lunes, 21 de marzo de 2011

DORA: UNA VIDA CONSAGRADA A LAS LETRAS Y LA JUSTICIA


Un 21 de marzo de 2001, a los 90 años de edad, falleció en La Habana Dora Alonso, lo cual constituyó una sensible pérdida para las letras y la cultura cubanas.

Nacida el 22 de diciembre de 1910 en el poblado de Máximo Gómez, en la provincia de Matanzas, la prestigiosa escritora ejerció el periodismo y, en particular, dedicó buena parte de su obra literaria a los niños, adolescentes y jóvenes.

Títulos como El Cochero Azul, Pelusín del Monte, Guille, La Pájara Pinta, El Pipisigallo y Martín Colorín, han sido libros de cabecera también de quienes peinamos canas. Como narradora y poeta cautivó a varias generaciones de cubanos.

Diversas novelas para la radio y la televisión y obras de teatro para niños surgieron de igual modo de su talento creador, razón por la cual mereció dos veces el Premio Casa de las Américas y recibió, por la trascendencia de su vasta obra literaria, el Premio Nacional de Literatura y otros reconocimientos tales como la Orden Félix Varela de primer grado y el Premio Mundial de Literatura Infantil José Martí.

Su prolífica obra, de intenso arraigo popular, logró trascender con creces hasta convertirla en paradigma literario nacional.

Doralina de la Caridad Alonso y Pérez Corcho, como reza en su acta de nacimiento, fue una muchacha precoz e imaginativa, que asimiló de sus padres el amor por los animales y la naturaleza.

En una entrevista concedida a la Revista Bohemia confesó que otro personaje que marcaría su infancia, signada por la oralidad y el descubrimiento, fue José Martí.

Debió formarse de manera autodidacta a través de los años, dada su voluntad. Siempre tuvo un afán perenne de lectura.

Dora Alonso se indentificó con las causas justas. Aunque su vocación social se canalizó mayormente mediante la palabra escrita, en la década del 30 del pasado siglo, se relacionó con los movimientos de lucha, como militante de la Joven Cuba y del partido Unión Revolucionaria, en el que permaneció hasta 1938.

También por entonces cultivó el periodismo de denuncia, como corresponsal del periódico Prensa Libre, de Cárdenas, en una modalidad que llamaba "periodismo activo de barricada", hasta que un coronel de provincia, molesto con sus artículos, la mandó a arrestar. Así pasó a la lucha clandestina.

Cuando el director Manuel Braña le encargó escribir un editorial a favor del dictador español Francisco Franco, Dora se negó y quedó despedida, sin importarle los 40 pesos que por entonces garantizaban su subsistencia.

Durante su etapa militante y combativa, uno de los propósitos que la animaba en el periodismo era dar a conocer la realidad de las cosas y la gente.

La denuncia del latifundismo, el racismo, el desamparo del pueblo, el analfabetismo de una parte, y de la otra la exaltación de los valores patrios le sirvieron de base a toda su obra radial.

Como parte del equipo de BOHEMIA, escribió legendarios reportajes sobre las primeras armas que llegaron a Cuba luego del triunfo de la Revolución, la Campaña de Alfabetización, el bombardeo a Santiago de Cuba y el ataque a Playa Girón.

Su faceta de corresponsal de guerra llegó casi de casualidad, pues las bombas la tomaron de sorpresa en Manzanillo mientras realizaba una entrevista a la madre del combatiente revolucionario Manuel Piti Fajardo.

Dora Alonso se despidió del mundo terrenal robada por el cáncer. Ella pidió que la incineraran y esparcieran sus cenizas en el valle de Viñales, uno de sus paisajes preferidos y donde había sido muy feliz.

En una ocasión cuando le preguntaron cómo le gustaría ser recordada la escritora respondió: "Como la Dora humana, como la amiga Dora".

Escritora del pueblo, fue el mejor calificativo que aceptó y la mejor medalla que con la que ella soñó.

Fuente: Idania Rodríguez Echevarría (Cubarte)

PÁGINA DE DORA ALONSO EN CUBA LITERARIA: http://www.cubaliteraria.cu/autor/dora_alonso/index.htm

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