La pandemia controlada y el crecimiento con la economía de mercado de orientación socialista
A finales de enero se celebró en Hanói el XIII Congreso del Partido Comunista de Vietnam.
En el anterior, celebrado en 2016, la organización había llegado con
cuatro millones y medio de miembros que han aumentado hasta los cinco
millones doscientos mil militantes representados en este congreso:
setecientos mil nuevos ingresos en los cinco años transcurridos. Nguyen
Phú Trong ha sido reelegido Secretario General para un tercer mandato,
algo que no sucedía desde los años de Lê Duan, el dirigente del Vietnam
unificado tras la liberación. Nguyen Phú Trong es un veterano de la
guerrilla comunista contra la agresión de Estados Unidos y tuvo un
destacado papel en la liberación de Saigón, la actual Ciudad Ho Chí
Minh. Además, es presidente del país y deberá dirigir un Comité Central
compuesto por doscientos miembros.
Los objetivos que ha aprobado el XIII Congrego son ambiciosos y fueron abordados antes por la Asamblea Nacional, Quoc hoi, el Parlamento, que discutió a finales de 2020 las formas de planificación económica y la función del Estado en la economía de mercado de orientación socialista, exigiendo un estricto gasto presupuestario y la mejora de la producción de alimentos en un país donde no existe la propiedad privada de la tierra. Además, Vietnam pretende desarrollar más las nuevas energías limpias, impulsar la reforma educativa y la seguridad cibernética y la transformación digital ocupa una parte muy importante de la agenda gubernamental para asegurar el desarrollo económico e introducir mecanismos de gobernación electrónicos. También dedica mucha atención al sistema educativo y a las manifestaciones culturales. Casi la totalidad de los niños vietnamitas, un 99 %, asisten a la escuela, logro que solo supera Singapur entre los diez países que componen la ASEAN, aunque Vietnam consigue que más del 92 % acaben su formación primaria, el mayor porcentaje en el sudeste asiático.
En 2018, el Partido Comunista decidió impulsar una política de desarrollo industrial hasta el año 2030 con la mirada en 2045, cuando se conmemore el centenario de la independencia, para afrontar lo que denomina la cuarta revolución industrial en el mundo.
La erradicación de la pobreza ha estado entre los principales objetivos del país y ha conseguido notables avances. Si en 1993 todavía el 58% de los hogares eran pobres, en 2020 apenas eran el 3% y el sistema público de salud asegura la atención sanitaria a la totalidad de la población a través del seguro médico.
ÉXITO EN EL CONTROL DE LA PANDEMIA
Los informes gubernamentales indican que entre 2016 y 2020 la tasa de crecimiento alcanzó la media del 6,8% anual. El impacto de la pandemia en 2020 afectó también a Vietnam, aunque consiguió un crecimiento económico de casi el 3%, uno de los mayores incrementos en Asia y en el mundo. La economía privada supone el 40% del PIB y el déficit comercial anterior se ha convertido en superávit. El nuevo plan quinquenal pretende que el sector privado de la economía pase del 40% a más del 50% en 2025, con la previsión de que el PIB per cápita se duplique en ese periodo. Los pequeños negocios y empresas constituyen la mayoría de ese sector privado. Pretende también desarrollar la economía de mercado de orientación socialista, mejorar la educación, garantizar la seguridad social y una buena gestión de los recursos naturales con la protección ecológica y el combate al cambio climático. Ha aumentado considerablemente el comercio electrónico y el turismo, que ha pasado de ocho millones de visitantes en 2015 a dieciocho en 2019.
