ARTÍCULO DE MARIO AMORÓS PUBLICADO EN MUNDO OBRERO Nº 214-215 (JULIO-AGOSTO DE 2009)
Mi canto es de los andamios
para alcanzar las estrellas
Victor Jara - “Manifiesto”
A finales de mayo conocimos los detalles de la muerte de Víctor Jara en el Estadio Chile de Santiago, en aquellos negros días de septiembre de 1973, cuando el golpe de estado militar (auspiciado por la burguesía y la Casa Blanca) destruyó la revolución chilena, en la que participó con entusiasmo en su condición de militante comunista y destacado representante de la Nueva Canción Chilena.
Víctor Jara fue detenido el 12 de septiembre de 1973 por los militares que irrumpieron con extrema violencia en la Universidad Técnica del Estado, en cuya secretaría de Extensión y Comunicación trabajaba. Junto con centenares de trabajadores y estudiantes, con los que había pasado la noche del golpe en la cafetería de la Escuela de Artes y Oficios, fue conducido al Estadio Chile, el mayor polideportivo cubierto de la capital chilena (denominado Estadio Víctor Jara desde 2003).
Allí fue asesinado la noche del 15 de septiembre por varios soldados, que le destrozaron a culatazos sus manos, le humillaron, le golpearon y le dejaron sin alimentos y agua. Finalmente, un subteniente le disparó en la sien y después ordenó a varios soldados que lo remataran, en presencia del oficial Nelson Haase, responsable de los interrogatorios en este recinto y posteriormente miembro de la siniestra Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Su cuerpo fue arrojado a un arrabal y trasladado al Instituto Médico Legal, donde su viuda, Joan, pudo localizarlo y darle una humilde sepultura en el Cementerio General, antes de partir al exilio con sus hijas, Manuela y Amanda.
Estas revelaciones han clausurado 36 años de interrogantes sobre las circunstancias de la muerte de este "trabajador de la música", como le gustaba definirse. El 29 de mayo la dirección del Partido Comunista de Chile (PCCh) visitó a Joan Jara para expresarle toda la solidaridad del Partido al que perteneció. Tres días después, el juez Juan Fuentes ordenó la exhumación de sus restos, ya que su cadáver nunca fue sometido a una autopsia.
Durante su reclusión en el Estadio Chile, Víctor Jara pudo conversar con compañeros comunistas detenidos, como Marcos Suzarte, quien señala que el autor de "Te recuerdo Amanda" intuía su muerte, ya que les expresó: "Estos van a asesinarme. El fascismo se ha instaurado en nuestro país, ésta es una dictadura criminal, asesina". Precisamente, fueron sus camaradas, en concreto el abogado Boris Navia, quien logró proteger y sacar de Chile los versos de su última e inconclusa canción, "Estadio Chile", que escribió en aquellas horas: "… ¡Qué espanto causa el rostro del fascismo! / Llevan a cabo sus planes / con precisión artera sin importarles nada. / La sangre para ellos son medallas. / La matanza es acto de heroísmo…".
Las revelaciones sobre su asesinato se unen al esclarecimiento, también por la vía judicial, del cruel final de los principales dirigentes comunistas secuestrados, torturados y hechos desaparecer por la DINA a lo largo de 1976, cuando el PCCh fue casi destruido. Estas pesquisas, inducidas por la sucesión de querellas presentadas contra Pinochet en Chile desde que el 12 de enero de 1998 Gladys Marín (entonces secretaria general del PCCh) interpusiera la primera, permitió conocer en 2007 que los miembros de las dos direcciones clandestinas que cayeron en mayo y diciembre de 1976 fueron torturados por los agentes de la Brigada Lautaro de la DINA, hasta ese momento absolutamente desconocida.
Junto con el valor de Víctor ante sus carceleros y torturadores, queremos rescatar la dignidad revolucionaria de aquellos dirigentes comunistas. Uno de los agentes de la DINA que compareció ante el juez Víctor Montiglio, Ricardo Lawrence, relató un encuentro en una de las cárceles secretas de la dictadura entre el general Pinochet y Víctor Díaz, subsecretario general del PCCh, quien, a pesar de las atroces torturas que padecía, le espetó al tirano que "atacar al Partido Comunista era como sacar el agua del mar con un balde".
El fascismo chileno y el imperialismo truncaron el canto de Víctor Jara y destruyeron aquel inmenso movimiento popular que fue capaz de abrir de par en par las puertas de la Historia. Hoy, sin embargo, la voz de Víctor es universal y el Partido Comunista de Chile ha sido capaz de construir una amplia alianza para las elecciones de diciembre, que incluye (por primera vez desde 1990) a sectores socialistas relevantes y que trabaja por unirse a la ola transformadora que recorre Nuestra América.
Mario Amorós es Historiador y periodista. Autor de Compañero Presidente. Salvador Allende, una vida por la democracia y el socialismo (PUV, 2008)
Fuente: Mundo Obrero (http://www.pce.es/mundoobrero/index.php)
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