miércoles, 14 de marzo de 2018

HUNGRÍA: LA DESTRUCCIÓN DE LA RAZÓN Y LA SEMIDESTRUCCIÓN DE UN ARCHIVO


Por Agnes Kelemen


Nota del director: El legado del filósofo marxista György Lukács ha sido en Budapest objeto de ataques. En 2016, comenzaron las protestas contra el cierre del Archivo Lukács, ubicado en la antigua vivienda del filósofo. En marzo de 2017 se retiró la estatua de Lukács del Parque de Szent Istvan [San Esteban], después de que el Ayuntamiento de Budapest, controlado por Fidesz, aceptara la propuesta del partido Jobbik. La retirada de la estatua y el cierre de los archivos son hechos que se ajustan a la ideología oficial del régimen autoritario de Orbán, que denuncia el liberalismo, el antifascismo y el socialismo como algo subversivo y dañino para la nación húngara. La presentación de Lukács como un “asesino comunista” y un intelectual “cosmopolita” judío trata de describirlo, igual que sus ideas, como algo “ajeno al espíritu húngaro”.

Esas afirmaciones forman parte de una Kulturkampf más amplia que comenzó tras el cambio de régimen en 1989 y se ha acelerado y adoptado nuevas y peligrosas formas bajo el régimen de Orbán, sin descontar ataques a medios informativos y ONGs no alineadas con los intereses del gobierno, y a la Universidad de Europa Central [CEU – CenTRAL European University]. A medida que queda claro que el capitalismo semiperiférico ya no se puede gestionar con los métodos de la democracia burguesa tradicional, el régimen de Orbán sigue trabajando intensamente para clausurar cualquier otra alternativa. Un extendido revisionismo tiene el efecto de aislar la historia húngara del presente en el momento en que los ciudadanos húngaros más necesitan acceder a otras alternativas.

El Archivo Lukács —que conserva los manuscritos y la biblioteca del filósofo György Lukács en su antigua vivienda — es una de las numerosas instituciones bajo asedio en Hungría. “Hasta el peor socialismo es mejor todavía que el mejor capitalismo” es probablemente la cita lukácsiana más popular y apropiada. Desde luego, uno de los problemas que ponen en peligro la supervivencia de su archivo es el capitalismo, sobre todo el mercado inmobiliario privado con ánimo de lucro.

Cuando Lukács redactó su testamento en 1971, sólo tuvo que pensar en sus manuscritos y sus libros, pues los bienes raíces no estaban privatizados. Y por difícil que fuera su relación con el Partido Socialista de los Trabajadores Húngaros, en la Hungría socialista, era evidente que la Academia Húngara de Ciencias (AHC) cumpliría los deseos del filósofo y gestionaría el Archivo Lukács en su casa. A lo largo de los años 70 y 80, la Academia recurrió a investigadores profesionales a tiempo completo para trabajar en el archivo, ofreció becas a jóvenes especialistas académicos (incluso occidentales) y editó publicaciones periódicas y libros de gran calidad.

Sin embargo, dos décadas después de la muerte de Lukács, el socialismo se derrumbó y el apartamento en que había vivido Lukács se convirtió en propiedad de la municipalidad del Distrito V de Budapest, una de las zonas más caras de la ciudad, en el corazón del centro ciudad de Pest. Además, el apartamento es amplio, con un total de 140 metros cuadrados y vistas al Danubio. En resumidas cuentas, la junta municipal podía ganar mucho más dinero vendiendo o alquilando el piso, sacándole un beneficio, que alquilándolo por un precio negociado a la Academia de Ciencias.

Lukács legó su herencia a diferentes departamentos de la Academia de Ciencias (los manuscritos, al Instituto de Filosofía, y los libros a la Biblioteca de la Academia) sin prever que el socialismo se vería pronto reemplazado por la peor alternativa posible: el capitalismo y un supuesto “mercado libre” del sector inmobiliario empapado de corrupción. Presumiblemente, a Lukács le sorprendería menos ser objetivo póstumo de ataques políticas —como le sucedió en vida — que el hecho de que la hostilidad hacia su herencia intelectual se viera camuflada con cálculos de origen mercantil.

En marzo de 2016, la AHC anunció que renunciaba al antiguo apartamento de Lukács e incorporaba sus documentos al Departamento de Manuscritos y Libros Raros administrado por la Biblioteca y el Centro de Información de la AHC. Esto se produjo sin garantía alguna de que la colección del archivo fuera a permanecer unida o de que hubiera expertos responsables que se ocupen de ella.

La justificación de la AHC mencionaba la necesidad de digitalizar los manuscritos y modernizar y sistematizar la colección entera. Pero, ¿por qué resulta, para empezar, que el archivo carecía de la capacidad de llevar esto a cabo? Pus porque sus recursos humanos se habían evaporado del archivo desde la década de 1990. En su edad dorada, cuatro investigadores científicos y un bibliotecario trabajaban allí a tiempo completo. Desde 2012, no hay un solo investigador científico empleado en el Archivo, y no se está llevando a cabo ninguna labor científica. Desde principios de 2017, la bibliotecaria, Mária Székely, se ocupa ella sola del archivo. Gracias a su compromiso y competencia, los investigadores externos pueden acceder todavía a la colección y recibir ayuda para poder navegar entre cajas. Los especialistas anteriormente empleados se acercan y ayudan a los investigadores visitantes en sus peticiones.

