miércoles, 7 de mayo de 2014

LOS 7 GRANDES ÉXITOS DE LA CANTANTE SOVIÉTICA ALEKSANDRA PÁJMUTOVA


Componía en colaboración con su marido, el poeta Nikolái Dobronravov, sobre las obras de los komsomoles (juventudes comunistas), la conquista del espacio, la construcción de aviones, la agricultura o simplemente sobre el amor y la ternura.

Pájmutova compuso (y a sus 84 años sigue en activo) más de 400 canciones. Y lo más importante, no envejecen.

Znaete, kakim on parnem byl [Sabed qué chico era]

“Dijo: “nos vamos”, y agitó la mano...”, así comienza el estribillo de la canción sobre el primer cosmonauta Yuri Gagarin. Pájmutova y Dobronravov escribieron todo un ciclo dedicado a Gagarin con motivo del décimo aniversario de su vuelo, pero sólo sacaron una. Pero ¡vaya canción! Hace mucho tiempo que, al escucharla, la gente revive la alegría del vuelo de Gagarin.



Nadezhda [Esperanza]

Una de las mejores canciones de Pájmutova está relacionada con la cantante polaca Anna German. La canción fue escrita en 1971, pero aún se sigue emitiendo hoy. Este año dieron por televisión una película sobre Anna German y la canción volvió a sonar en la pantalla.



Do otpravlenia poezda ostalos piat minut [Antes de que partiera el tren quedaban cinco minutos]

Dos en una: canción de juventud al estilo de la moda de la década de 1970, con grupo instrumental y vocal, y glorificación de la histórica construcción de la arteria Baikal-Amur,  una gigantesca vía férrea tendida en unas condiciones climáticas atroces. En estas construcciones invitaban a participar a toda la juventud del país. Ahí enviaban a komsomoles y mandaban a los jóvenes especialistas después de acabar sus estudios superiores. Era necesario apoyar el entusiasmo y el romanticismo con canciones.



Do svidania, Moskvá [Hasta la vista, Moscú]

Los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 fueron uno de los acontecimientos más brillantes de aquel tiempo. Todo el país estaba sentado frente a los televisores cuando el osito Misha, la mascota de las Olimpiadas, se fue volando en un globo para siempre. Se alejaba acompañado de la triste canción de Pájmutova. Ninguno de los que vieron la clausura de los Juegos Olímpicos podrá olvidar esta canción. Incluso hoy son muchos los que al oír los primeros acordes no pueden evitar que se les saltan las lágrimas.



34 años más tarde, en los Juegos Olímpicos de Sochi 2014, los XXII Juegos Olímpicos de Invierno, de nuevo sonaron las canciones de Pájmutova. Además de la canción Hasta la vista, Moscú, recitada en la ceremonia de clausura de las Olimpiadas, un coro compuesto por mil niños bajo la batuta de Valeri Gergiev interpretó El himno de los deportistas soviéticos, compuesto por Pájmutova en 1975.



Zvezdopad [Lluvia de estrellas]

Canción sobre las estrellas fugaces y los deseos que se pueden formular. A partir de 1960 surgió en la Unión Soviética el movimiento de los cantautores. Hacían canciones sin pretensiones, acompañadas de guitarra, que se podían entonar en torno a una fogata. Después de que se hicieran populares, muchos compositores profesionales empezaron a imitar el estilo de los amateurs. Pájmutova escribió una canción sencilla que enseguida desató el furor de los estudiantes, quienes empezaron a cantarla a todas horas con sus guitarras.



Málaia zemliá [La pequeña tierra]

Uno de los episodios de la Segunda Guerra Mundial fue el desembarco de paracaidistas en 1943 cerca de Novorosíisk para reconquistar una fortificación soviética en manos alemanas. Esta operación no habría saltado de las páginas de los libros de la historia militar sin el papel que desempeñó en ella el líder de la Unión Soviética Leonid Brézhnev. Prestó servicio durante la guerra y escribió unas memorias donde relataba sus vivencias. El significado de este episodio bélico tuvo un gran impacto en la cultura de masas. Pájmutova, muy sensible a las tendencias políticas, escribió una canción sobre la Málaia Zemliá que cautivó a los veteranos y con frecuencia la tocaban en los conciertos oficiales.



Belovézhskaia puscha [El bosque de Belovézhskaia]

Pájmutova resultó ser no sólo una compositora exitosa sino también una profeta.

En 1975, escribió una canción lírica titulada Belovézhskaia puscha. Un año antes ella y su marido, el autor del texto, Dobronravov, visitaron esta reserva natural situada en Bielorrusia. Es un lugar único que se conserva desde 1409. Allí se encuentran árboles relictos, vagan los uros y otras especies raras de animales.

La canción tuvo un éxito abrumador. Primero con la interpretación de un coro de niños, luego con la del grupo de folk-rock Pesniary. Simbólicamente, fue Belovézhskaia, en 1991, el lugar escogido para que los líderes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia, antiguas repúblicas de la URSS, firmasen un acuerdo que ponía fin a la Unión Soviética.



Fuente: Rusia Hoy

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