La clave que explica el crecimiento económico del país en el último año es el éxito en el control de la pandemia, que comportó el cierre de fronteras y una estricta disciplina en la aplicación de las medidas sanitarias. Hasta febrero, la Covid-19 había afectado en Vietnam a 1.851 personas con 35 muertos, un logro que casi no tiene equivalente en el mundo. A principios de febrero, ante un nuevo brote, se decretó de nuevo el cierre de las escuelas que permanecieron clausuradas durante tres meses en 2020. Según la Organización Mundial de Salud, Vietnam es uno de los pocos países que ha conseguido controlar con éxito la pandemia y además ha sido capaz de solidarizarse con otras naciones enviando asistencia médica y humanitaria. Ahora, el gobierno trata de asegurar el suministro de vacunas para toda la población. En el XIII Congreso, el dirigente comunista Hu?nh Thành ??t, ministro de Ciencia y Tecnología, planteó que Vietnam debe aumentar la productividad y la competitividad y cambiar el modelo de crecimiento para pasar a otro basado en la ciencia, la tecnología y la innovación. El país quiere cambiar las formas de acumulación, una cuestión que ya se abordó en el anterior congreso, junto a la reorganización de la economía. No todo han sido felicitaciones en el XIII Congreso. Se constató que no se han alcanzado todos los objetivos planteados que pretendían conseguir en 2020 un país industrializado y moderno. Y se resaltó que entre algunos dirigentes medios y militantes ha continuado la degradación y el olvido de la ideología comunista, adoptando unas formas de vida que rompen con la ética del partido. El despilfarro y la corrupción no se han podido erradicar por completo.
RECUPERÁNDOSE DE LA AGRESIÓN ESTADOUNIDENSE
CCOO ha colaborado con Vietnam para el control de Mango e Inditex, de los poco recomendables empresarios Isak Andic y Amancio Ortega, con cuyas empresas firmó un acuerdo para que respetasen las normas internacionales. Mango contrata con setenta y dos fábricas en Vietnam, aunque no son de su propiedad. La Confederación General del Trabajo vietnamita, CGT, anunció también la modificación del Código del Trabajo (decisión que difundió la OIT en enero de 2021), ampliando la libertad sindical, incluso fuera de las estructuras de la CGT, lo que plantea el problema de preservar la unidad sindical sin menoscabo de la libertad. El nuevo Código establece también mecanismos de mediación para conflictos laborales, la igualdad salarial para hombres y mujeres, protección contra el acoso sexual en el trabajo y el aumento de la edad de jubilación que, tras un periodo de transición, pasará a ser de 62 años para los hombres y 60 para las mujeres.
Pese a los avances conseguidos, los retos son muchos. No hay que olvidar que la devastación causada por los bombardeos estadounidenses afectó duramente a todo el país, destruyó las infraestructuras, envenenó la tierra y diezmó a la población. La reconstrucción ha sido una tarea titánica. Todavía diez años después del final de la guerra el ingreso per cápita anual era de apenas ciento sesenta dólares, que hoy se ha multiplicado por dieciocho, y Vietnam ha pasado a ser uno de los principales exportadores agrícolas del mundo, con productos como el arroz, que consigue varias cosechas anuales, el café y las hortalizas.
Más de las tres cuartas partes de la población vietnamita han nacido después de la guerra y tanto el Partido Comunista como el gobierno dedican gran atención a las necesidades de la juventud. Tras treinta y cinco años del inicio del Doi moi, la renovación, subsisten riesgos, apuntados en el anterior Congreso, que todavía no se han resuelto, pero el nivel de vida de la población ha aumentado notablemente y la estabilidad política ha permitido una relación más equilibrada con la ASEAN y con las principales potencias mundiales.
En el plano internacional, Vietnam ingresó en 2007 en la Organización Mundial del Comercio y en agosto de 2020 entró en vigor el Tratado de Libre Comercio y el Acuerdo de Protección de Inversiones entre la Unión Europea y Vietnam. Tres meses después, en la cita virtual organizada por Hanói, se firmó el RCEP, el mayor acuerdo comercial del mundo, que contribuirá al desarrollo de los intercambios y a la estabilidad política en el sudeste asiático. China es el principal proveedor del país, seguido por Corea del Sur y Japón, y cuenta con algunas zonas económicas de colaboración en Vietnam. Junto al éxito por la creación del RCEP, Hanói mantiene diferencias con China por la soberanía de los archipiélagos Paracelso (que denomina Hoàng Sa) y Spratly (con el nombre de Truong Sa), disputa que utiliza Estados Unidos para intentar atraer a Vietnam en su estrategia antichina. Vietnam apoya las reclamaciones a Estados Unidos y a empresas norteamericanas por la fabricación y utilización del agente naranja. La aviación estadounidense lanzó sobre Vietnam más de ochenta millones de litros de herbicidas, en la más destructiva y criminal operación de guerra química de la historia de la humanidad. Cinco millones de personas padecieron las dioxinas y tres millones sufrieron graves consecuencias que aún perduran. El Vietnam socialista no olvida a los War pigs que cantaban los chicos de Black Sabbath pero mira al futuro.
