'De Posada a
Isotype, de Kollwitz a Catlett' aborda la revolución social y cultural
de la primera mitad del XX en Alemania y México
«Se buscaba transmitir información sociológica, económica y política crucial
para las clases trabajadoras de los Estados nacionales tradicionales,
así como para los Estados poscoloniales emergentes del periodo de
entreguerras y de la Segunda Guerra Mundial». Traducción: varios
artistas mexicanos y alemanes elevaron el arte gráfico con el objetivo
de hacer llegar a un pueblo mayoritariamente analfabeto conceptos revolucionarios en una lucha total contra el fascismo imperante en Europa.
Así es la propuesta del Museo Reina Sofía en su nuevo recorrido expositivo, 'De Posada a Isotype, de Kollwitz a Catlett', que
podrá visitarse hasta el 29 de agosto. Xilografías, grabados en
madera, linóleos y litografías se dan cita en una muestra que centra su
investigación precisamente en el desarrollo e intercambio entre
diferentes medios gráficos.
En el arte
contemporáneo, el arte gráfico –caricaturas, cartelería, grabados– ha
quedado relegado a un segundo plano por su anacronismo en la era
tecnológica. Pero el Reina Sofía de Manuel Borja-Villel le dedica este año dos exposiciones: esta primera, más histórica, con unas ambiciosas 450 obras, y una segunda que se centrará en el giro gráfico más contemporáneo. «Fueron artistas que se expresaban contra la guerra,
muchos de ellos venían del exilio y la diáspora y mostraron un interés
por unir lo popular y la vanguardia», explicó el director en la
inauguración de la muestra.
La muestra se divide en cuatro secciones. La primera contrapone el trabajo de José Guadalupe Posada (ligado a la izquierda mexicana y defensor de la Revolución de 1910) y de Käthe Kollwitz,
situados en extremos opuestos del espectro geopolítico y artístico: por
un lado, la producción de Posada, desarrollada a partir del grabado
francés de Honoré Daumier y Paul Gavarni, recoge sus caricaturas
políticas mordaces, anuncios y viñetas; por otro, la obra de cariz socialista y feminista de Kollwitz,
basada en un primer momento en la gran tradición del aguafuerte y la
litografía europea, desde Rembrandt hasta Goya, que abandona en pos de
la xilografía, medio con el que conecta con las clases bajas y
empobrecidas. Su evolución se debió, entre otras razones, a la muerte de
su hijo en la Primera Guerra Mundial.
La segunda sección está dedicada a la reaparición de la tradición del arte gráfico durante los primeros diez años del expresionismo alemán, con figuras como Beckmann, Otto Dix y George Grosz. Bajo el impacto del descubrimiento de los grabados en madera de Paul Gauguin,
entre otros, varios miembros de Die Brücke como Ernst Ludwig Kirchner o
Karl Schmidt-Rottluff, difundieron desde 1905 la xilografía y el
grabado tanto como un medio específico de la tradición artística alemana
para presentar un globalismo primitivo.
El protagonismo de la tercera y más amplia sección de la muestra es del Taller de Gráfica Popular.
El México posrevolucionario también vivió el debate sobre el uso del
medio gráfico como herramienta de comunicación y educación de las clases
trabajadoras y rurales en oposición a las propuestas estatales del
muralismo representado por Rivera, Siqueiros y Orozco. «El Taller de
Gráfica Popular estuvo formado por numerosos artistas-activistas que
produjeron una gran cantidad de folletos, carteles, panfletos y grabados
que contribuyeron a fortalecer las formaciones políticas progresistas», han
explicado en la presentación de la exposición. También defendían la
nacionalización y la lucha antifascista (con artistas exiliados en
México, principalmente españoles y alemanes).
«Desafiaron
la originalidad y la individualidad para dar una respuesta a los
problemas de su tiempo. Se apartaron del muralismo y del fotomontaje
porque consideraron que, siendo el 75 % de la población analfabeta, la litografía, la xilografía y el linóleo eran medios mejores para comunicar», manifestó el comisario Buchloh en la rueda de prensa.
El ascenso del fascismo en Europa hizo que muchos artistas viajaran a México y entraran en contacto con el Taller de Gráfica Popular. En 1938, el alemán Heinrich Gutman fundó la Liga Pro Cultura Alemana, que organizó conferencias para explicar el fascismo y el nazismo.
Fueron publicitadas por carteles de Leopoldo Méndez, Luis Arenal e
Isidoro Ocampo que representaban el fascismo alemán o el español con un
Franco que aparece al lado de una calavera.
La escultora y grabadora Elizabeth Catlett
adaptaría la iconografía y la técnica gráfica de Kollwitz en sus
grabados y carteles en favor de la causa feminista y del Movimiento por
los derechos civiles en Estados Unidos. Con su Black is Beautiful recuerda
al moderno Black Lives Matter, además de profundizar en temas como los
derechos de las mujeres y de los indígenas, el ascenso de los fascismos,
las revueltas de los campesinos...
En la cuarta sección se desarrolla, a través de una extensa documentación, el proyecto Isotype de Otto Neurath, Marie Reidemeister-Neurath y Gerd Arntz,
en sus diferentes fases y sedes: Düsseldorf, Viena, Moscú, La Haya y
Londres. Este proyecto adquirió rápidamente un reconocimiento
internacional, tanto en aplicaciones prácticas para una nueva y
emergente sociedad de la información como en términos de un debate
teórico sobre las funciones adecuadas de lo pictórico.
La muestra fue pensada poco antes de la pandemia por los historiadores de arte Benjamin H.D Buchloh y Michelle Harewood,
quienes finalmente han podido contar con préstamos procedentes de
instituciones como el Met y el MoMA de Nueva York, el Art Institute de
Chicago, la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos (Washington),
el Pompidou de París o el Kunstmuseum de La Haya.
Fuente: El Debate
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