En la autobiografía de George Grosz Un pequeño sí y un gran no hay poca información sobre el viaje que realizó el artista a Moscú y Petrogrado en 1922.
Grosz viajó a la Rusia soviética con el autor danés Martin Andersen Nexö para el proyecto de un libro. Allí conoció al artista de vanguardia Vladimir Tatlin y al político Karl Radek, y tuvo una audiencia con Lenin. Después de su regreso en 1923, Grosz abandonó el Partido Comunista Alemán (KPD).
Como artista que ya se había unido al KPD en 1918, Grosz fue un invitado especial: junto con la dirección del KPD participó en el quinto aniversario de la Revolución Rusa de Octubre, así como en el IV Congreso de la Internacional Comunista (Comintern). E incluso después de su regreso a Alemania siguió siendo un artista que apoyaba la agitación, como prueba la obra "Revolución". Sin embargo, la relación con el KPD siempre fue difícil.
Quería ser un revolucionario y así se sentía mientras trabajaba, y quería que los demás artistas lo fueran también: "¡Comprended -decía - que esta masa es la que trabaja en la organización del mundo! ¡No vosotros! Pero vosotros podríais colaborar en la construcción de esta organización. ¡Podríais ayudar sólo con que quisierais! En cuanto os esforcéis por dar a nuestros trabajos artísticos un contenido que esté guiado por las ideas revolucionarias de las clases trabajadoras!"
En 1932 tiene que emigrar a los Estados Unidos, tras escaparse del acoso de los nazis. Allí, falto de los estímulos políticos que tenía en Europa, cambia el rumbo de su pintura, que pierde el brío de los años veinte.
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