El tema de la madre con el hijo muerto en brazos es uno de los más significativos motivos incluidos en Guernica. Esta maternidad obsesionará a Pablo Picasso, quien, aún después de finalizar el gran mural, seguirá representándola –las composiciones realizadas por el artista una vez concluido el cuadro, el 4 de junio de 1937, son conocidas genéricamente como postscriptos, es decir, realizaciones posteriores a Guernica, pero ligadas formal y conceptualmente al lienzo–, como ocurre en esta pintura, Madre con niño muerto (II). Postscripto de «Guernica» (26 de septiembre) o ya en un desarrollo ulterior del tema, en las numerosas cabezas de mujeres que lloran.
Al igual que en el resto de las obras de Picasso de notorio contenido social, en Madre con niño muerto (II), el autor opta por la supresión del color, entendido este stricto sensu.
La elección de la monocromía podría responder, pues, a una voluntad de
acentuación del carácter abstracto de la realidad, que da como resultado
la transformación de un hecho concreto en arquetipo universal.
Paloma Esteban Leal
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