Los objetivos que ha aprobado el XIII Congrego son ambiciosos y fueron abordados antes por la Asamblea Nacional, Quoc hoi, el Parlamento, que discutió a finales de 2020 las formas de planificación económica y la función del Estado en la economía de mercado de orientación socialista, exigiendo un estricto gasto presupuestario y la mejora de la producción de alimentos en un país donde no existe la propiedad privada de la tierra. Además, Vietnam pretende desarrollar más las nuevas energías limpias, impulsar la reforma educativa y la seguridad cibernética y la transformación digital ocupa una parte muy importante de la agenda gubernamental para asegurar el desarrollo económico e introducir mecanismos de gobernación electrónicos. También dedica mucha atención al sistema educativo y a las manifestaciones culturales. Casi la totalidad de los niños vietnamitas, un 99 %, asisten a la escuela, logro que solo supera Singapur entre los diez países que componen la ASEAN, aunque Vietnam consigue que más del 92 % acaben su formación primaria, el mayor porcentaje en el sudeste asiático.
En 2018, el Partido Comunista decidió impulsar una política de desarrollo industrial hasta el año 2030 con la mirada en 2045, cuando se conmemore el centenario de la independencia, para afrontar lo que denomina la cuarta revolución industrial en el mundo.
La erradicación de la pobreza ha estado entre los principales objetivos del país y ha conseguido notables avances. Si en 1993 todavía el 58% de los hogares eran pobres, en 2020 apenas eran el 3% y el sistema público de salud asegura la atención sanitaria a la totalidad de la población a través del seguro médico.
ÉXITO EN EL CONTROL DE LA PANDEMIA
Los informes gubernamentales indican que entre 2016 y 2020 la tasa de crecimiento alcanzó la media del 6,8% anual. El impacto de la pandemia en 2020 afectó también a Vietnam, aunque consiguió un crecimiento económico de casi el 3%, uno de los mayores incrementos en Asia y en el mundo. La economía privada supone el 40% del PIB y el déficit comercial anterior se ha convertido en superávit. El nuevo plan quinquenal pretende que el sector privado de la economía pase del 40% a más del 50% en 2025, con la previsión de que el PIB per cápita se duplique en ese periodo. Los pequeños negocios y empresas constituyen la mayoría de ese sector privado. Pretende también desarrollar la economía de mercado de orientación socialista, mejorar la educación, garantizar la seguridad social y una buena gestión de los recursos naturales con la protección ecológica y el combate al cambio climático. Ha aumentado considerablemente el comercio electrónico y el turismo, que ha pasado de ocho millones de visitantes en 2015 a dieciocho en 2019.
La clave que explica el crecimiento económico del país en el último año es el éxito en el control de la pandemia, que comportó el cierre de fronteras y una estricta disciplina en la aplicación de las medidas sanitarias. Hasta febrero, la Covid-19 había afectado en Vietnam a 1.851 personas con 35 muertos, un logro que casi no tiene equivalente en el mundo. A principios de febrero, ante un nuevo brote, se decretó de nuevo el cierre de las escuelas que permanecieron clausuradas durante tres meses en 2020. Según la Organización Mundial de Salud, Vietnam es uno de los pocos países que ha conseguido controlar con éxito la pandemia y además ha sido capaz de solidarizarse con otras naciones enviando asistencia médica y humanitaria. Ahora, el gobierno trata de asegurar el suministro de vacunas para toda la población. En el XIII Congreso, el dirigente comunista Hu?nh Thành ??t, ministro de Ciencia y Tecnología, planteó que Vietnam debe aumentar la productividad y la competitividad y cambiar el modelo de crecimiento para pasar a otro basado en la ciencia, la tecnología y la innovación. El país quiere cambiar las formas de acumulación, una cuestión que ya se abordó en el anterior congreso, junto a la reorganización de la economía. No todo han sido felicitaciones en el XIII Congreso. Se constató que no se han alcanzado todos los objetivos planteados que pretendían conseguir en 2020 un país industrializado y moderno. Y se resaltó que entre algunos dirigentes medios y militantes ha continuado la degradación y el olvido de la ideología comunista, adoptando unas formas de vida que rompen con la ética del partido. El despilfarro y la corrupción no se han podido erradicar por completo.
