El Grupo Municipal de Izquierda Unida en Sevilla, a través de su Portavoz Adjunto, José Manuel García, ha defendido en el Pleno Municipal de diciembre una moción en defensa y apoyo al manifiesto "EL FLAMENCO: UN REGALO PARA LA HUMANIDAD Y UN DERECHO DEL PUEBLO ANDALUZ". Este manifiesto denuncia la actual política de la Junta de Andalucía en relación al Flamenco, una política que excluye al 85% de los artistas y compañías flamencas en Andalucía en favor de una minoría. Afortunadamente, y a pesar del voto en contra del PSOE, la moción fue aprobada por el pleno municipal de la capital andaluza. Defender el Flamenco es invertir y fomentar la actividad artística y cultural del flamenco desde la base y para todos/as. Instamos a la Junta de Andalucía a que rectifique su política y que se comprometa con el apoyo y el impulso de los festivales, artistas y peñas flamencas de Andalucía, para que no tengamos que seguir asistiendo a la desaparición del tejido y la base del mundo del Flamenco en Andalucía. La mejor formar de defender el Flamenco como Patrimonio Cultural de todos/as es garantizar su futuro.
Adhesiones al Manifiesto: http://flamencoesunderecho.blogspot.com/
Adhesiones al Manifiesto: http://flamencoesunderecho.blogspot.com/
EL FLAMENCO: UN REGALO PARA LA HUMANIDAD Y UN DERECHO DEL PUEBLO ANDALUZ
El flamenco se prodiga, con subvenciones públicas andaluzas, en los escenarios nacionales e internacionales mientras agoniza en Andalucía.
El flamenco se prodiga, con subvenciones públicas andaluzas, en los escenarios nacionales e internacionales mientras agoniza en Andalucía.
Este manifiesto nace para denunciar una política cultural que ha derivado, entre otras, en la desaparición del tejido de festivales flamencos andaluces y en la precariedad de la Red de Peñas Flamencas de Andalucía. Política que significa también la exclusión del 85% del colectivo de artistas flamencos en beneficio de un limitado círculo de privilegiados por las ayudas públicas, tal como ha declarado recientemente la Asociación de Artistas Flamencos.
Según información proporcionada a Europa Press por la Consejería de Cultura, la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco invirtió, en subvenciones, en 2009, un total de 2.308.270,89 €, de los cuales: 1.361.217,50 € en proyectos destinados principalmente a escenarios internacionales y teatros nacionales y comunitarios; 459.623,12 € para “Colaboraciones puntuales” (partida cuyos beneficiarios y criterios de adjudicación se desconocen); 175.600 para las actividades anuales de todas las Peñas Flamencas; 177.235 para los circuitos provinciales de recitales de las Federaciones de Peñas Flamencas y, finalmente, sólo 134.595,25 para la red de Festivales de los pueblos andaluces.
El resultado de esta política errónea, superficial y excluyente dibuja un panorama desolador en Andalucía, sobre todo en las zonas rurales, y floreciente fuera de nuestra comunidad y muy especialmente en el extranjero. Se subvencionan generosamente, con dinero de todos los andaluces, festivales en Nueva York, Miami, Boston, París, Londres, Bruselas, Roma, etc.; giras internacionales de ciertos artistas y programas, producidos por la AADF, destinados a las capitales de provincia, mientras los pueblos de Andalucía ven como desaparecen uno a uno sus festivales anuales, algunos con más de treinta años de antigüedad. Flagrante pues la discriminación que sufre la población rural andaluza en el reparto de los fondos destinados al flamenco, siendo este mismo sector de población el que genera la inmensa mayoría de los artistas flamencos, los estilos de cante que hoy conocemos y buena parte de los fondos que administra la AADF. Como ejemplo: en 2008, se le otorgan a un bailaor, entre otras ayudas, 52.500 € para “Gira EEUU, Suiza, Pto Rico, Francia”. Ese mismo año, los Festivales de los Pueblos de Andalucía reciben una media de 1.500.- € por festival. En 2009, una bailaora obtiene, también entre otras ayudas, 60.000.- € para una producción personal mientras las Federaciones Provinciales de Peñas Flamencas de Andalucía se tenían que conformar con 8.000.- €, por provincia, para todo su circuito anual de recitales.
Antecedentes
A principios de los 70, e impulsados por el magisterio y compromiso con el Arte Jondo de Don Antonio Mairena, emergieron los Festivales Flamencos de los pueblos de Andalucía y se multiplicaron las peñas flamencas por toda su geografía.
