro que es casi puro blanco ser tan potente e importante? ¿Qué significa?
Hacia 1919 Malevich era un artista serio e innovador, a mitad de camino de su carrera y comprometido con la Revolución Rusa. Había estudiado la pintura impresionista, postimpresionista e incluso cubista en las colecciones de acaudalados hombres de negocios moscovitas. En vísperas de la Gran Guerra Malevich era un artista radical y experimental cuya obra oscilaba entre los modelos occidentales y las raíces rusas. Con los pintores Larionov y Goncharova, que pronto iban a trabajar para los Ballets Rusos de Diaghilev en París, se había convertido en una figura central del futurismo ruso, que combinaba temas campesinos, ideas místicas y las últimas especulaciones científicas sobre la naturaleza del tiempo y del espacio. La velocidad sensacional del transporte mecanizado exigía nuevas perspectivas que formaron la base de los “nuevos sistemas en el arte” de Malevich. Pensaba que la evolución humana atravesaba un período de aceleración en relación con la maquinaria. Como él dijo, el aeroplano había salido del cascarón del tren expreso. Al emprender el vuelo la humanidad había comenzado una nueva era.
En una ópera futurista, Victoria sobre el sol, que tuvo sólo dos representaciones en San Petersburgo en 1913, Malevich escenificó la captura del sol y el final de su tiranía sobre los ritmos de la vida humana. La alternativa yacía detrás del horizonte, flotanto ingrávida a través del espacio. El espacio blanco de Malevich.
Malevich puso en marcha su más drástica propuesta pictórica durante la I Guerra Mundial. La dio a conocer en 1915, en la exposición 0.10, La última exposición futurista, dominada por una pintura de un cuadrado negro. A este estilo le dio el nombre de suprematismo. En los cuadros dispuso sobre un fondo blanco formas geométricas en negro, en colores brillantes y, tres años después, en blanco. Las formas geométricas dan la impresión de volar sobre un espacio luminoso, eterno, sin límites, sin principio ni fin. Este nuevo y dinámico sistema pictórico tuvo muchos seguidores.
La Revolución Rusa reconoció por un breve período de tiempo, después de 1917, en el suprematismo un estilo que podía serle de utilidad. Malevich se situó pronto entre los líderes de la revolución cultural que marcó los primeros años del gobierno bolchevique. Este estilo limpio, dinámico, con su visión nueva, podía adaptarse a efectos políticos. Malevich y sus seguidores produjeron multitud de diseños suprematistas de carteles de propaganda, escenografías teatrales, cerámicas, vestidos y proyectos arquitectónicos.
Pero Malevich era ante todo un artista visionario, si bien ligado a la revolución política. Sus cuadros sugerían vuelos extáticos a través de un espacio sin límites. Buscando un equivalente pictórico a una sensación de infinito, comenzó en 1918 una serie final de cuadros suprematistas, Blanco sobre blanco, en la que las formas se evaporan en el espacio como si la materia pudiera desvanecerse en la nada y el espacio henchirse de una energía invisible. La claridad de esta visión confiere capacidad de convicción a Blanco sobre blanco: es un cuadro para una era de nuevas perspectivas en la física, en la política y en la evolución.
Malevich volvió a exponer esta obra en Moscú en diciembre de 1919. Menos de una década más tarde se le consideraría un místico inútil en un mundo materialista. Se le permitió viajar en 1927 a Polonia y después a Alemania, donde visitó la Bauhaus y donde acordó dejar sus cuadros. Composición suprematista: Blanco sobre blanco estaba entre ellos. Regresó a un incierto futuro en Rusia sin sus obras. Malevich murió el 15 de mayo de 1935. Su tumba quedó marcada con un cuadrado negro, signo del fin de una vieja era y del inicio de otra nueva.
John MILNER
John Milner es profesor de Historia del Arte en la Universidad de Newcastle, Inglaterra, y gran experto en el arte revolucionario y vanguardista soviético. Entre sus publicaciones figuran Piet Mondrian (1992), A Dictionary of Russian and SovietArtists (1993) y Kazimir Malevich and the Art of Mathematics (1999).
Fuente: El Cultural
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