Crítica de la película sobre el héroe haitiano Toussaint Louverture y conversación con su protagonista Jimmy Jean-Louis
«Arrancad de raíz conmigo el árbol de la esclavitud.» Con esta frase llamaba Toussaint Louverture a los negros de la parte francesa de la isla de La Española a unirse a la lucha antiesclavista. Entre sublevaciones y levantamientos corrían los últimos años del siglo XVIII en este pequeño territorio del Nuevo Mundo, donde esclavos de […]
«Arrancad de raíz conmigo el árbol de la esclavitud.» Con esta frase llamaba Toussaint Louverture a los negros de la parte francesa de la isla de La Española a unirse a la lucha antiesclavista. Entre sublevaciones y levantamientos corrían los últimos años del siglo XVIII en este pequeño territorio del Nuevo Mundo, donde esclavos de plantaciones coloniales se lanzaban a la persecución de ideales libertarios, haciéndose eco de los sueños de igualdad, libertad y fraternidad promulgados por los padres de la revolución francesa; unas proclamas que no habían dejado de retumbar desde 1789 y que adquirían en el Caribe su pleno sentido. La frase de Toussaint ha traspasado fronteras para convertirse en mito, pero su autor no ha corrido pareja suerte, habiéndosele privado del lugar histórico que merece, siendo un desconocido para el público general y un tema controvertido aún hoy en cátedras de historia y debates políticos.
Tampoco la industria del cine se había atrevido a enfrentarse a una de las personalidades más relevantes de todos los tiempos, desajuste histórico que se ha saldado con la película homónima del francés Philippe Niang y de la que Jimmy Jean-Louis es su protagonista. Conocido por el público internacional tras su aparición en la serie estadounidense Héroes en el rol de «el haitiano», Jimmy Jean-Louis se ha convertido desde el estreno de Toussaint Louverture en el embajador en el extranjero de su país (Haití) y, por extensión, de la población diaspórica africana en el Caribe. En sus espaldas ha recaído el encarnar al héroe que da nombre a la película, un esperadísimo biopic para televisión producido en Francia. Toussaint Louverture (1743-1803), de raíces africanas, nacido esclavo y libre a los 33 años porque, como él mismo diría «nací esclavo, pero la naturaleza me dio el alma de un hombre libre», era un hombre instruido y culto, buen administrador de sus plantaciones y el líder astuto y de gran inteligencia político-militar que necesitaba su país para lograr la independencia de Francia tras largos años de conflicto armado y alianzas con las potencias coloniales hegemónicas en la zona. Además de su habilidad como estratega y negociador político, destaca por ser el primer hombre en establecer un estado libre de esclavitud, tal y como recogía la constitución que hizo redactar. El texto fundacional haitiano sentaría el precedente que sería posteriormente imitado en América y en todo lo largo y ancho del planeta. Uno de los iniciadores del movimiento mundial por la abolición de la esclavitud, sigue a la espera de ser reconocido en toda su grandeza e importancia histórica. Muerto en Francia en 1802, a donde le condujeron las tropas de Bonaparte como castigo por haber promulgado una constitución que otorgaba la autonomía a toda la isla de La Española un año antes, su lucha revolucionaria no quedaría en saco rato, pues poco después (1804) su lugarteniente Jean-Jacques Dessalines declararía la independencia de Saint Domingue bautizándola con un nombre local: Haití (tierra montañosa). Las películas históricas y las epopeyas heroicas han sido un género practicado desde los inicios del cine y, sin embargo, hasta el siglo XXI los intereses económicos de la industria cinematográfica no han dado el respaldo necesario para llevar a la pantalla a un personaje histórico del calado de Toussaint Louverture. Deleitarse con el paternalismo febril de un dotado hombre blanco hacia su ayudante negro a través de la gozosa explotación de la violencia coreografiada en Djiango desencadenado de Quentin Tarantino entra dentro de los parámetros de la espectacularidad del cine comercial; adentrarse en los lodazales de una revuelta que cambiaría la historia frente a todo pronóstico, demostrando el poder de la lucha colectiva para lograr la independencia y erradicar la esclavitud, y todo ello liderado por un negro inteligente y autónomo en cada una de sus decisiones, era algo para lo que el público global (véase occidental) no estaba todavía preparado para digerir, o eso creían sus socios capitalistas.