La amplitud del revuelo internacional de la primavera de 2016, que incluía una petición firmada por diez mil personas tras el anuncio hecho por la Academia, demostró que para mucha gente el archivo es importante. Alentados por esto, especialistas académicos marxistas y no marxistas decidieron utilizar el arsenal del capital para salvar la herencia de Lukács. En el otoño de 2016 se creó la LANA (Lukács Archívum Nemzetközi Alapítvány, o Fundación Internacional Archivo Lukács). La organización trató primero de recaudar fondos con los que adquirir el apartamento por un precio aproximado de 200.000 euros. La posibilidad de comprar el apartamento de Lukács también la suscitó Die Linke, y el Parlamento federal alemán consideró la propuesta junto a otra que apuntaba a comprar la villa californiana de Thomas Mann. De este modo, queda claro lo que Lukács tenía tanto de filósofo alemán como húngaro.

La LANA organizó asimismo un congreso internacional en abril de 2017 con el título de “El legado de Georg Lukács”, que acogieron la ELTE (Universidad Eötvös Loránd) y la CEU (Central European University – Universidad de Europa Central) en Budapest. Cuando se publicó la convocatoria para la presentación de ponencias no resultaba particularmente provocativo organizar un congreso de ese género en la CEU. Sin embargo, para cuando llegaron noventa participantes de cuatro continentes y treinta países a la hermosa ciudad natal de Georg Lukács, se habían aprobado enmiendas excepcionales a la ley nacional de educación que tomaban especialmente como blanco la CEU. Aparte del tema del congreso, la ubicación también se convirtió inevitablemente en un gesto de resistencia. El congreso concluyó con una visita a un lugar de memoria lukácsiano, el Parque de Szent István, de donde se había retirado su estatura tras una propuesta del partido de extrema derecha Jobbik a la que dieron curso los miembros de Fidesz en el gobierno municipal de Budapest.

Las estrategias aplicadas contra el Archivo Lukács y la CEU son las mismas. Primero se propone una regulación que inhabilite su funcionamiento, y luego se pospone su ejecución, debido al clamor internacional. Así se empuja a la inseguridad y la ansiedad a quienes guardan relación con estas instituciones, mientras se da tiempo para que sus apuros se hundan en la obscuridad en la memoria popular. Puesto que cualquiera que se preocupe acerca de estas cuestiones — sea por solidaridad o por principio que se apresure a firmar peticiones — no se ve directamente afectado por el problema, no puede seguir luchando por un archivo o una universidad día tras día. Esta es la razón por la cual el régimen de Fidesz se propone destruir instituciones gradualmente, en lugar de clausurarlas con una sola medida. Así se hace, por tanto, difícil, pero imperativo resistirse a cada paso de dichos procesos, y no sólo a los más notorios.

Al inicio mismo de 2018, la historia del Archivo Lukács dio varios giros novedosos debido al hecho de que el Departamento Legal y la Biblioteca de la Academia misma a menudo van en direcciones opuestas. El Departamento Legal había logrado salvar el apartamento de Lukács unos meses antes renegociando con la municipalidad del Distrito V el contrato de alquiler a mejor precio hasta 2024. No obstante, el 15 de enero de 2018, la Biblioteca de la AHC envió a un bibliotecario, junto a un filósofo contratado específicamente para este proyecto, a fin de sistematizar y catalogar los manuscritos del Archivo Lukács, como preparación de su traslado al Departamento de Manuscritos y Libros Raros dentro de la Biblioteca del AHC. Su visita se anunció con tres días de antelación. Así que los investigadores que habían programado desplazarse para trabajar con manuscritos del Archivo Lukács se vieron en dificultades. Por añadidura, dado que gran número de fuentes custodiadas en los Archivos Nacionales Húngaros habían dejado de estar disponibles durante un número indefinido de años después de que estos archivos fueran recientemente trasladados, los historiadores húngaros se han mostrado más que escépticos al oír que los manuscritos estarían “pronto” disponibles en su nuevo hogar. De ahí que se reactivara la resistencia. Se lanzó una nueva petición, dirigida esta vez contra el traslado de los manuscritos del Archivo Lukács.

Francisco García Chicote envió su petición con una carta abierta por correo electrónico a los directivos de la AHC y su Biblioteca. A esta iniciativa, en su mayoría de profesores extranjeros, se sumaron estudiantes de Budapest que querían mostrar que no sólo se trataba de ancianos intelectuales académicos preocupados por la investigación sin restricciones en Hungría y la accesibilidad del legado de un filósofo húngaro. Se manifestaron frente a la AHC en apoyo de la petición y en solidaridad con el Archivo Lukács. Entregaron la petición impresa a dos representantes de la Academia.

