‘La búsqueda de un nuevo orden’ explora el universo fantástico del artista francés Fernand Léger
Comprometido socialmente e inundado de alegría, Fernand Léger llegó a París, procedente de un pequeño pueblo francés, y experimentó con sus coetáneos el cubismo hasta lograr obtener en su pintura un lenguaje propio. Lo hizo a través de figuras geométricas y de una concepción del color desligado de la forma, interpretando la realidad de una manera revolucionaria. La Fundación Canal, en colaboración con The Art Company, exhibe 78 grabados de Fernand Léger de tres series: Cubismo, Iluminaciones y Circo, que la comisaria Lola Duán Úcar ha seleccionado para representar lo que Léger persiguió a lo largo de su existencia “la búsqueda de un lenguaje plástico, genuino e identificable, cuya evolución se inicia en las vanguardias y llega hasta mediados del siglo pasado”.
En la exposición La búsqueda de un nuevo orden, además de obra pictórica, se muestra su intervención en la película Ballet mecánico, una de las primeras obras maestras del cine experimental, que realizó junto a Dudley Murphy y Man Ray. La muestra podrá visitarse hasta el 5 de septiembre en la sala Mateo Inurria.
La historiadora Lola Duán Úcar sostiene que el artista estuvo marcado a lo largo de su vida por los cambios tecnológicos, las máquinas, las ciudades y las guerras de su época. “Consciente de que la sociedad está cambiando, asume el reto de transformar el caos de la vida moderna en belleza y armonía a través de su propio lenguaje”, explica.
Léger al llegar a París en 1903 se queda impresionado por las luces, las formas en movimiento, los ascensores, los colores, los anuncios publicitarios, las letras vibrando y el ruido de la ciudad. En la primera mitad del siglo XX, París es el centro neurálgico del arte, la capital de las vanguardias creadoras, a la que acuden todos aquellos fascinados por la vida bohemia, la posibilidad de formarse en academias y museos.
En la etapa del cubismo (1912-1947) Léger crea “una iconografía y un lenguaje original, de formas y colores que hace que su estilo sea perfectamente identificable, pero hasta llegar a ese punto realiza un viaje de análisis y asimilación”, sostiene la comisaria.
El artista parte del impresionismo e investiga para cambiar su forma de expresarse. Se topa con el cubismo y comparte planteamientos con artistas como Gleizes, Metzinger, Derain, los hermanos Duchamp, Robert y Sonia Delaunay, un grupo que toma una postura de mayor libertad expresiva frente al cubismo analítico de Picasso o Braque.
Léger estuvo profundamente marcado por su participación en la I Guerra Mundial como zapador en el cuerpo de ingenieros donde tiene que entrar en contacto con la artillería. En las Iluminaciones, el artista se adentra en una etapa conocida como mecánica en la que “reflexiona sobre la tecnología, la modernidad y el hombre e introduce en su lenguaje elementos geométricos propios de las máquinas”, explica Lola Dúan Úcar.
Tal y como se refleja en su obra expuesta en Fundación Canal, el artista incluye “colores resplandecientes que poco a poco se tornan en amables de la misma manera que el movimiento se va convirtiendo en algo estático”, puntualiza.
Compromiso social
Durante la II Guerra Mundial se exilia a Estados Unidos e imparte clases en diferentes universidades y pinta carteles. Es en esa etapa de su vida cuando se afilia al Partido Comunista. “Mantuvo un profundo compromiso social y al volver a Francia, con la idea de crear arte para todos los ciudadanos, se involucra en numerosos proyectos de la esfera pública. Es entonces cuando desarrolla obras sobre temas populares, entre ellos el circo”. Su trabajo sobre esta temática es amplio tal y como se refleja en el material expuesto en la sala.
¿Qué significa para Léger el circo? “Una sucesión de formas redondas y movimiento, que le permite escapar de las estructuras rígidas y geométricas de la vida. Es un lugar para el artista deslumbrante lleno de luces, color, música y libertad”, explica la comisaria.
El circo, señala Lola Duán Úcar, “le apasiona desde niño y durante toda su carrera pinta acróbatas, payasos, domadores, malabaristas o caballos. Cuando vivía en su pueblo el único espectáculo que llegaba hasta allí era el de los feriantes acompañados de personajes circenses. Le resulta un desafío expresar el frenético movimiento del espectáculo”.
En la serie Circo, la última de sus etapas artísticas, sus obras son el resultado de su incesante búsqueda al simplificar las formas y utilizar el color desligado de las figuras. Y es también entonces cuando decide ampliar su capacidad artística con el cine o participando en la decoración de los ballets suecos de Rolf de Maré y Jean Borlin. “Fue una experiencia reveladora tener que combinar pintura y danza o contraponer la movilidad de los bailarines a la inmovilidad del escenario”, añade la comisaria.
No se conforma con realizar obras pictóricas, quiere más y en ese más está su preocupación por la difusión y el alcance social del arte y realiza obras de urbanismo, publicidad y cine. El artista sostiene que el arte debe estar al alcance de la sociedad. Y tiene verdadero interés en que mejore el modo de vida de los trabajadores. Su participación en el Congreso Internacional de Arquitectura Moderna se justifica por su deseo de que el ciudadano habite en espacios amplios, con zonas de ocio y con buenos lugares para el trabajo “espacios que no encierren al hombre ni limiten sus posibilidades, sino que, al contrario, le permitan desarrollarse plenamente”, figura en uno de los escritos de Léger. Entendía el arte como algo esencial de la vida y no complementario.
Fuente: El País
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