¿Además de por el mero hecho de traer a las pantallas al héroe revolucionario, cuáles son las virtudes de esta película realizada para televisión y cuidadosa en los detalles histórico? Tras su presentación, las críticas han venido desde dos flancos: de las voces más estrictas de la intelectualidad africana y de la diáspora, las cuales piden una mayor fidelidad histórica a la vez que consideran que los horrores de la esclavitud y el colonialismo se han evitado interesadamente, y, en segundo lugar, de aquellos incapaces de apreciar una película dirigida a un público mayoritario, carente de los elementos que la convierten en un producto de festival al no innovar en su propuesta audiovisual o demostrar un estilo único e inimitable. Danny Glover, actor famoso y referente en la lucha por la causa africana, lleva décadas intentando reunir el dinero necesario para filmar una película sobre este mismo personaje histórico sin conseguirlo. Las motivaciones económicas y las restricciones ideológicas de la industria cinematográfica impiden que muchos proyectos de similar calado y urgencia salgan a la luz, y en la capacidad de negociación y maniobra del director y el productor reside el hallar el camino que permita, tras negociaciones, muchas cesiones y algunas victorias, realizar la película. Toussaint Louverture es un ejemplo del arduo camino que recorren propuestas audiovisuales con temas conflictivos, teniendo que adaptarse a ciertas limitaciones como convertirse en un drama histórico, en el que vestimenta, costumbres, idioma y localización alcanzan preeminencia frente a las pequeñas historias humanas, excediéndose quizás en la idealización de un hombre convertido en héroe. Dicho esto, gracias a la calidad del reparto de actores y actrices (entre los que se encuentra la soberbia Aïssa Maïga interpretando a la esposa del revolucionario), al trabajo de investigación del director y a su compromiso en la causa de dar a conocer al público mayoritario la historia de liberación de Haití, las tres horas que dura la película pasan inadvertidas para el espectador, quien se siente orgulloso de asistir a la puesta en escena de una vida modélica, donde el espíritu de superación y la lucha contra la injusticia llevaron finalmente a la libertad, aunque para cambiar el curso de la historia se acabase con la vida de muchos hombres y mujeres. Biopic histórico tradicional y bien terminado, conocedor del ritmo del montaje y de las potencialidades del género, aunque haya debido evitar escenas explícitas de violencia o sexo por imposiciones televisivas, Toussaint Louverture consigue alcanzar momentos de gran veracidad por las actuaciones de sus protagonistas y secundarios.
Desde su finalización, la película lleva dando vueltas por festivales y ha sido proyectada ampliamente por la televisión francesa, periplo que está logrando su objetivo principal: el ser distribuida en una gran diversidad de mercados. En este deambular de colas de aeropuerto, recepciones oficiales, charlas con el público y encuentros con la industria del espectáculo se encuentra desde hace más de un año Jimmy Jean-Louis, rostro, cuerpo y alma de la película, quien se ha tomado su trabajo con la seriedad y rigor que el personaje y el evento obligan para un oriundo de Haití, emigrado con su familia a Francia en la infancia y residente a caballo entre París y Los Ángeles tanto por su carrera cinematográfica como por su interés en educar a sus hijos entre ambas culturas. Con una trayectoria variopinta que incluye pasarelas de moda de la mano de modistos italianos; el parqué de un teatro aledaño a las Ramblas durante tres años, donde actuó en el musical La Belle Epoque; o los platós de rodaje de anuncios publicitarios, videos musicales y series de televisión, los pasos le han llevado finalmente a Hollywood, en donde ha interpretado a secundarios en películas de éxito hasta ser elegido para el papel que marcará un antes y un después en su recorrido vital: Toussaint Louverture.
