En este trabajo, Portinari aborda el tema de la migración nororiental, una realidad para gran parte de la población brasileña; gente puesta a abandonar sus hogares en busca de mejores condiciones de vida en otras partes del país. Contexto: los «retirantes» en trágicos éxodos abandonaban periódicamente sus terrenos en Ceará, incultivables por las sequias que asolaban el lugar, para emigrar a otras tierras más prominentes. No sería la única obra del artista que tendría como tema central este éxodo rural.
Si algo se enfatiza aquí es el leit motiv «desolación». Esto se deja ver vía varios elementos: los pájaros negros (¿buitres?) que sobrevuelan a la familia, el paisaje árido y polvoriento sin rastro de vegetación (y con ello de fecundidad), y finalmente el cielo cerrado que da paso a una extraña sensación de inestabilidad.
El pintor retrató al grupo (cuatro adultos y cinco niños en total) de forma triste y descarnada. La paleta de colores elegida muestra tonos terrosos y oscuros, hecho que enfatiza el ambiente lúgubre y decadente que envuelve la escena.
La gente ocupa gran parte de la composición y de fondo tenemos un paisaje seco y sin vida. Los cuerpos, decrépitos y descalzos, reflejan el hambre más visceral y las expresiones en sus rostros muestran cómo exponer la desesperación de quienes han dado por perdida cualquier esperanza.
Los adultos, conocedores de su situación, revelan rasgos impotentes de desesperación. Los dos bebés muestran una apariencia fantasmagórica, el que está envuelto en telas blancas echa una mirada asustadiza hacia ti, el otro que se apoya en las caderas de su madre con su esquelético parecer da la espalda al mundo. Los tres niños que van a pie muestran rostros que rozan lo macabro. De entre ellos destaca el niño de la barriga redondeada, una característica sintomática de la esquistosomiasis, una enfermedad muy común entre los lugares faltos de saneamiento básico. En un segundo nivel y, en resumen, se desprende la crítica a la enfermedad infantil, a la malnutrición y a la pobreza extrema.
Lejos de la manifiesta lectura miserable (en sentido estricto) y apocalíptica que hemos venido haciendo, resultan rescatables nociones como el tratamiento plástico y cromático y el esquema compositivo. Hay color, hay multi-técnica, hay mezcla y hay dibujo. Todo combina para dar paso a una obra que se desvincula de «lo pintado» para dar paso a que su potente contenido temático le gane la mano. Las incisivas miradas de los personajes no dejan indiferente a cualquiera y esa es la genialidad de la obra.
Dario Pérez Vidal
Fuente: HA!
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