sábado, 17 de junio de 2017

"TODO VA BIEN", DE JEAN-LUC GODARD

Titulo original: Tout va bien
Duración: 95 min
Año: 1972
Pais: Francia
Director: Jean-Luc Godard, Jean-Pierre Gorin
Guión: Jean-Luc Godard, Jean-Pierre Gorin
Reparto: Elizabeth Chauvin, Jane Fonda, Vittorio Caprioli, Yves Montand


Sinopsis

Hace ya más de cuarenta años que Godard estrenó Tout va bien (1972). Tras el fracaso de mayo del 68 en la sociedad parece imponerse la idea paradójica de que todo va bien cuando, en realidad, nada ha cambiado. Todos los sueños e ideales del 68 parecen haberse desvanecido, la economía ha devorado a la política y el capitalismo campa a sus anchas. Godard, usando la técnica del distanciamiento de Brecht, pone en escena el vacío de todos los discursos políticos, el, así llamado, fin de todas las ideologías. Utiliza la sección vertical para dar una perspectiva global de todas las relaciones sociales en juego: empresario, sindicalistas, comunistas, trabajadores. “Cada clase social hace sus movimientos”, se dice al principio de la película (el de la burguesía lo ilustra Godard, por cierto, con la policía golpeando a los protestatarios). Curiosamente, a pesar de que la película está protagonizada por dos iconos sexuales de la época (Yves Montand y Jane Fonda) y que cualquiera esperaría un drama romántico, a Godard le sobran treinta segundos para despachar la historia de amor.

La figura del empresario, representante de la ideología neoliberal, en la película secuestrado por los trabajadores en huelga, realiza también la crítica al marxismo oficial de la época, que abandona la lucha de clases, del revisionismo triunfante en la época. En primer lugar, la lucha de clases, dice el patrón, ya no existe, es un concepto del siglo XIX. En segundo lugar, la sociedad de consumo parece ser la alternativa económica más eficiente. En tercer lugar, en aquellos países donde ha triunfado el comunismo la economía se estanca. En cuarto y último lugar, la revolución no tiene sentido en una época de progreso económico, de aumento de la renta per cápita, de colaboración entre las clases sociales. En realidad, muchos de los grandes partidos comunistas de Europa Occidental de los 70, y mucho más los del siglo XXI, compartirían las ideas del empresario de Godard.

Godard no ve alternativa en los Sindicatos oficiales (la CGT) o el Partido Comunista. El director francés se burla de la rapidez con que se han incorporado al sistema. La ideología de izquierda, el comunismo de los grandes partidos, se ha convertido en otra mercancía más y está de rebajas (ver la escena final de la película, en un Carrefour)

Godard presenta, además, la posición ideológica con la que más simpatiza, el marxismo-leninismo o gauchisme (para Godard, principalmente el maoísmo) En la película, los obreros, traicionados por el Partido, pasan directamente a la acción y secuestran al dueño de la fábrica. Se trata de un camino sin salida que tiene como espectadores a la pareja que interpretan Yves Montand y Jane Fonda, director de cine y periodista, respectivamente. Ante su acción, tanto la patronal como los sindicatos (la CGT) consideran a los obreros como radicales, enemigos de la conciliación entre clases y locos revolucionarios. A pesar de ello, los obreros, retrata Godard, tienen razón en sus motivos, aunque en el mundo en el que viven tengan pocas posibilidades de éxito. En todo caso, todavía se observa el poso de La Chinoise, película de Godard inspirada en la Revolución Cultural Proletaria China, donde afirma que “Un fusil es una idea práctica y una idea es un fusil teórico. Un film es un fusil teórico y un fusil es un film práctico”.

El personaje de Yves Montand es el alter-ego de Godard. Es muy ilustrativo su discurso acerca del cine y la publicidad: Montand mira a cámara y parece dar un paso fuera de la pantalla para mostrar al espectador que el cine no es más que otra mercancía que busca rentabilidad. ¿O podría aspirar a algo más? Godard, por otro lado, hace autocrítica de su propia posición ideológica, que tras el 68 fue aburguesándose (quizás inspirado por la idea de Mao de que “el mayor enemigo de un revolucionario es el burgués que todos llevamos dentro”).

En cuanto a la visión del cine de Godard en “Todo va bien”, encontramos la idea de cine total. Todo va bien aspira a mostrar todo al mismo tiempo: el cineasta y el publicista, la estrella y el perfecto desconocido, el patrón y los trabajadores que lo secuestran, los delegados sindicales comunistas y los Mao, la mujer que trabaja y la sombra de un hombre, el ser humano y sus negocios, los manifestantes y la policía, una calle cualquiera y una fábrica nunca vista, la ficción y el documental, el espectáculo y el tedio, el cine y su dinero. Godard utiliza la geometría para encuadrar el desorden. El corte transversal de la fábrica transforma el espacio de trabajo en una casa de muñecas. Los travellings se toman el tiempo necesario para comprender que la imagen no es simplemente la presencia de un objeto sino el nexo entre distintos elementos.

Finalmente, y como resumen, podemos decir que “Todo va bien” es una escenificación teatral de la lucha de clases, que existe a pesar de los que la niegan, la ocultan o la rehuyen (la patronal, los sindicatos y los partidos comunistas revisionistas), y aunque se produzca en una situación de ofensiva de la burguesía contra una clase obrera desorganizada, pérdida y traicionada por sus propios líderes y representantes.


Todo va bien - Grupo Dziga Vértov from UHP on Vimeo.

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