El líder socialista Babrak Karmal, presidente de la República Democrática de Afganistán entre 1979 y 1986
Intervención de Babrak Karmal en la Conferencia de la OSPAA sobre el nuevo orden informativo
internacional, en la que participaron representantes de 40 países y de una
serie de organizaciones internacionales.
Inmediatamente después de la Revolución de Abril, el imperialismo
internacional, con EE.UU. a la cabeza y con la complicidad
de los círculos militaristas de Pakistán y sus aliados
chinos recurrió a la táctica de enfrentamiento con la revolución
afgana. Manifestación de ello ha sido la guerra no declarada.
Las
operaciones antiafganas de Washington son las mayores que se realizan en los
últimos años contra la paz, la seguridad, la libertad, la independencia y el
progreso socioeconómico, EE.UU. y sus aliados de la OTAN ya han gastado para
estos fines más de mil millones de dólares.
En Pakistán
funcionan alrededor de 110 campamentos de entrenamiento de
contrarrevolucionarios, los cuales constituyen una cabeza de puente de la
agresión contra Afganistán e instrumento principal de la política que realiza
EE.UU. en la región. Estos campamentos están bajo el control de instructores
norteamericanos, paquistaníes y chinos. Campamentos militares de adiestramiento
de la contrarrevolución existen también en Irán y en la región autónoma china
de Xinjiang Uigur. Cada año más de 40 mil contrarrevolucionarios armados y con
dinero, entrenados en esos campamentos, son infiltrados en nuestro país.
Como
resultado de las actividades criminales de la contrarrevolución, apoyada por la
reacción, el imperialismo y el hegemonismo, los daños causados a la economía de
Afganistán se calculan en unos 34.000 millones de afgani.
Aprovechándose
de la situación, y siendo de hecho responsable de su surgimiento y atizamiento,
Estados Unidos Continúa la guerra no declarada contra Afganistán en el marco de
una serie de injerencias desvergonzadas en los asuntos internos de Estados independientes
y no alineados. Persiguiendo sus fines chovinistas y militaristas,
el imperialismo norteamericano los lleva ahora a la práctica
por intermedio de su aliado: el régimen castrense de Pakistán. La
Casa Blanca quiere convertir a Pakistán en el gendarme de la región y
proseguir su injerencia en los asuntos internos de Nuestro Estado,
de la India pacífica y los movimientos de liberación nacional
de la región. La "guerra psicológica" desatada para aterrorizar
moralmente a nuestro pueblo, constituye uno de los principales componentes
de la
actividad antiafgana de Washington. El principal contenido de
esta "guerra psicológica" es la mentira y la calumnia. El
torrente sucio de desinformación sobre Afganistán constituye un
eslabón en la escalada de "guerra psicológica", desatada por
la Máquina propagandística del imperialismo contra los
pueblos, contra aquellos que han escogido el
camino de desarrollo y progreso. En esta guerra se gastan millones de
dólares. Más de ciento diez horas a la semana emiten sus programas en las
lenguas de los pueblos de nuestro país las emisoras subversivas. La Agencia
Central de Inteligencia de EE.UU. ha creado toda una serie de grupos dedicados
a la divulgación de materiales propagandísticos calumniosos.
En la actualidad Afganistán mantiene relaciones diplomáticas
con 80 países del mundo. Como uno de los países fundadores del Movimiento de
los No Alineados, Afganistán desempeña un papel activo en el fortalecimiento de
las posiciones antimperialistas y anticolonialistas, en la consolidación de la
unidad de acciones y elevación del prestigio de este movimiento, en el
robustecimiento de la paz y la amistad entre los pueblos. El Afganistán
revolucionario ha sido y va a seguir siendo un país no alineado. En lo que se
refiere a la tensa situación en torno a Afganistán provocada por la agresión y
la injerencia del imperialismo, los medios reaccionarios de la región y el
hegemonismo chino, siempre nos hemos partido de posiciones de buena voluntad,
sensatez, deseos de paz y buena vecindad; hemos planteado propuestas de
principio, constructivas, flexibles, prácticas y que pueden ser aceptadas por
todos. La posición de Afganistán y la URSS en cuanto al contingente limitado de
tropas soviéticas está muy clara. Ambas partes han declarado en reiteradas
ocasiones que en cuanto cese la injerencia armada desde el extranjero y se
ofrezcan garantías internacionales de no reanudación de la injerencia, las
fuerzas soviéticas, requeridas para repeler la agresión extranjera, regresarán
a su país. La amistad afgano- soviética no está dirigida, ni lo estará nunca,
contra un tercer país. Tiene y va a seguir teniendo un importante significado
de principio para fortalecer la paz, la libertad y la independencia de los
países de la región, así como para la amistad entre los pueblos. El camino para
una solución política del problema está abierto, pero los organizadores de la
guerra no declarada contra Afganistán impiden esa solución. El principal
obstáculo para conseguirlo es la posición hostil de EE.UU. Afganistán, sin
embargo, espera que los países vecinos hagan uso de la sensatez y la
inteligencia política y adopten pasos para lograr la solución pacífica en la
región.
Con el triunfo de la Revolución de Abril, la prensa, la
radio y la TV nacionales fueron puestas al servicio del pueblo trabajador, se
convirtieron en tribuna de toda la nación para reflejar la verdadera cultura de
las nacionalidades y tribus que pueblan Afganistán. En el período posterior a
la Revolución de Abril se ha realizado una ingente labor para que los medios de
comunicación social difundieran al pueblo la verdad. En la actualidad en el
país se editan 36 periódicos y 48 revistas, con una tirada de 40 millones de
ejemplares. La Agencia Bakhtar transmite diariamente un promedio de 35 mil
palabras para el consumo interno y 2 mil palabras, al extranjero. Mantiene
relaciones con 17 agencias internacionales y suministra información a 34
agencias internacionales. El volumen de las emisiones radiadas se ha duplicado
después de la revolución. La televisión se ha convertido en uno de los medios
básicos de comunicación social en la RDA, y un enorme salto ha dado la edición
de libros. Tan sólo en 1983, en la república fueron editados 400 títulos de
libros con una tirada total de 6 millones de ejemplares.
Cientos de miles de libros en lenguas nacionales están a
disposición de los lectores de las bibliotecas.
El establecimiento del nuevo orden en la esfera de
información internacional se hace imposible si no cesa la dependencia en esa
materia. Estamos convencidos de que la información debe quedar libre cuanto
antes de la terrible influencia de la "guerra psicológica". Los
medios de comunicación masiva deben desempeñar un importante papel en la
defensa de la paz y la seguridad de los pueblos, en la solución de los problemas
de la época, en evitar el peligro de una catástrofe nuclear, en el cese de la
carrera armamentista y el mejoramiento del clima político mundial.
Agencia Bakhtar
Kabul, noviembre—diciembre de 1984
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