miércoles, 6 de abril de 2011
CENTRO NIEMEYER, IMÁN PARA EL TALENTO
A medida que nos acercamos, en el horizonte, comprobamos que las chimeneas de las fábricas han quedado relegadas a un segundo plano. Nuestra mirada, acostumbrada al paisaje industrial avilesino, se dirige ahora inevitablemente al complejo de edificios que componen el Centro Niemeyer: cinco piezas independientes que se complementan y arropan al visitante gracias a sus líneas curvas y dimensiones proporcionadas. Desde el lateral, llama la atención el blanco inmaculado del conjunto, que contrasta con el gris de esta ciudad eminentemente industrial. Tras el cambio de perspectiva, la fachada del Auditorio, con sus 26 metros –el edificio más alto del Centro–, nos sorprende por su amarillo intenso y el dibujo a grandes y delicados trazos de una mujer que descansa plácidamente y que parece darnos la bienvenida.
Inauguración
Su objetivo reside en convertirse en un imán capaz de atraer y de generar talento en su sentido más amplio. Para ello, desde 2007, el Centro Niemeyer ha venido organizando actividades culturales de diversa índole tanto en Avilés como en Brasilia, Shanghái, Cannes, Madrid, Barcelona y Oviedo. Con ello se ha conseguido crear una comunidad activa, ilusionada e identificada con la personalidad del mismo. Genios del cine, la literatura, la música y la ciencia se han dado cita en estos encuentros. Woody Allen, Kevin Spacey, Brad Pitt, Paulo Coelho, Wole Soyinka, Paco de Lucía, Joan Manuel Serrat y Vinton Cerf son sólo algunos de ellos. El 15 de diciembre de 2010, el complejo avilesino abría por primera vez sus puertas con motivo del 103 cumpleaños de Oscar Niemeyer y la celebración del primer acto del nuevo programa de educación y cultura de la ONU “Impacto Académico”. Sin embargo, hubo que esperar hasta el pasado 25 de marzo para que se abriera definitivamente al público. Para entonces, el Centro ya había recibido su primer premio: meses antes era reconocido como el mejor proyecto del año 2010 en el Barcelona Meeting Point. La Tate Gallery de Londres, Puerto Madero en Buenos Aires y el Guggenheim de Bilbao son algunos ejemplos de edificios galardonados en ediciones anteriores.
Cinco espacios únicos
El Auditorio, la Cúpula, la Torre-Mirador, el Edificio Polivalente y la Plaza Abierta son los cinco espacios que componen el Centro. El primero de ellos no es sólo el más alto sino también el que ha resultado más arduo en cuanto a su construcción, dada la complejidad de las formas. Cuenta con 961 butacas y con una característica muy propia de Niemeyer: no hay palcos, se trata de una única platea concebida como la “grada democrática”. El hall del auditorio ha sido diseñado para albergar exposiciones y bajo el espacio escénico se halla una sala de cámara, más apropiada para la celebración de espectáculos de aforo reducido. Otra de sus características es su gran escenario, integrado en el edificio pero abierto a la Plaza, pensado para grandes citas como conciertos al aire libre y con un aforo para 10.000 personas. Por su parte, la Cúpula, una semiesfera ejecutada en hormigón proyectado, constituye un espacio expositivo diáfano de 2.000 metros cuadrados. En su interior, se halla una lámpara diseñada por el propio arquitecto y una elogiada escalera helicoidal. La Torre-Mirador, de 20 metros de altura, permite apreciar la disposición de la obra sobre la ría. Además, ha sido pensada como espacio gastronómico. El Centro Niemeyer otorga a la gastronomía una entidad cultural similar a la del cine, la música, la literatura o la pintura. En su interior, el visitante podrá presenciar y degustar la preparación de menús creados por chefs invitados. Asimismo, dispone de una coctelería.
Símbolo de modernidad
En el Edificio Polivalente se encuentra el Cine, con capacidad para cien personas. Este espacio es el único del Principado en el que se proyectan películas en versión original de manera permanente. Su presidente y asesor en materia de contenidos es Woody Allen, quien también es miembro del Consejo Asesor Internacional del Centro junto a Stephen Hawking, Paulo Coelho y Vinton Cerf. Por último, la Plaza Abierta, un gran espacio en el que está prevista la realización de actividades lúdicas y culturales y que, de alguna forma, supone un nexo entre el Centro y la ciudad, ya que el casco histórico se halla a apenas 500 metros. Lo que ha supuesto una inversión de más de 40 millones de euros, impulsada por el Gobierno de España y el Principado de Asturias, pretende contribuir a la regeneración económica y urbanística de una región en pleno proceso de transformación. La ciudad de Avilés, cuyo casco urbano ha sabido rehabilitarse en los últimos años, continuará esta línea de reformas para transformar la zona de la ría como en su día lo hiciera Bilbao tras la construcción del Guggenheim. A partir de ahora, el Centro Niemeyer, única obra del arquitecto brasileño en nuestro país y considerada ya como la más importante de las que ha realizado en Europa, será símbolo indiscutible de una Asturias que apuesta por la modernidad.
Niemeyer: "Mi mejor y más querida obra fuera de Brasil"
A sus 103 años, Oscar Niemeyer (Río de Janeiro, Brasil, 15 de diciembre de 1907) no pudo asistir a la inauguración de la única obra que lleva su nombre. Razones obvias propias de la edad y un confeso miedo a volar fueron los motivos, según explicó su nieto Carlos Oscar Niemeyer, quien sí acudió al acto.
Oscar Niemeyer es una de las figuras más admiradas e influyentes tanto en Brasil como en el resto de Iberoamérica. En su haber, no se le ha resistido premio alguno de relevancia: Pritzker 1987, Príncipe de Asturias 1989, León de Oro de la Bienal de Arquitectura de Venecia 1996 y Medalla de las Artes y las Letras de España, entre otros reconocimientos. Además, ha sido el arquitecto principal de la actual ciudad de Brasilia, la única construida en el siglo XX que ha sido declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Niemeyer es también el padre de edificios como las sedes de Naciones Unidas en Nueva York; el Partido Comunista Francés, en París; la Editorial Mondadori, en Milán; o los sambódromos de Río de Janeiro y São Paulo. En sus propias palabras, el nuevo Centro representa, de sus obras, "la mejor y más querida que he hecho en el exterior de Brasil".
Fuente: hoyesarte
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