LA ESPAÑA PEREGRINA VUELVE DEL OLVIDO
Tres exposiciones muestran en el 80º aniversario del arranque del exilio republicano el impacto cultural y social de la diáspora
En los primeros meses de 1939 más de medio millón de españoles cruzaron la frontera con Francia. Con aquel éxodo masivo se iba cerrando el último capítulo de la Guerra Civil y arrancaba la primera etapa de un largo e incierto exilio que se prolongaría durante cerca de cuatro décadas y se expandiría por el continente americano y el Caribe, la URSS y Europa. Ochenta años después de aquella retirada, una monumental exposición documental y artística y dos muestras fotográficas, inauguradas este miércoles en las Arquerías de Nuevos Ministerios en Madrid, reconstruyen y rinden homenaje a la diáspora republicana.
Comisariada por Juan Manuel Bonet, 1939: Exilio republicano español sigue el rastro de aquella España peregrina desde la frontera con Francia hasta la devolución del Guernica de Picasso a España en 1981. “Esta es la exposición más grande que se ha hecho sobre el tema y se muestra mucho material que nunca había sido expuesto”, explicó este miércoles el exdirector del Museo Reina Sofía, que también participó en la primera muestra dedicada al exilio presentada en 2002 en el Palacio de Cristal del Retiro. La nueva exposición traza un amplio recorrido histórico con documentos, fotografías, objetos —desde maquetas de barcos hasta la bandera con crespón que se usó en el entierro de Azaña—, películas, material radiofónico, grabaciones de lecturas, carteles, libros y más de medio centenar de cuadros.
La vasta panorámica que la muestra ofrece ordena una larga y compleja historia, silenciada y perseguida durante el franquismo. Desde la resistencia del Gobierno en el exilio y de los sindicatos y partidos, hasta la evocación de las editoriales, librerías, galerías y escuelas que los republicanos fundaron en sus países de acogida, el recorrido es rico y diverso.
A las fotos de Robert Capa, David Seymour o Agustí Centelles que documentaron la retirada se suman la edición de 1940 del libro de Silvia Mistral en Éxodo. Diario de una refugiada española, o un ejemplar de 1937 de A sangre y fuego de Manuel Chaves Nogales. Mapas de los campos de concentración en Francia; la maqueta del barco Sinaia —que trasladó a más de 1.500 republicanos a México—, y documentos como el radiotelegrama de Manuel Azaña presentando su dimisión, o el diario de a bordo de una expedición en julio de 1939, se presentan junto a las historias de los refugiados que acabaron en la Unión Soviética, y las de los combatientes que integraron la División Leclerc y lucharon contra el fascismo en la contienda que asoló el resto de Europa hasta 1945.
Hay un capítulo dedicado al impacto que tuvieron las muertes del poeta Antonio Machado (se expone el dibujo que de él hizo Picasso para ilustrar un cartel) y de Manuel Azaña, y otro que recuerda los campos de concentración nazis donde muchos republicanos acabaron. Una sección está dedicada al trabajo en las artes escénicas que emprendieron los exiliados. Los auriculares permiten escuchar los programas de radio que en la BBC, Radio París y La Pirenaica constituían un último reducto donde escuchar noticias que escapaban al oficialismo franquista.
A las fotos de Robert Capa, David Seymour o Agustí Centelles que documentaron la retirada se suman la edición de 1940 del libro de Silvia Mistral en Éxodo. Diario de una refugiada española, o un ejemplar de 1937 de A sangre y fuego de Manuel Chaves Nogales. Mapas de los campos de concentración en Francia; la maqueta del barco Sinaia —que trasladó a más de 1.500 republicanos a México—, y documentos como el radiotelegrama de Manuel Azaña presentando su dimisión, o el diario de a bordo de una expedición en julio de 1939, se presentan junto a las historias de los refugiados que acabaron en la Unión Soviética, y las de los combatientes que integraron la División Leclerc y lucharon contra el fascismo en la contienda que asoló el resto de Europa hasta 1945.
Ordenados siguiendo un criterio geográfico, los cuadros y obras artísticas producidas por los exiliados ocupan casi toda la planta inferior. Ahí puede contemplarse el trabajo de artistas como Vela Zanetti, Mary Martín, Luis Seoane, Ramón Gaya, Óscar Domínguez, Rafael Alberti, Maruja Mallo o Amparo Segarra, entre muchos otros. También se presentan los aguafuertes de Pablo Picasso Sueño y mentira de Franco y el retrato que el pintor malagueño hizo de la hija del arquitecto Manuel Sánchez Arcas, Mercedes Sánchez Cruz-López, en 1948 en Varsovia, ciudad a la que acudió en uno de sus pocos viajes en avión. Herederos y familiares de los artistas han prestado muchos materiales, que se han sumado a los de las colecciones de la Fundación Pablo Iglesias, y el Museo Reina Sofía, entre otras instituciones.
La colección del centenar de fotografías inéditas que el fotoperiodista francés Philippe Gaussot tomó en la frontera en 1939 y en los campos, se presenta de forma separada en Las Arquerías en la muestra titulada Caminos del exilio. Su hijo Jean Philippe encontró una maleta con el material que ahora se muestra por vez primera. La sangre no es agua de Pierre Gonnord es la otra exposición fotográfica, que combina recuerdo, pasado y presente.
Con estas muestras, abiertas hasta el 31 de enero, se cierra un año de conmemoraciones. Coordinado por una comisión interministerial, el proyecto de homenaje al exilio se marcó la restitución de su historia, y la difusión del legado de los exiliados. En la presentación a la prensa el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, afirmó sentirse “profundamente emocionado”. La ministra de Justicia, Dolores Delgado, habló del intento “de sacar de la fosa de la desmemoria a quienes marcharon al exilio”. Y el titular de Cultura, José Guirao subrayó que este tema es infinito: “Esta exposición es necesaria. Hemos tardado 80 años en tratar el exilio con la importancia que merecía, pero esto no se agota”.
Fuente: El País
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