martes, 8 de diciembre de 2020

SINFONÍA Nº 8 "FLORES POLACAS", DEL COMPOSITOR POLACO-SOVIÉTICO MIECZYESLAW WEINBERG, EN EL 101 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO

La “Sinfonía Nº 8” (Flores Polacas)  Op.83 fue escrita en 1964, siendo su primer sinfonía totalmente coral. Utiliza un tenor, una soprano, una contralto además de un coro mixto. El texto pertenece al poeta polaco de origen judío, Julian Tuwim, uno de los preferidos por Weinberg. Presenta una historia y crítica de Polonia durante la época situada entre las dos guerras mundiales.

Se estrenó en Moscú el 6 de marzo de 1966, interpretada por el Coro Académico Ruso y la Orquesta Filarmónica de Moscú dirigidos por Alexander Yurlov. Weinberg recordaba a su antigua patria, a la que no volvió hasta aquel mismo año durante una visita al Festival de Otoño de Varsovia.

Al estilo de alguna de las sinfonías de Shostakovich, está constituida por una serie de diez movimientos, en forma de una colección de canciones de aspecto descriptivo. "Kwiaty Polskie" (Flores Polacas), escrito entre 1940 y 1946, es un poema épico recordando con nostalgia la infancia del poeta transcurrida en Łódź.

El primer movimiento, Podmuch wiosny, viento de Primavera, empieza con el coro femenino cantando un tema pensativo, acompañado por los bajos de la cuerda y la percusión. La cuerda responde de un modo elegíaco, a la que se añade un solo de clarinete antes del final.

Actúa como preludio, haciendo una reflexión sobre el turbulento pasado de Polonia y su incierto futuro. Un viento turbulento que amenaza a su pueblo. La música nos indica el tono sombrío que tendrá la obra.

El segundo movimiento, Baluckie dzieci, niños de Baluty, nos presenta un tema rítmico cantado por el coro femenino, acompañado por el pizzicato de la cuerda, a la que se le suma la cuerda y la madera. Después de una pausa el tenor presenta su respuesta de un modo expresivo. Los dos temas se combinan polifónicamente antes de un brusco final.

Baluty es un suburbio industrial de Łódź. La música evoca el miserable clima social en que vivían los habitantes de los barrios obreros de la ciudad antes de la guerra.

El tercer movimiento, Przed stara chata, en frente de la antigua choza, empieza con entradas del viento en forma de lamentos, antes del solo del tenor en un ambiente armónico casi barroco. En la parte final la cuerda y el metal en sordina dan paso al coro sin acompañamiento, que nos llevan a un desolado final que conecta con la siguiente parte.

Es una triste reflexión sobre la degradación sufrida por el pueblo polaco a través de los tiempos. La vieja cabaña actúa como nostálgico fondo de la decadencia sufrida en todos los sentidos.

El cuarto movimiento, Byl sad, aquí había un huerto, empieza con el balbuceo de un tema folclórico mediante la madera y la cuerda. El coro aparece brevemente, dando paso a un diálogo entre la soprano y la mezzosoprano. La expresividad aumenta con la entrada de los instrumentos. Una frase del coro cierra el movimiento.

Continúa con una descripción del estado de pobreza en Polonia. Una pobreza que afecta especialmente a los campesinos, a los gitanos y a los judíos. El tema folclórico representa a la detestada raza judía.

El quinto movimiento, Bez, baya del saúco, empieza con un solo del tenor acompañado por intervenciones de la madera, acompañados por acordes de los bajos de la cuerda. El coro responde con un carácter de plegaria, que nos lleva al primer clímax de la obra con la intervención masiva de la orquesta. El tenor cierra con violentas frases el movimiento.

El texto nos presenta el contraste entre la esplendorosa Primavera y la alienante vida soportada por los habitantes de la ciudad. Una mezcla entre la súplica de una ferviente oración y el grito de rabia.

El sexto movimiento, Lkcja, lección, nos presenta una danza para coro y orquesta, con la participación activa de la percusión. En la segunda parte el coro se presenta vacilante, interpretando fragmentos hasta enmudecer, siendo arrastrado por el ritmo de la orquesta. Este fragmento orquestal da una nueva breve entrada al coro. El movimiento termina de forma desolada con sombríos intercambios entre el metal y la percusión, que nos van conduciendo al silencio.

Se trata de una llamada a los niños polacos, sobre la maldad humana que deberán de soportar. El inicio nos presenta una danza infantil que terminará de un modo desolador y sin una esperanza próxima.

El séptimo movimiento, Warszawskie psy, perros de Varsovia, presenta acordes al unísono del piano y la percusión, replicados con fuerza por el coro y la madera. La intensidad aumenta, especialmente cuando los acordes son martilleados por la entera orquesta. Un gélido solo del tenor interrumpe la música. Fugitivas entradas del coro, madera y percusión anteceden al poderoso acorde final.

El texto compara la crueldad infligida a los perros con el sufrimiento del pueblo polaco en los tiempos de guerra. Los fuertes acordes representarían la crueldad arrolladora del ejército nazi, especialmente contra aquellas razas tenidas como inferiores, cuyos miembros eran tratados como perros.

El octavo movimiento, Matka, madre, empieza con un dramático solo del tenor acompañado por estáticos acordes. Su melodía deriva del final del anterior movimiento. Una trompa lejana aporta una pincelada de contrapunto. Luego el fondo sonoro pasa a la cuerda aguda, terminando con lúgubres sonidos glaciales de la celesta, acompañados por las maderas en su registro más grave.

El texto nos relata una atrocidad cometida por los invasores nazis. Una madre es asesinada junto a la tumba de su hijo. El tenor realiza un dramático relato de los hechos, terminando con sonidos que hielan la sangre.

El noveno movimiento, Sprawiedliwosc, justicia, empieza con el coro sin acompañamiento con un tema dramático al unísono. Continúa con una sección más plácida donde el coro dialoga con la madera, un tema tomado de su ciclo de canciones "Recuerdos" escrito en 1958. Después de una pausa, la coda nos lleva a un clímax de modo triunfal, en el cual el coro nos conduce sin interrupción a la última parte.

Nos presenta el contraste entre el desastre nazi y la promesa de libertad e igualdad pregonada por los soviéticos al alzarse con la victoria. La primera parte nos muestra la apisonadora germánica, contrastando con una segunda sección más plácida dando esperanza a la liberación soviética. Al lograr la victoria llegamos al triunfal clímax.

El último movimiento, Wisla plynie, el Vístula fluye, empieza con un expresivo solo para el tenor. Luego el coro toma el tema de un modo más reflexivo acompañado por una luminosa orquesta. El tenor retorna con más fuerza respondiendo el coro de un modo más implorante. El tema de la madera tomado del quinto movimiento antecede la nueva entrada del coro, empezando un impresionante clímax para coro y orquesta. La música se disuelve quedando fragmentos corales. Aparece el tema del primer movimiento interpretado por la madera en su registro agudo que nos lleva a un optimista final.

El fluir del rio Vístula simboliza la indestructibilidad del espíritu polaco. Las flores de Polonia cada año comunican una nueva esperanza, es la frase con la que podemos resumir el espíritu de la obra. Su final refleja, según las propias palabras de Weinberg, la profunda fe del poeta en la victoria de la libertad, la justicia y el humanismo.

Fuente: Historia de la Sinfonía

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