LOS HEREDEROS DEL FOTOPERIODISTA LLEGAN A SALAMANCA CON EL ARCHIVO DE SU PADRE Y LO DEPOSITAN EN EL CENTRO DE LA MEMORIA HISTÓRICA
"Ya se acabó toda la polémica". Descansan tranquilos los hijos de Agustí Centelles, el fotoperiodista valenciano, tras entregar el domingo por la noche la famosa maleta en su viaje más complicado debido a los intereses políticos que ha desatado entre la Generalitat y el Ministerio de Cultura. Los más de 12.000 documentos, con negativos realizados entre los años 1934 y 1939 con su cámara Leica y las placas de tema industrial y publicitario ya están en el Centro Documental de la Memoria Histórica en Salamanca.
A las ocho de la tarde del pasado domingo, el vehículo que conducían desde Barcelona la hija y el yerno de Sergi Centelles entraba en Salamanca, con la intención de entregar el archivo el lunes por la mañana. Sin embargo, aconsejados por la directora del Centro Documental de la Memoria de Salamanca, María José Turrión, los hijos de Agustí, Sergi y Octavi, llevaron las dos maletas metálicas con las placas de cristal y el archivador con los negativos al centro, para "evitar que los pudieran robar en el aparcamiento del hotel durante la noche".
A la mañana siguiente, los hermanos se levantaron y fueron caminando desde el hotel al Centro e hicieron una entrega simbólica del archivo ante los medios. Fue una parodia de lo que ya había sucedido la noche anterior. Los Centelles señalaron el alivio que sentían al cerrar para siempre una maleta que se ha convertido en caja de Pandora. Así que incidieron de nuevo en que se decantaron por la oferta del Ministerio (700.000 euros), frente a otras como la de la Generalitat o la de Sothebys "que la triplicaba", porque les ofrecía "una mayor difusión y un mejor proyecto expositivo".
Con la entrega del archivo del fotoperiodista se concluye "el jeroglífico" que comenzó a hacerse "hace más de 70 años", según sus hijos. El fondo "está muy bien documentado, sobre hechos y fechas aproximadas", reconocen sus herederos. Era el propio Centelles quien tomaba apuntes en cuadernos de cada foto que hizo. Pero ese repaso es "aproximado", porque Agustí sólo lo pudo hacer una vez estuvo a salvo su archivo, pasado el conflicto bélico y su exilio.
Con todo el cuidado
Eran dos maletas de color metálico, de tamaño medio y una marca que hacía referencia a lo que incluían originariamente: la herramienta para digitalizar los viejos negativos, que los propios herederos se encargaron de realizar hace años ante la indiferencia de las instituciones. En la nueva utilidad de las cajas, acercaron las placas de cristal.
Sobre la mesa también dejaron ver alguna de las cajas originales que envolvían la película de placa. Además, entregaron un archivador de dos pisos, con sobres de papel cebolla, que ralla menos los negativos de 35 milímetros que el plástico y los conserva mejor. En total, 12.000 negativos que forman el archivo de Agustí Centelles. Y el famoso cuaderno escrito a mano acotando las fotos, datándolas con fechas.
Agustí Centelles tuvo claro que su trabajo era su tesoro: "No hace falta decir hasta qué punto sufría yo al tener que ajustarme a esas cosas, cuando llevaba dentro la innovación del amaneramiento al que estaba sujeto el reportaje gráfico en Barcelona y el resto de España", escribía en las libretas que hacían de diarios.
Más adelante comenta el hecho que le haría especial para el resto de la historia: "Fui el único fotógrafo que estuvo todo el día dando vueltas por la ciudad, lo que me permitió obtener escenas bastante interesantes para la historia del proletariado".
A falta de revisión
Sobre la una de la tarde, los hermanos Centelles, acompañado por una de las nietas de Agustí, salían desde Salamanca a Barcelona en coche particular con la sensación de haber "zanjado" el conflicto.
Para los hijos de Centelles la polémica está zanjada y no han querido responder a la versión dada en Público por el historiador Publio López Mondéjar, según la cual en el archivo del fotoperiodista catalán hay obras de otros fotógrafos, como Torrents y Gonsanhi.
Sergi Centelles afirmó que si "alguien quiere echar leña al fuego, que se queme, porque nosotros no queremos seguir con polémicas absurdas", refiriéndose a las declaraciones del historiador de la fotografía.
En la primera edición del libro Fuentes de la memoria II. Fotografía y sociedad en España, 1900-1939 (Lunwerg), López Mondéjar apuntaba que "debe tomarse con mucha prudencia la autoría de algunas imágenes conocidas del propio Centelles, en cuyo archivo podrían encontrarse negativos de otros fotógrafos como Torrents y Gonsanhi".
Fuentes oficiales del Centro de la Memoria Histórica de Salamanca han insistido a este periódico en que se ha entregado "el archivo de Centelles, compuesto por miles de negativos", sin especificar si todos pertenecen a fotografías realizadas por el fotoperiodista.
Para los hijos de Centelles la discusión ha terminado con la entrega. Un conflicto que ha sido considerado por la Generalitat de Catalunya como una traición y en el que el conseller de Cultura y Medios de Comunicación, Joan Manuel Tresserras (que en su etapa como profesor universitario avisaba a sus alumnos sobre la importancia de aquel fotoperiodista llamado Agustí Centelles), llegó a acusar al Ministerio de Cultura y a los hijos de Agustí Centelles de actuar con "deslealtad flagrante", en la venta del archivo del fotógrafo.
Octavi Centelles, pese a reconocer que quiere huir de polémicas, ha lanzado un dardo contra la Generalitat de Catalunya, ya que "este año se cumple su centenario y nadie le ha dado una mención". Sin embargo, Octavi recuerda que Robert Capa, el fotógrafo de prensa por excelencia, ha sido "homenajeado en Barcelona con una gran exposición".
Otra parte de la polémica entre Catalunya y el Ministerio de Cultura radicaba en el precio pagado por el Archivo, que supera los 700.000 euros. La Consejería de Cultura catalana llevaba meses trabajando para que esos negativos, de los tiempos de la Segunda República y la Guerra Civil, se integraran en el Archivo Nacional de Catalunya y, según ha reconocido el conseller Tresserras, la oferta realizada a los hijos de Centelles era mejor que la del Ministerio.
La oferta de la Generalitat rondaba los 500.000 euros, pero también los ingresos que pudieran derivarse de la explotación económica del archivo para el período 2009 y 2015, lo que supondría superar, a su juicio, la oferta del Ministerio.
Sin embargo, los hijos de Centelles tenían como única condición, que el archivo quedara unido, "sin disgregarse", por lo que se decidió aceptar la oferta del Ministerio de Cultura, según ha explicado Octavi.
Ahora, comenzarán a estudiarse y a analizarse todos los negativos y las placas de cristal que guardó Agustí Centelles, además de comprobar si todos correspondían a fotografías suyas. Y, cuando ese trabajo esté realizado, se dará paso a exposiciones para dar a conocer el trabajo del fotoperiodista español.
Fuente: Público
Si hay alguna duda sobre si son las placas de vidrio de la autoría de Centelles o de Torrents, ¿como pudo comprar y pagalas el Ministerio de Cultura sin verificarlo?. Es una verguenza, realmente no es lo mismo que sea de un autor o de otro, a cada cual lo suyo.
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