El presente libro explora el papel cambiante de la música en la conformación de la identidad cultural de la Unión Soviética, en una obra reveladora que contrarresta ciertas visiones hasta ahora aceptadas de una política de represión y censura inflexible en todas las áreas de la creación artística.
Los archivos recientemente abiertos de las épocas leninista y estalinista han arrojado nueva luz sobre los conciertos y la vida musical en el periodo soviético, poniendo de manifiesto cómo la música del pasado se utilizó para ayudar a moldear y difundir la política cultural. A lo largo de sus páginas, el lector asistirá al continuo pulso entre las distintas tendencias oficiales, la recepción de los nuevos oyentes, la delicada situación de la música religiosa, la progresiva reivindicación del patrimonio musical propio, los esfuerzos de músicos y burócratas para mantener canales musicales abiertos entre Rusia y Occidente, la fluctuante posición frente a compositores rusos y no rusos como Mozart, Chaikovski, Wagner, Bach o Rajmáninov, con casos que van del repudio a la «canonización».
Un panorama dinámico, convulso, en ocasiones paradójico, fascinante en cualquier caso, que pone de manifiesto la importancia de la música en un momento crucial del siglo xx del que aún hay mucho que aprender.
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