lunes, 16 de diciembre de 2013

LA DESACRALIZACIÓN DEFINITIVA DE MAO EN EL ARTE CHINO CONTEMPORÁNEO


En los carteles propagandísticos de los tiempos de la revolución cultural se reproducía a Mao Tse Tung, primer presidente de China, y líder del Partido Comunista del país con rostro bondadoso y sonriente. En aquellos tiempos, toda manifestación de individualidad creadora podía ser tomada como “contrarrevolucionaria”.

Las premisas para el surgimiento de nuevas corrientes en el arte comenzaron a asentarse en China en 1976, tras la muerte del dirigente. En la década de los noventa se formó paulatinamente y devino popular una corriente artística denominada Arte Social (léase político). La revuelta contra el dogmatismo, las conductas y la mentalidad estereotipadas eran algunas de las ideas básicas de los artistas de esa corriente. El arte político chino combinó el pop art estadounidense de Andy Warhol y las realidades chinas que utilizan instrumentos irónicos, hacen uso de lo grotesco, así como de la interpretación libre de los hechos y el eclecticismo.

El arte político está representado en la pintura contemporánea china por las creaciones de toda una serie de artistas. Se considera exponente emblemático de esa corriente Zhang Xiaogang. El artista muestra en sus creaciones el carácter colectivo de la sociedad china. Todas las personas en sus lienzos se parecen por su aspecto apacible. Zhang Xiaogang afirma que, detrás de esa máscara de tranquilidad, sus personajes ocultan una tensión emocional y sentimientos profundos. Y he aquí que los personajes de los retratos de otro pintor chino, Yue Minjun, se ríen luciendo sus treinta y dos dientes. En sus cuadros se deja ver a menudo el mismo pintor. Son retratos grotescos, pero, en la vida real, Minjun se ríe tarde, mal y casi nunca. “Quiero ocultar los malos pensamientos y sentimientos detrás de la sonrisa, como lo hacen muchos chinos”, señala el autor. Los personajes de Yue Minjun sonríen en la plaza Tiananmen, junto a los retratos del líder Mao Tse Tung. Olga Kurto, sinóloga del Instituto de Etnología y de Antropología de la Academia Nacional de Ciencias comentaba que se ha tornado ya moda “bromear” con los atributos políticos e incluso con la imagen de Mao Tse Tung:

–Los pintores no quieren simplemente trabajar en el escritorio. La provocación se ha tornado su credo. ¡Y qué puede ser más provocador en la sociedad china que las travesuras con dirigentes políticos ubicuos o con los atributos! La imagen más recurrente es la de Mao Tse Tung y para el artífice es una opción ganadora porque, por una parte, suscita acaloradas discusiones en la sociedad china y, por la otra, Mao es una imagen conocida también en Occidente. Además es curioso también saber lo que se hace con la imagen del líder en la patria. En el extranjero se comienza a hablar del pintor y, junto con la fama obtiene la posibilidad de expresar sus sentimientos y pensamientos en el lienzo. La personalidad del artista es tomada con frecuencia como un “preso de conciencia”, una víctima perseguida en la patria.

El primero que comenzó a experimentar con las imágenes tradicionales de Mao Tse Tung fue Van Guani. El artista aplicó líneas negras sobre la imagen de Mao, tomada de los carteles 
propagandísticos, y el habitual trasfondo rojo intenso lo reemplazó por uno gris. “Van Guani obligó al espectador a mirar de manera distinta la imagen que por tanto tiempo era considerada como un jefe y una divinidad”, comenta Olga Kurto. Este fue presentado en esa misma exposición de Pekín de 1989. Veinte años más tarde, en 2009, en una subasta en Londres, el cuadro de Van Guani Mao iba a ser vendido por cuatro millones cien mil dólares estadounidenses.

El carácter contradictorio y ambiguo de las evaluaciones que despiertan tanto el propio Mao como sus realizaciones es un terreno fértil para las reflexiones y búsqueda de los pintores. El escultor y pintor Huang Yan, por ejemplo, aplica sobre los retratos y bustos del gran jefe filigranas de la pintura tradicional china. El fotógrafo Tyan Taiziuyan hace toda una serie de fotos en las que sus modelos tienen la cabeza hundida en insignias y en pequeños libros rojos con las citas de Mao. “Esta es mi interpretación de la década de la revolución cultural”, señala el fotógrafo.

Según las observaciones de Olga Kurto, los artistas de la corriente del arte político eligen una imagen que trabajan por largo tiempo:

–Los artistas dejan de buscar la diversidad y simplemente cambian el entorno. El fotógrafo Shi Xinning, por ejemplo, en fotografías famosas del siglo pasado instala la imagen del líder chino. Así vemos a Mao Tse Tung y a la reina de Inglaterra, a Mao Tse Tung con Winston Churchill, con Teodoro Roosevelt y Iósif Stalin en la conferencia de Yalta… El joven pintor Zhou Lu trabaja en el espíritu de las ánimas, reproduciendo un niño calvo con atributos políticos. Los hermanos Gao se ganaron la fama a merced de una serie de esculturas de Mao. En todo caso, muchos pintores chinos contemporáneos son un tanto homogéneos en su manera. Trabajan largo tiempo en un estilo personal, y luego simplemente copian y multiplican esas imágenes de creación en creación.

Los artistas chinos que se dedican al Arte Social en la patria son conocidos por un círculo reducido de personas. Sus trabajos se exhiben en pequeñas galerías particulares, en los barrios artísticos de Pekín, de Shanghái y de Hong Kong. En cambio, son acogidos con alegría lasciva en bienales internacionales de arte moderno en Berlín, Venecia, São Paulo, y en los últimos tiempos, en Moscú.
El éxito en el extranjero de algunos artistas genera reacciones diversas en China y muchos no están dispuestos a aceptar obras de arte que difieren tanto de las reproducciones canónicas del primer presidente de China. Sin embargo, los tiempos obligan siempre, de una u otra manera a las nuevas generaciones, a reconsiderar los símbolos e imágenes habituales.

Fuente: La Voz de Rusia












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