RECUPERÁNDOSE DE LA AGRESIÓN ESTADOUNIDENSE
CCOO ha colaborado con Vietnam para el control de Mango e Inditex, de los poco recomendables empresarios Isak Andic y Amancio Ortega, con cuyas empresas firmó un acuerdo para que respetasen las normas internacionales. Mango contrata con setenta y dos fábricas en Vietnam, aunque no son de su propiedad. La Confederación General del Trabajo vietnamita, CGT, anunció también la modificación del Código del Trabajo (decisión que difundió la OIT en enero de 2021), ampliando la libertad sindical, incluso fuera de las estructuras de la CGT, lo que plantea el problema de preservar la unidad sindical sin menoscabo de la libertad. El nuevo Código establece también mecanismos de mediación para conflictos laborales, la igualdad salarial para hombres y mujeres, protección contra el acoso sexual en el trabajo y el aumento de la edad de jubilación que, tras un periodo de transición, pasará a ser de 62 años para los hombres y 60 para las mujeres.
Pese a los avances conseguidos, los retos son muchos. No hay que olvidar que la devastación causada por los bombardeos estadounidenses afectó duramente a todo el país, destruyó las infraestructuras, envenenó la tierra y diezmó a la población. La reconstrucción ha sido una tarea titánica. Todavía diez años después del final de la guerra el ingreso per cápita anual era de apenas ciento sesenta dólares, que hoy se ha multiplicado por dieciocho, y Vietnam ha pasado a ser uno de los principales exportadores agrícolas del mundo, con productos como el arroz, que consigue varias cosechas anuales, el café y las hortalizas.
Más de las tres cuartas partes de la población vietnamita han nacido después de la guerra y tanto el Partido Comunista como el gobierno dedican gran atención a las necesidades de la juventud. Tras treinta y cinco años del inicio del Doi moi, la renovación, subsisten riesgos, apuntados en el anterior Congreso, que todavía no se han resuelto, pero el nivel de vida de la población ha aumentado notablemente y la estabilidad política ha permitido una relación más equilibrada con la ASEAN y con las principales potencias mundiales.
En el plano internacional, Vietnam ingresó en 2007 en la Organización Mundial del Comercio y en agosto de 2020 entró en vigor el Tratado de Libre Comercio y el Acuerdo de Protección de Inversiones entre la Unión Europea y Vietnam. Tres meses después, en la cita virtual organizada por Hanói, se firmó el RCEP, el mayor acuerdo comercial del mundo, que contribuirá al desarrollo de los intercambios y a la estabilidad política en el sudeste asiático. China es el principal proveedor del país, seguido por Corea del Sur y Japón, y cuenta con algunas zonas económicas de colaboración en Vietnam. Junto al éxito por la creación del RCEP, Hanói mantiene diferencias con China por la soberanía de los archipiélagos Paracelso (que denomina Hoàng Sa) y Spratly (con el nombre de Truong Sa), disputa que utiliza Estados Unidos para intentar atraer a Vietnam en su estrategia antichina. Vietnam apoya las reclamaciones a Estados Unidos y a empresas norteamericanas por la fabricación y utilización del agente naranja. La aviación estadounidense lanzó sobre Vietnam más de ochenta millones de litros de herbicidas, en la más destructiva y criminal operación de guerra química de la historia de la humanidad. Cinco millones de personas padecieron las dioxinas y tres millones sufrieron graves consecuencias que aún perduran. El Vietnam socialista no olvida a los War pigs que cantaban los chicos de Black Sabbath pero mira al futuro.
Higinio Polo
Publicado en el Nº 342 de la edición impresa de Mundo Obrero marzo 2021
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