Con motivo de su presencia en el Festival de cine africano de Nueva York este mes de abril, donde su película fue elegida para inaugurar el festival, tuve el placer de conversar con el actor sobre cómo ve el futuro del cine en el Caribe; la recepción internacional de su último filme; la necesidad de crear alianzas entre países vecinos del sur; la importancia de ofrecer narrativas diversas a las generalistas, y la realidad del día a día en su país natal, donde sigue viviendo su familia. Jimmy Jean-Louis, hoy la cara de Haití, sabe la responsabilidad que conlleva su posición de personaje público y las oportunidades que se le abren para ayudar al desarrollo de su país. Tras el terremoto del 2010, él, su esposa y un equipo de colaboradores fundaron la ONG Hollywood Unites for Haiti ( http://hufh.org/ ) cuya misión es proveer de educación cultural y deportiva a los jóvenes más desfavorecidos de la isla. En pleno funcionamiento en la actualidad, muestra de forma práctica la implicación de este actor y activista, ejemplo de solidaridad y responsabilidad ciudadana y política, el cual aprovecha cada espacio que se le brinda para ofrecer una visión diferente de su país y de sus gentes, tan maltratados por los prejuicios y estereotipos que se perpetúan desde el exterior.
Beatriz Leal: ¿Cómo fuiste contactado para la formar parte de la película?
Jimmy Jean-Louis: Estaba en mi casa en Los Ángeles cuando me llamó el productor, el cual estaba en Martinica. Como tenía que desplazarme a la isla en unos días nos vimos y arreglamos mi participación en el proyecto. Había muchos elementos que provocaron que ese momento en mi carrera fuese el ideal y se me pidiese interpretar a Toussaint Louverture: era un actor que trabajaba en Hollywood, estaba terminando una película en París y, gracias al personaje del «haitiano» en la serie de televisión Héroes encarnaba a mi país para el público general. Como actor no se te presentan oportunidades como ésta muy a menudo e, independientemente de tu forma de actuar, de tu capacidad de tocar la sensibilidad del espectador, interpretar a un personaje icónico como Toussaint es una oportunidad única por la que estaré eternamente agradecido.
BL: El cineasta francés Philippe Niang, aunque de ascendencia senegalesa, no tenía conexión directa con Haití; ¿sabes cuáles fueron las razones por las que él fuese el que se hiciese cargo de la dirección de la película?
JJ-L: Como sabrás por sus obras previas, Philippe Niang es un director que se dedica en cuerpo y alma a cada uno de sus proyectos, embarcándose en largas temporadas de investigación para comprender en profundidad el tema que tiene entre manos. Su entrega fue absoluta, viéndose favorecido su trabajo por la ayuda que le fueron brindando la mayor parte de los más reconocidos directores negros de talla internacional, los cuales tuvieron, en uno u otro momento, cierta conexión con la película.
BL: Sin duda, uno de los consultados debió ser Raoul Peck, originario de Haití y director en la actualidad de la reconocida escuela de cine parisina; la FEMIS.
JJ-L: Raoul Peck es, en efecto, uno de los grandes maestros de cine de mi país y tuvo un papel fundamental en la película, trabajando en ella durante cuatro años. En cierto momento, se suponía que él sería su director y aunque finalmente no sucedió, la película que vemos hoy es la que él querría haber realizado.
BL: Toussaint Louverture se presentó en 2012 en el Festival Panafricano de Los Ángeles (EE.UU.). ¿Cuál fue la recepción de la audiencia?
JJ-L: Realmente interesante, ya que el público se quedó sorprendido de que una historia como ésta se hubiese llevado a la pantalla. Entre los espectadores estaban numerosas personas interesadas en la historia de Haití, razón por la que, al finalizar la película, se desarrolló una acalorada discusión que duró casi una hora y durante la que ni un alma abandonó la sala. Querían hacer preguntas, saber más… Me llena de orgullo, ya que significaba un acto de reconocimiento al trabajo hecho y a la posibilidad de presentar, incluso en los EE.UU., una película que trata la historia de un hombre que ha sido tan controvertido y por ello silenciado durante tanto tiempo.
