EL ANGEL DE LA HISTORIA
Un volumen reúne nuevas traducciones de textos de Benjamin. Insoslayables clásicos sobre la politización del arte y la estetización de la política por el fascismo.
Por Mariano Dorr
En el número 97 de ramona (revista de artes visuales) correspondiente a diciembre de 2009, José Fernández Vega reflexionó en torno de la muestra de buena parte de la obra de Warhol (Mr. América) que acaba de ser retirada del Malba. Para dar cuenta de las series tan típicamente warholianas, Fernández Vega hace referencia a Walter Benjamin: se trata de la capacidad técnica de la reproducción del arte y la consecuente pérdida del aura. Inmediatamente, en una nota al pie, celebra la nueva traducción –realizada en la Argentina– del texto de Benjamin, a cargo de Tomás Bartoletti y Julián Fava. Mucho se ha escrito sobre las malas traducciones disponibles del ensayo sobre la reproductibilidad técnica. Esta nueva traducción (directa del alemán) incluye tres textos indiscutiblemente clásicos: Para una crítica de la violencia, el ya aludido La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica y Sobre el concepto de historia, las geniales tesis de filosofía de la historia. Contiene también (bajo el título de Teorías de fascismo alemán) una reseña crítica de Guerra y guerreros, editado por Ernst Jünger. El prólogo de Ralph Buchenhorst (doctor en Filosofía por la Universidad de Viena, especialista en la obra de Benjamin) adelanta un tema común a los textos seleccionados: “la rígida intervención del fascismo en el mundo cotidiano”. En el ensayo sobre el narrador, Walter Benjamin escribió que –tras la Primera Guerra Mundial– aquellos que regresaron del campo de batalla “en lugar de retornar más ricos en experiencias comunicables, volvían empobrecidos”, enmudecidos. En Teorías del fascismo alemán Benjamin hace una crítica a la mística de la guerra, a la idea alemana de derrota como victoria interior (espiritual), al “paisaje del frente de batalla”: “Los autores hablan con gusto y énfasis de la Primera Guerra Mundial (...), casi nos hacen creer que el uniforme es para ellos la meta más importante, aquella anhelada de todo corazón”, escribe Benjamin. El fascismo lleva a cabo una transposición de la tesis del arte por el arte a la guerra. Esto mismo afirmaba el autor en el último párrafo del ensayo sobre la época de la reproductibilidad técnica de la obra de arte. A la estetización de la política que el fascismo practica –escribió entonces Benjamin–, el comunismo le responde con la politización del arte. Arte, historia y política se conjugan en el último ensayo de esta selección, Sobre el concepto de historia. Allí aparece el célebre ángel de Paul Klee: “Hay un cuadro de Klee llamado Angelus Novus. En él se representa a un ángel que parecería estar a punto de alejarse de algo que lo aterroriza. Sus ojos y su boca están abiertos de forma exagerada y sus alas, extendidas. Este debe ser el aspecto del ángel de la historia. Es el ángel que ha vuelto el rostro hacia el pasado”. Donde nosotros vemos una cadena de acontecimientos, el ángel ve una única catástrofe, ruinas sobre ruinas: “Este ángel querría detenerse, despertar a los muertos y reunir lo destrozado. Pero desde el Paraíso sopla un huracán que, como se envuelve en sus alas, no le dejará plegarlas otra vez”. Este huracán que arrastra al ángel hacia el futuro (que le da la espalda) es lo que llamamos progreso, dice Benjamin. Los cuatro ensayos aquí reunidos presentan a un Benjamin revolucionario y, al mismo tiempo, clásico. Ya no es posible pensar la dimensión política del arte sin Benjamin. La traducción de sus textos (y más aún, de aquellos que circulaban ya pero en malas traducciones) es también un modo de llevar a cabo una politización del arte, un acto benjaminiano, siempre contra el fascismo.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-3774-2010-03-31.html
Por Mariano Dorr
En el número 97 de ramona (revista de artes visuales) correspondiente a diciembre de 2009, José Fernández Vega reflexionó en torno de la muestra de buena parte de la obra de Warhol (Mr. América) que acaba de ser retirada del Malba. Para dar cuenta de las series tan típicamente warholianas, Fernández Vega hace referencia a Walter Benjamin: se trata de la capacidad técnica de la reproducción del arte y la consecuente pérdida del aura. Inmediatamente, en una nota al pie, celebra la nueva traducción –realizada en la Argentina– del texto de Benjamin, a cargo de Tomás Bartoletti y Julián Fava. Mucho se ha escrito sobre las malas traducciones disponibles del ensayo sobre la reproductibilidad técnica. Esta nueva traducción (directa del alemán) incluye tres textos indiscutiblemente clásicos: Para una crítica de la violencia, el ya aludido La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica y Sobre el concepto de historia, las geniales tesis de filosofía de la historia. Contiene también (bajo el título de Teorías de fascismo alemán) una reseña crítica de Guerra y guerreros, editado por Ernst Jünger. El prólogo de Ralph Buchenhorst (doctor en Filosofía por la Universidad de Viena, especialista en la obra de Benjamin) adelanta un tema común a los textos seleccionados: “la rígida intervención del fascismo en el mundo cotidiano”. En el ensayo sobre el narrador, Walter Benjamin escribió que –tras la Primera Guerra Mundial– aquellos que regresaron del campo de batalla “en lugar de retornar más ricos en experiencias comunicables, volvían empobrecidos”, enmudecidos. En Teorías del fascismo alemán Benjamin hace una crítica a la mística de la guerra, a la idea alemana de derrota como victoria interior (espiritual), al “paisaje del frente de batalla”: “Los autores hablan con gusto y énfasis de la Primera Guerra Mundial (...), casi nos hacen creer que el uniforme es para ellos la meta más importante, aquella anhelada de todo corazón”, escribe Benjamin. El fascismo lleva a cabo una transposición de la tesis del arte por el arte a la guerra. Esto mismo afirmaba el autor en el último párrafo del ensayo sobre la época de la reproductibilidad técnica de la obra de arte. A la estetización de la política que el fascismo practica –escribió entonces Benjamin–, el comunismo le responde con la politización del arte. Arte, historia y política se conjugan en el último ensayo de esta selección, Sobre el concepto de historia. Allí aparece el célebre ángel de Paul Klee: “Hay un cuadro de Klee llamado Angelus Novus. En él se representa a un ángel que parecería estar a punto de alejarse de algo que lo aterroriza. Sus ojos y su boca están abiertos de forma exagerada y sus alas, extendidas. Este debe ser el aspecto del ángel de la historia. Es el ángel que ha vuelto el rostro hacia el pasado”. Donde nosotros vemos una cadena de acontecimientos, el ángel ve una única catástrofe, ruinas sobre ruinas: “Este ángel querría detenerse, despertar a los muertos y reunir lo destrozado. Pero desde el Paraíso sopla un huracán que, como se envuelve en sus alas, no le dejará plegarlas otra vez”. Este huracán que arrastra al ángel hacia el futuro (que le da la espalda) es lo que llamamos progreso, dice Benjamin. Los cuatro ensayos aquí reunidos presentan a un Benjamin revolucionario y, al mismo tiempo, clásico. Ya no es posible pensar la dimensión política del arte sin Benjamin. La traducción de sus textos (y más aún, de aquellos que circulaban ya pero en malas traducciones) es también un modo de llevar a cabo una politización del arte, un acto benjaminiano, siempre contra el fascismo.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-3774-2010-03-31.html
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