sábado, 3 de abril de 2010

EL MOMA ANALIZA LA EVOLUCIÓN DE PICASSO EN SUS GRABADOS


‘Picasso: temas y variaciones’ es el título de la exposición con la que el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) analiza la evolución del maestro español en una faceta en la que "no es tan conocido como la de pintor”. Así lo explica Deborah Wye, comisaria de la muestra, quien asegura que Pablo Picasso “cambió realmente el formato y lo revolucionó". Wye ha reunido un centenar de grabados al aguafuerte, litografías y linóleos de principios del siglo XX.

El MoMA posee más de 1.000 grabados de Picasso, pero en esta ocasión se concentra en sus series temáticas y en la evolución de las composiciones en todas sus fases. "Los grabados permiten ver con claridad esa parte fundamental de su obra, ya que se pueden documentar las diferentes etapas" por las que evolucionó el artista, señaló la comisaria, que pone como ejemplo algunas litografías que empiezan mostrando la figura de un toro hasta convertirse en unas pocas líneas abstractas.

Las cambiantes interpretaciones que hacía Picasso de las mujeres y lo que ellas representaron en su vida se reflejan también en los grabados elegidos para una exposición que explora los periodos azul y rosa, que desembocarían en el Cubismo. Cada vez que el maestro se involucraba sentimentalmente con una mujer, convertía a ésta en parte de su vocabulario artístico y reflejaba su figura y sus cambios respecto a ella en las obras que realizaba.

Entre las piezas expuestas se incluyen algunos de los grabados que Picasso dedicó a Madeleine, una joven de la que sólo se conoce el nombre de pila, y otros inspirados en Jacqueline Roque, su segunda esposa, y que están elaborados mediante cortes de linóleo. También hay grabados de Marie-Thérèse Walter, que fue su modelo, compañera y madre de su hija Maya; de la bailarina Olga Khokhlova, su primera esposa; de la fotógrafa y pintora Dora Maar y de la pintora y escritora Françoises Gilot.

"La curiosidad insaciable de Pablo Picasso y su incansable necesidad de crear le llevaron a utilizar medios diferentes a la pintura", recuerda Deborah Wye, que no ha querido dejar de lado el famoso grabado ‘Le Repas frugal’, que muestra a una pareja de mendigos ante una mesa, ni la serie de imágenes abstractas que Picasso realizó en 1910 para ilustrar un libro de Max Jacob, con quien trabó amistad durante sus primeros años en París.

La experta del MoMA subraya que los grabados representaron "un pequeño, pero continuo papel" entre sus primeros trabajos, especialmente al final de la década de los 20 y al principio de los 30, cuando el artista se comprometió definitivamente con una técnica que ya utilizaría durante toda su carrera.

Destaca igualmente su particular manera "de escribir ficción" a base de faunos, sátiros y minotauros. La enigmática ‘Minotauromaquia’ es otro de los pilares de la muestra, en la que no faltan algunos de los cien grabados que constituyen la ‘Suite Vollard’. Frente a ellos es fácil entender la evolución del mítico personaje en la mente del artista, desde una primera etapa en la que predominaba la parte más animal, hasta aquella en la que adquiere rasgos mucho más humanos.

Fuente: Arteselección

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