martes, 12 de marzo de 2013
CUANDO EL ARTE DICE BASTA
NO + dictadura
NO + muerte
NO + feminicidios
NO + violencia
NO + represión
NO+ NO+ NO+ NO+ NO+
Hay miles de NOes que podrían gritarse. Lo difícil es hacerlo durante un régimen dictatorial, férreo, brutal, asesino, como el de Pinochet en Chile. Es lo que hizo Lotty Rosenfeld a finales de los años 70. Se la jugaron y ella y los miembros del grupo CADA (Colectivo Acciones de Arte), fueron encarcelados en varias ocasiones. Asumían, desde el lenguaje del arte, un enorme riesgo para hacer sus denuncias. Alzaron la voz en nombre de los silenciados cuando pocos se atrevían a hacerlo, y menos aún en los espacios públicos. Luego ese NO + se ha convertido en una forma universal de protesta, no menos vigente en nuestros días. Todo lo contrario.
Lotty Rosenfeld es insubordinación y desacato. Lo sigue siendo hasta hoy. Sus gestos y sus signos señalan márgenes e indicaciones. Ella los viola y los transforma. Cambia su significado. Y eso está prohibido. Una de sus obras más consistentes, que viene realizando casi de forma obsesiva desde 1979, es convertir las líneas continuas de las carreteras en cruces mediante una cinta blanca del mismo aspecto. Empezó en 1979 en Santiago de Chile, tituló su intervención simplemente Una milla de cruces sobre el pavimento. A lo largo de estos años ha realizado la misma acción efímera frente al Palacio presidencial de la Moneda (Chile), frente la Casa Blanca en Washington (USA), en Wall Street (Nueva York), en la Plaza de la Revolución en La Habana (Cuba), o en la Documenta de Kassel (2007), entre otros. No solo lo ha hecho antes los grandes monumentos del poder. También ha formado cruces en otros sitios de conflicto como en las fronteras que dividían Berlín Este y Oeste o en el túnel entre Argentina y Chile.
Ahora la ha realizado en Sevilla, en el marco de la exposición Lotty Rosenfeld: Por una poética de la rebeldía, en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. Una decena de estudiantes de la facultad de Bellas Artes de la universidad de la capital andaluza han participado en esta acción que ha tenido lugar frente a la Torre del Oro -junto al Muelle de la Sal, desde donde partían los barcos hacia América-, y en la avendida de los Descubrimientos, ante el CAAC.
Otra de las áreas en las que ha trabajado es creando instalaciones de video. Empezó en los años 80 –junto a otros artistas chilenos como Alfredo Jaar o Juan Downey-, es casi una pionera en las multiproyecciones, como las que presenta en la exposición actual en el CAAC. Para ello cuenta con un ingeniero que crea, con pocos medios y mucho ingenio, aparatos a la medida de sus necesidades. Los videos recorren techos y paredes. Obligan a seguirlos en una dinámica a veces angustiosa. En esta exposición se puede ver, entre otras, Moción de Orden (2002) en la que una hilera de hormigas es interrumpida por un dedo y luego ellas mismas la recomponen. Vuelven a su orden habitual. A eso sigue una sucesión continua de fragmentos de videos de noticias en una especie de collage veloz lleno de significativos momentos políticos, un argumento con una gran carga irónica. Otros abordan temas como el provebial conflicto entre el Estado chileno y la etnia mapuche (La guerra de Arauco, 2001), la crítica situación a la que se ven abocados los ciudadanos ante los compromisos gubernamentales con los grandes consorcios capitalistas (El empeño latinoamericano, 1998) o la forma en la que el lenguaje "domestica" al ser humano (¿Quién viene con Nelson Torres?, 2001), basado en una pieza de la escritora y artista Daimela Eltit -que formó parte del grupo CADA-inspirada en la obra Kaspar, de Peter Handke.
La artista chilena no es muy prolífica, pero sí constante y profunda. En los últimos años, siempre interesada por las nuevas tecnologías, está creando piezas visuales que incorporan elementos de ficción. Estudió en la Escuela de Artes Aplicadas de la Universidad de Chile, una especie de Bauhaus de la época, y se especializó en la técnica del grabado, que sigue cultivando. En su trayectoria ha sido capaz de sintetizar arte y política a través de un lenguaje propio. Diamela Eltit , afirma en el video que incluimos en este post, que si el sistema dice que algo no se puede, Lotty Rosenfeld dice que sí. Y lo hace una y otra vez. Lo que ella busca es ampliar los espacios de libertad. Y para eso hay que repetir y repetir el signo. Sea este No, No, No, o el que suma y sigue: ++++++
Fuente: Fietta Jarque (El País)
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