Título original: O que é isso companheiro?
Año: 1997
Duración: 110 min.
País: Brasil
Dirección: Bruno Barreto
Guión: Leopoldo Serran (Novela: Fernando Gabeira)
Música: Stewart Copeland
Fotografía: Félix Monti
Reparto: Alan Arkin, Pedro Cardoso, Fernanda Torres, Luiz Fernando Guimarães, Claudia Abreu, Milton Gonçalves, Fernanda Montenegro, Caroline Kava, Fisher Stevens
Sinopsis: Brasil, 1969. Fernando y Cezar son dos jóvenes idealistas que han decidido unirse al Movimiento Revolucionario Ocho de Octubre. Artur lo considera una idea descabellada y peligrosa y no se deja convencer por sus amigos. Pronto, los chicos descubren que unirse al grupo significa cambiar de identidad y renunciar a vivir con sus familias. La organización los utilizará para secuestrar al embajador norteamericano en Brasil.
Esta interesante película brasileña fue candidata al Oscar 1997 al mejor film en habla no inglesa. Se trata de la adaptación libre de la obra autobiográfica O que é isso, companheiro? (A por otra, compañero, en la versión publicada en España), escrita desde su exilio en Suecia por el periodista Fernando Gabeira, diez años después del suceso que narra. Este hecho, acaecido en 1969, durante la dictadura militar, fue el secuestro en Río de Janeiro del embajador de Estados Unidos, Charles Burke Elbrick, por un comando de jóvenes e inexpertos revolucionarios de extrema izquierda.
Bruno Barreto (Doña Flor y sus dos maridos, Bajo otra bandera), cineasta brasileño afincado desde hace años en Hollywood, recrea minuciosamente esta historia real al estilo del cine político de los años 70, con un sobrio realismo, formalmente convencional y a ratos descuidado, pero eficaz desde el punto de vista dramático. Ciertamente, la película acusa carencias formales, y algunas de las subtramas resultan artificiosas, como el drama familiar del duro policía que investiga el caso o el romance entre la jefa y el ideólogo del comando terrorista, dos hilos narrativos resueltos además con un cierto exhibicionismo sexual. Sin embargo, Barreto disimula hábilmente estos defectos con un gran rigor narrativo, que da primacía, con ponderación y afán de veracidad, a la evolución de los conflictos morales de los personajes, todos ellos muy bien perfilados e interpretados. Destaca especialmente el magistral trabajo de Alan Arkin, en el papel de sufrido embajador estadounidense, quien, en sus jugosas relaciones con los secuestradores, sabe mantener el equilibrio entre sus opiniones personales y los intereses políticos que debe defender por su cargo.
Este personaje refleja la riqueza de matices de la perspectiva que ha adaptado Barreto; una perspectiva que se esfuerza en ser objetiva, tamizando las motivaciones políticas de los personajes con la posibilidad de moderación y humanidad que le permite el alejamiento temporal de los hechos. El propio Barreto ha subrayado este enfoque, similar al de John Sayles en Hombres armados: «Creo que es importante que la película se exhiba ahora, cuando han dejado de existir las ideologías de derechas e izquierdas; cuando palabras como ‘ética’, ‘sueños’ y ‘utopía’ están perdiendo su significado, y la ‘ideología’ es un concepto manipulado por los medios de comunicación. Considero que es necesario mostrar una página de la historia reciente que, para una generación de gente joven, parece que no había tenido nunca lugar».
Con este acertado planteamiento, Barreto atenúa el posible maniqueísmo de su alegato contra las violaciones de los derechos humanos por la dictadura militar brasileña. A la vez, plantea un inteligente examen de conciencia del ingenuo idealismo de los movimientos revolucionarios marxistas de los años 60 y 70 —teología de la liberación, incluida—, sin renunciar a una evidente simpatía y hasta admiración hacia ellos. Así, se distancia del recurso a la violencia, incluso en las situaciones límite, para abogar decididamente por el diálogo y la negociación política. J.J.M.
Fuente: Bloggermania
VER PELICULA CON SUBTITULOS EN CASTELLANO:
https://archive.org/details/4d145d353t13mb3
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