El día de la manifestación estudiantil (el 25 de enero de 2018) —de hecho, pocos minutos antes de que se iniciara — el Departamento Legal de la AHC le propuso a la LANA firmar una declaración de intenciones con vistas a cooperar. Entretanto, la Biblioteca de la Academia seguía sistematizando y catalogando los manuscritos para facilitar su traslado. Así pues, el Departamento Legal y la Biblioteca de la AHC perseguían de nuevo dos proyectos distintos, como había sucedido en el caso del apartamento. En todo caso, el 30 de enero, sabiendo que se encontraba en un congreso en el extranjero y que no podía reaccionar de inmediato, la AHC emitió una declaración en la que hacía saber públicamente que el director del Patronato de la LANA firmaría un contrato de cooperación, y añadía varias declaraciones problemáticas.

Primero, la declaración establecía que la Academia estaba “comenzando ahora a procesar el legado de Lukács”, ignorando la labor de generaciones de investigadores húngaros y extranjeros en los 47 años transcurridos desde la muerte de Lukács. Gracias a sus esfuerzos se han traducido y publicado en húngaro muchas de las obras alemanas de Lukács y está en curso actualmente la edición crítica alemana de la obra completa de Lukács, se han publicado los hallazgos de la famosa “maleta de Heidelberg y se han elaborado numerosos ejemplos de literatura secundaria sobre la filosofía de Lukács en húngaro y en muchas otras lenguas”.

Segundo, una afirmación aun más problemática en la declaración era que la Academia seleccionaría aquellos documentos de la colección que considerara que no formaban parte del legado de Lukács y los dejaría en suspenso fuera del alcance de los investigadores “hasta que clarificase su procedencia”. Por tanto, documentos que habían sido accesibles a lo largo de más cuatro décadas pasarían a ser inaccesibles sobre una base muy dudosa, a saber, la opinión de la Academia de lo que forma parte o no forma parte del legado intelectual de Lukács.

Se digitalizarán los manuscritos, a los que podrá accederse en la Red. Así pues, en la práctica, los investigadores que trabajen en el Archivo Lukács podrían utilizar esos materiales a la vez que los libros de Lukács. Por ende, los investigadores de todo el mundo podrían acceder a los manuscritos a distancia. En cierto modo, potencialmente dependeríamos todos menos del propietario de los manuscritos: la Academia Húngara de Ciencias.

El patronato de la LANA, contando a su director, que firmó el contrato de cooperación con la Academia, le dio muchas vueltas a la problemática naturaleza de la propuesta de la Academia. Hay dos posturas dentro del Patronato con respecto a la valoración de este documento. La que veía motivos para su firma se basa en la noción de que se trata del mejor compromiso que se pueda conseguir para bien del Archivo Lukács con el actual régimen político. La otra, representada por miembros que también votaron a favor de firmar el contrato, es de la opinión de que ésta pudiera ser la mejor opción disponible, pero no es lo bastante buena.

A un miembro de LANA le preocupa en qué medida este documente es legalmente vinculante para la Academia.

A la vista del hecho de que hace dos años el Archivo Lukács estaba casi completamente clausurado y se había retirado su estatua del parque de Szent István (condenándole así a damnatio memoriae), resistirse era (¡firmad la petición!) y sigue siendo necesario. Si bien nuestras protestas no han sido completamente en vano, cuando se compara con su edad de oro, el Archivo Lukács va a ser una sombra de su ser anterior. Le faltarán sus manuscritos originales y quedará degradado a no ser otra cosa que un lugar de recuerdo nostálgico. Pero puesto que el lugar no ha sido destruido en su totalidad, nos queda todavía la posibilidad de visitar el cuarto en el que escribió Lukács La destrucción de la razón [conocida en su versión española como El asalto a la razón] y depositar esperanzas en la posibilidad de que sobrevivan sus manuscritos y sean accesibles en formato digital.

A fin de lograr los modestos objetivos de este compromiso, los esfuerzos se centran ahora en recaudar fondos y hacer posible que vuelva a convertirse en instituto de investigación, en lugar de ser simplemente un espacio de recuerdo. Se agradecerán sobremanera las donaciones para la renovación del archivo Lukács.

Beneficiario: Lukács Archívum Nemzetközi Alapítvány. Nombre y dirección del banco:

CIB Bank, 1027 BUDAPEST, MEDVE U. 4-14; IBAN: HU90 1070

0691 6987 0820 5110 0005

Agnes Kelemen es doctoranda en Historia de la CEU (Universidad de Europa Central) de Budapest, prepara su tesis sobre las conexiones entre emigración, movilidad social y antisemitismo académico entre las dos guerras mundiales. Colabora asimismo en un documental sobre Lukács junto a Sofia Labropoulou, Sotiris Bekas, Cody J. Inglis y Jordan Skinner.

Fuente: http://www.criticatac.ro/lefteast/hungary-the-destruction-of-reason-and-the-semi-destruction-of-an-archive/

Traducción: Lucas Antón

Fuente en español: kaos en la red

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