BL: De hecho, esta controversia alrededor de una de las figuras históricas más relevantes de la historia, ha sido fundamental a la hora de que Danny Glover haya tenido que desistir de realizar su película sobre Toussaint Louverture tras tantísimos años intentándolo. Por su reconocida labor dando a conocer la historia africana y de su población en la diáspora así como apoyando a intelectuales y artistas del continente, algunos han criticado el hecho de que esta película se le haya adelantado y que venga producida con dinero francés. Desde mi punto de vista, se trata de la primera película sobre un hombre de tal carisma, personalidad y relevancia histórica, que estamos ante el punto de partida de muchas otras producciones por llegar.
JJ-L: Esto es exactamente lo que opino sobre esta película. Comprendo que los expertos de cine sean críticos, pero la inmensa mayoría están muy satisfechos con el resultado. Hay quienes preferirían ver más acción, más sangre en la pantalla… pero no debemos olvidar que la película se realizó para ser pasada por televisión para una audiencia numerosa y variada. Al rodar para este formato televisivo se te imponen restricciones. Esta es la causa de que no pudiésemos mostrar los momentos más duros de la esclavitud. La película estaba programada para las 20:30, una hora en la que madres y niños comparten la sobremesa ante el televisor…
BL: Lo que me lleva a preguntarte, cuál fue la reacción del público cuando se proyectó en Francia y, por extensión, en Europa.
JJ-L: Quedamos muy satisfechos y si es verdad que una película se realiza para que la mayor cantidad de gente posible la vea, la distribución en Francia fue excelente. Más de 8 millones de personas pudieron verla y, aunque la película ha viajado mucho y muy bien por festivales internacionales por todo el planeta, los números ni se le aproximan si los pusiésemos todos en el mismo bote. La recepción europea fue tan buena que incluso recibí una nominación a mejor actor en el festival de cine de Mónaco, donde se presentan películas de todos los países del mundo, lo cual es un gran reconocimiento. Hace poco que se han vendido los derechos de distribución a Rusia llegando, poco a poco, a otros mercados. Hace un mes estuve en China, donde parece que también tienen interés en comprarla… La realidad es que esta película es válida para cualquier tipo de audiencia al tratarse de una historia universal de un hombre corriente que se convierte en héroe por su propio esfuerzo y valía. Es un tipo de historia que se repite, similar a la de Nelson Mandela o el Dalai Lama… Aunque se ha presentado en muchos festivales especializados en cine africano, no ha quedado reducida a este circuito, y estoy convencido que irá encontrando su lugar ya que no tenemos prisa.
BL: Nos queda el lugar más importante: Haití. Con la carencia de infraestructuras en el país: ¿cómo la lograsteis proyectar?
JJ-L: En un primer momento, organizamos una premiere con la gente de la industria del cine, en la que también invitamos a representantes del gobierno, a embajadores y personalidades relevantes de diversos ámbitos culturales. Posteriormente, realizamos proyecciones en diversas ciudades para la gente corriente y, para terminar, dimos la película a las cadenas de televisión locales para que hiciesen con ella lo que se les antojase mejor. Por lo que me cuenta mi familia: ¡la pasan por televisión una vez por semana!
BL: Con tu organización benéfica Hollywood Unites for Haiti viajas regularmente a Haití y estarás en contacto con personalidades de la cultura y la industria del espectáculo. ¿Crees posible que en, digamos, 5 ó 10 años, Haití pueda tener una industria cinematográfica? Emplear el cine como arma para ofrecer imágenes diferentes del país al público mundial permitiría cambiar las ideas y la perspectiva que tienen sobre éste, especialmente tras la sobrecarga de imágenes de los medios de comunicación que llegaron tras el terremoto con una tendencia miserabilista y distópica notables. ¿Crees que el éxito de tu película ha situado al cine en la agenda del gobierno local?
