Autor: Jack London
Editorial: Akal
Traductor: Julio García Mardomingo
ISBN 978-84-460-3471-1
Dimensiones 12x18
N.° páginas 304
Año edición 2011
Precio 9,50 €
RESEÑA DEL ESCRITOR RAMÓN PEDREGAL CASANOVA
“La historia de la lucha de la clase obrera por su emancipación, por la justicia social, no se puede entender más que como parte de la historia del poder político, el cual, en sus niveles más altos, es el poder de los imperios y los Estados.”
Jack London (1876-1916) fue un escritor de palabra poderosa y combativa criado por una esclava que cuando tenía 14 años dejó la escuela y emprendió su formación autodidacta a base de leer filosofía, literatura, ciencias de la naturaleza, sociología y política. Entre los autores que recorrió se citan a Nietzsche, Flaubert, Darwin, y Karl Marx. Jack London contaba que la lectura de El Manifiesto Comunista le impulsó como militante comunista. Fue minero en Alaska, contrabandista, pescador, corresponsal de guerra, vendedor de periódicos y obrero en fábricas.
En ‘El talón de hierro’, recientemente reeditada, Jack London narra desde su vivencia proletaria y conciencia revolucionaria el tiempo en que la clase obrera vive en barrios paupérrimos, sórdidos, degradados… durante la última crisis del capitalismo; y pone esa misma luz de conciencia social a la expresión y obra de la clase explotadora, la alta burguesía, propietarios de los medios de producción y propaganda. Tan actual es su exposición que reconocemos a los que hoy imperan como propietarios del Estado, que ejercen el poder político y disponen de los medios de coacción, de los medios para ejercer la violencia física, moral y económica y la emplean para mantenerse y seguir robando la plusvalía. Los reconocemos, los reconocemos a pesar de que hace casi un siglo que la novela fue escrita: ‘El talón de hierro’ ilumina el escenario que pisamos.
Jack London coge por dentro y por fuera a las huestes mercenarias de que dispone la gran burguesía y oímos alto y claro a sus defensores: desde el periodismo, desde la iglesia, desde la policía, los jueces, los gobernantes… y dejan constancia de su propósito, de su objetivo, de sus formas de interpretar y vender al pueblo o imponer al pueblo la sociedad que dirigen, y el plan de futuro.
Relato a dos voces
La novela, construida con dos voces al simular ser un documento encontrado, se nos presenta con el prólogo de quien ha descubierto el documento y nos lo muestra. La voz narrativa de la novela es la de la esposa del protagonista, Ernest Everhard,contando el proceso revolucionario en el que era dirigente. A su vez, a pie de página aparecen las acotaciones de quien busca aclarar asuntos que desde la distancia temporal, siete siglos después de aquella lucha final, necesitan algún dato histórico que complete la lectura.
Antagonismos de clases
La discusión filosófica, los acontecimientos fundamentales en la historia, la realidad del momento, descubren pormenorizadamente los antagonismos de clase desde el principio. El diálogo en torno a una huelga entre el protagonista y un responsable de la iglesia le hará decir a éste que la violencia será la solución si no se aúnan el capital y el trabajo “para su beneficio bruto”. Esa discusión abrirá una brecha en el obispo que sentirá la necesidad de observar sus propios actos y los de su institución y, como consecuencia de ello, en el desarrollo novelístico adoptará posturas contrarias a la norma. Ernest, sin dejar de batallar, pone en cuestión a los comerciantes, a los pequeños y medianos empresarios, a los profesionales, a los serviles que desaprueban cualquier observación científica sobre la realidad. En ese camino seguimos el proceso de cambio de quien sería su compañera y su padre sumados a la lucha por el socialismo, sufriendo persecuciones y librando batallas que desembocarían en la revolución.
En la novela encontramos libertad de horarios comerciales, accidentes laborales, robos (cosa habitual entre unos y otros). Los poderosos de la sociedad robaban legalmente, o legalizaban sus robos, mientras que los robos de las clases más bajas eran siempre ilegales. No había nada seguro a no ser que estuviera bien guardado. Había batallones de vigilantes para tratar de impedir los robos. Las casas de los acomodados eran una combinación de depósitos seguros, cajas fuertes y cámaras acorazadas. Y aparece la distinción entre la ley y la justicia, y por ahí pasarán las formas de hacerse rico, la colaboración de los cuadros medios con el poder establecido, la información controlada, las decisiones sobre la vida de los trabajadores escudadas en el nombre de Dios, las bombas de racimo como respuesta a las reivindicaciones obreras, la aprobación de leyes de carácter preventivo, los asaltos y violencia física del aparato estatal, la negación o suspensión de la misma ley cuando la circunstancia la hace desfavorable al capital, la lucha clandestina, la agudización de las contradicciones políticas y sociales, y la huelga general de los trabajadores que se ve enfrentada con la guerra total declarada por la oligarquía, ‘El Talón de hierro’. Si el escrito encontrado termina abruptamente con lo que parece en un primer momento la victoria de los explotadores, ahí suspende la escritura Avis Everhard. La esposa revolucionaria, el segundo narrador, que es quien ha encontrado siglos después el escrito, nos cuenta el resultado de la lucha desde el socialismo.
Tanto si no ha leído ‘El talón de hierro’, como si lo ha leído, es el momento de leerlo, contarlo e invitar a su lectura. Es un clásico actual de la revolución. Un último comentario. El prólogo de Hiru, más allá de los comentarios personales y de cuchicheo de quien firma el prólogo en Akal -que recorre todo lo inútil para entender la novela hoy y entender el propósito del autor- el volumen editado por Hiru parte de un prólogo que centra la atención en algo fundamental de la novela de London: aquello que nos puede aportar al momento en que vivimos, y el análisis de lo que dice el autor desde las fuentes revolucionarias de Marx. La entrada, que firma el maestro Alfonso Sastre, lo dice todo. Con esto la novela se abre a la lectura y la emoción como si fuese un espectáculo que nos atañe. Fundamental.
"El talon de hierro" en la editorial Hiru
London y sus libros
En 1900 publicó ‘El hijo del lobo’, una serie de relatos que le hicieron muy conocido; en 1903 ‘Los de abajo’, ‘La llamada de la selva’, y ‘El pueblo del abismo’; en 1904 ‘El lobo de mar’; en 1905 ‘Guerra de clases’; en 1906 ‘Colmillo blanco’; en 1907 ‘El talón de hierro’; en 1909 ‘Martín Eden’; en 1910 ‘La Revolución y otros ensayos’; en 1911 ‘El crucero del Snarki’; en 1913 ‘John Barleycorn’; en 1915 ‘El vagabundo de las estrellas’;… Lenin leía en sus últimos días ‘Amor a la vida’. El conjunto es una producción enorme.En algunos de sus libros se aprecia más directamente su fortaleza ideológica, como en ‘El pueblo del abismo’, ‘El talón de hierro’, ‘Amor a la vida’, o ‘La revolución y otros ensayos’. La entrega a su labor como escritor le hacía dedicar un mínimo de seis horas diarias, que empleaba al estudio de historias de otros autores, a leer noticias periodísticas, resolver contradicciones ideológicas, y analizar las luchas obreras y las perspectivas sociales.
Fuente: Crónica Popular
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