viernes, 23 de agosto de 2013

"OLGA COSTA. APUNTES DE NATURALEZA", EN EL MUSEO DE BELLAS ARTES DE MÉXICO

A pesar del machismo de la época, Olga Costa muestra en “Hermanitos” a un niño cargando a otro en su pecho y dentro de un rebozo, prenda de uso exclusivamente femenino. Este cuadro revela el sentido social y nacionalista de Olga Costa y su ideología de izquierda.

El Museo del Palacio de Bellas Artes expone la muestra Olga Costa. Apuntes de Naturaleza 1913-2013, con la que celebra los 100 años del natalicio de la artista Olga Kostakowsky (mejor conocida como Olga Costa, quien nació en Alemania y se nacionalizó mexicana) y la recuerda a 20 años de su muerte; la exhibición estará abierta al público hasta el 27 de octubre de 2013. La curaduría, a cargo del especialista Juan Rafael Coronel Rivera, deja de lado una revisión retrospectiva y establece un estudio del trabajo de la pintora desde una visión analítica, en la que se relatan los procesos ideológicos, filosóficos y creativos con los que la creadora estableció su estilo.

Esta muestra está conformada por una selección de 76 piezas, de las cuales 75 son autoría de Olga Costa y una de Francisco Zúñiga. La exposición se articula en cinco núcleos temáticos distribuidos en las cuatro salas de exhibición del segundo piso del museo. El primer tema corresponde a “Retratos y autoretratos”, en ésta la personalidad de la artista se impone en sus piezas y en el busto cerámico realizado por Zúñiga.

El segundo núcleo, bajo el título “Lo naïve de las escuelas al aire libre”, agrupa las obras que dejaron huella de su incursión total en el ámbito artístico mexicano. De las piezas que integran este módulo destaca el lienzo titulado: Los bañistas, realizado en Veracruz (1936), “la importancia de esta pintura radica en que es el primer óleo sobre tela que la artista realizó en su carrera plástica” subraya el curador. El tercer núcleo es “El encuentro con el arte moderno de corte nacionalista”, que marca el encuentro de Olga Costa con la escuela predominante de la época, momento en el que se puede observar cómo todas las piezas presentan un sentido social, lo que de alguna manera liga su obra a un sistema ideológico de izquierda.

El paisaje como metáfora abstracta se ocupa de su acercamiento al paisaje como su eje de visión; mientras que en el último núcleo, “La naturaleza muerta”, ahonda en la experiencia de la esencia de lo perdido en la naturaleza. Las obras pertenecen al Museo Olga Costa y José Chávez Morado, a la Galería de Arte México, al Museo de Arte Moderno, Fundación FEMSA, Fundación Justos y a la colección Gabriel Yáñez y María Chumacero, así como a colecciones particulares.

Olga Kostakowsky nació en Leipzig, Alemania (1913). Llegó a México junto a su familia a los 12 años. Fue hija del músico ruso avecinado en Alemania, Jacobo Kostakowsky. Desde pequeña su vida estuvo marcada por el devenir cultural, primero europeo y posteriormente mexicano, lo que le permitió tener un espectro muy amplio de las distintas manifestaciones estéticas que se desarrollaron en esos sitios durante el periodo moderno del siglo XX. Una vez que se comenzó a desarrollar individualmente, se interesó primero en la música y al poco tiempo en la pintura, a la que dedicó su vida. Fue mediante la pintura lo que definió una serie de enunciados estéticos muy ligados a la composición musical y, por ende, a las matemáticas, lo que deja ver que tenía algunos conocimientos sobre las doctrinas aristotélicas, muy en boga de la época.

Al llegar a México, su padre se integró al grupo de José Pomar –padre de María Teresa Pomar-, quien le mostró la importancia y riqueza de la cultura popular mexicana; además de introducirlo a la élite cultural del país. Entre las personas que le presentó se encontraba Diego Rivera, figura determinante en la vida de Olga, artista plástico que definió su vocación pictórica. Olga Costa logró explorar diversas técnicas pictóricas tales como el óleo sobre madrea, lápiz y plumín sobre papel, guache y acuarela.

Egresada de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, Olga solía convivir con artistas como Frida Kahlo y Rufino Tamayo.

Fuente: Cultura Colectiva

 Niño muerto

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