JJ-L: El cine todavía no es una prioridad, debido a la urgencia de otros temas como la salud, la educación, la construcción de estructuras habitables tras el terremoto, el mantenimiento de una red de agua potable, la lucha contra las epidemias o la creación de un gobierno estable… pero sí que creo que se está recuperando el espíritu de apoyo al cine que existía hace 10 ó 15 años y que, tristemente, colapsó con los diversos acontecimientos dramáticos de mi país. Hoy en día, el cine podría ser la mejor arma de la que dispone Haití para cambiar la imagen y la percepción que se tiene de éste y sus gentes. Una vez empiezas a contar historias positivas, opuestas al drama y la miseria imperantes en documentales hechos en su mayor parte por extranjeros, otras historias vendrán, y Haití, a pesar de su pequeño tamaño, tiene una cultura rica y una larga y complicada historia aún por contar.
BL: Dentro del movimiento de cooperación Sur-Sur, ahora en auge, quizás Haití debería considerar la posibilidad de aliarse con sus vecinos caribeños y latinoamericanos, especialmente compartiendo isla con la República Dominicana. ¿Sabes si se están dando pasos en esta dirección?
JJ-L: Sé que se están produciendo movimientos en este sentido y, en concreto, la República Dominicana, un país al que viajo regularmente, está apostando con fuerza para convertirse en el centro de la industria cinematográfica del Caribe, para llegar incluso a situarse a la cabeza de los países punteros de Latinoamérica como México, Argentina o Brasil. ¿Cuál será el papel de Haití en todo ello? Espero que tenga algún lugar… pero es muy delicado, porque nadie quiere reconocer lo que Haití ha hecho por el mundo, incluso en cuanto a la estructura económica: la cual cambió totalmente con la independencia de Haití. Tengo la esperanza de que se empiecen a hacer muchas más películas sobre nuestros héroes para que la gente entienda la importancia de mi patria. Hoy en día sólo se habla de un par de cosas como el terremoto, y antes del vudú y de los dictadores. Hemos de limpiar la imagen de Haití de estas imágenes negativas preponderantes que dan a la realidad un solo color. Tenemos que ofrecer una realidad más compleja para el resto del mundo…
BL: … situando a tu país en el contexto adecuado en relación a la gente y las culturas de Sudamérica, del Caribe y del sur de los EE.UU. con su tradición criolla… Los occidentales saben ciertas cosas de Haití, pero no entienden la complejidad y características especiales de su cultura y sus habitantes.
JJ-L: Totalmente de acuerdo: ¡hablamos en francés! Cosas tan simples como ésta siguen sin estar claras, llegando hasta el punto de ignorar la ubicación de Haití en el mapa… Hechos tan sencillos como éstos se han de repetir una y otra vez para que finalmente sean asimilados.
BL: Es decir; el poder y la necesidad de las «contra-narrativas» en oposición a las que los medios de comunicación generales nos ofrecen por activa y por pasiva. Gente como tú, que vive una existencia nómada, una cualidad compartida hoy en día por muchísimos hombres y mujeres, está creando la posibilidad de establecer lazos de comprensión mutua que permitan acercarse a la complejidad de lo que significa, en tu caso, ser haitiano en el siglo XXI. Para complementar películas heroicas como la de Toussaint, se están produciendo más y más historias individuales de hombres y mujeres que se sitúan en el presente. Entre las más recientes destacan sendas películas de mujeres haitianas: Stones in the Sun (2012) de Patricia Benoit y Elza (2011) de Mariette Monpierre. Ambas proponen una visión compleja de las relaciones raciales, la existencia del exilio y la diáspora, la mezcla cultural y los problemas ligados a los regímenes dictatoriales y sus efectos traumáticos en la población, así como el papel de la mujer en el necesario proceso de reconstrucción nacional. ¿Qué opinas de estas películas?
JJ-L: Estamos dentro de un proceso complejo que tomará mucho tiempo, y cada una de estas películas constituye un paso adelante para conseguir la liberación y autonomía real de nuestro pueblo. Nuestra misión: abrir los ojos de la gente.
Beatriz Leal Riesco.
Fuente: Rebelión (2013)
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