Al amparo de los Ayuntamientos democráticos, y generalmente a iniciativa de las Peñas locales, a principios de los 80 toda la Andalucía rural y las principales ciudades de la comunidad contaban con un tejido de festivales que vinieron a saciar la sed de flamenco del pueblo andaluz, tras décadas de dictadura y sequía cultural, ofreciendo un marco digno para el desarrollo artístico y económico del colectivo de artistas flamencos
Pronto se constató que los Festivales eran una fórmula casi perfecta para el desarrollo del flamenco:
Cubrían todas las comarcas de Andalucía fomentando la aparición de nuevos valores y dándole oportunidades a los artistas y aficionados punteros locales: fundamental e imprescindible para el futuro de la cantera flamenca.
- La población flamenca, afincada también principalmente en las zonas rurales, veía satisfecho su derecho a escuchar su música de raíz y a participar en la composición de los carteles anuales a través de las peñas u otros colectivos. Esta fórmula generaba una rotación de artistas y por ende, de estilos y ecos, extremadamente enriquecedora para las aficiones locales.
- La libre elección de los carteles anuales por los organizadores, sin intrusismo de la AADF, era la base de una programación donde la inmensa mayoría de los artistas en activo tenían cabida. La proliferación de estos festivales significó, durante treinta años, la época de mayor difusión del Arte Jondo y de fomento de nuevos valores. Así mismo, el colectivo de artistas flamencos encontró en este circuito la fuente de contratación más democrática y estable jamás conocida.
En los últimos años, los Festivales de los pueblos de Andalucía han sufrido una caída vertiginosa, en un declive inversamente proporcional a la dotación presupuestaria destinada al Flamenco a través de la AADF y otras instituciones comunitarias, provinciales y estatales. Al mismo tiempo, la programación de las Peñas Flamencas, con presupuestos de miseria, se basa fundamentalmente en las colaboraciones de socios y aficionados, amén de algún que otro recital anual con participación de artistas profesionales.
En igual medida, y tal como ha denunciado la Asociación de Artistas Flamencos, casi siempre son los mismos artistas los beneficiarios de esta política institucional de manera que, mientras una minoría hace carrera al auspicio del dinero público, la inmensa mayoría de los artistas flamencos está en situación de extrema dificultad por no decir en la miseria.
Ante este panorama, los abajo firmantes, que amamos el Flamenco en toda su pluralidad de estilos y ecos y hemos – o no – apoyado su candidatura a ser patrimonio inmaterial de la humanidad
Entendemos
Que, en Andalucía, las instituciones culturales públicas obligadas constitucionalmente a velar por un Arte que se pretende Patrimonio de la Humanidad
- Han hecho una gestión de los fondos destinados al flamenco que discrimina a la población andaluza y excluye a la mayoría del colectivo flamenco
- Tienen una enorme responsabilidad en la situación agónica que vive el flamenco en Andalucía
- Que el presupuesto de la AADF permite, siempre que las prioridades sean éstas, recuperar o revitalizar tanto la red de Festivales Flamencos de Andalucía como los circuitos de recitales de las Peñas Flamencas siendo, ambas actividades, generadoras de cultura y riqueza para la población andaluza y por ello
Exigimos
Que, dada la gravísima situación que atraviesa el Flamenco en Andalucía, se le dé prioridad en los presupuestos destinados a la cultura y se dote a los organizadores de Festivales Flamencos, a las Peñas Flamencas, Casas de Cultura y Teatros de la Comunidad de una subvención anual, equitativa y suficiente para desarrollar libre y dignamente su actividad.
Que se modifiquen los criterios de selección de los asesores o expertos que deciden la concesión de subvenciones y otras ayudas y que se cuente, entre otros, con las Peñas Flamencas y la Asociación de Artistas Flamencos que representan a la población flamenca y a sus artistas. Que se modifique bianualmente la composición de este consejo asesor para que la participación de todas las comarcas de Andalucía sea posible.
Que la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco y otros organismos públicos se abstengan de hacer competencia desleal a los Profesionales Técnicos del Espectáculo y que sus aportaciones a cualquier tipo de programación sean presupuestadas, transparentes y se traduzcan en euros y no en “artistas” contratados y pagados por la institución pública.
Según información proporcionada a Europa Press por la Consejería de Cultura, la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco invirtió, en subvenciones, en 2009, un total de 2.308.270,89 €, de los cuales: 1.361.217,50 € en proyectos destinados principalmente a escenarios internacionales y teatros nacionales y comunitarios; 459.623,12 € para “Colaboraciones puntuales” (partida cuyos beneficiarios y criterios de adjudicación se desconocen); 175.600 para las actividades anuales de todas las Peñas Flamencas; 177.235 para los circuitos provinciales de recitales de las Federaciones de Peñas Flamencas y, finalmente, sólo 134.595,25 para la red de Festivales de los pueblos andaluces.
El resultado de esta política errónea, superficial y excluyente dibuja un panorama desolador en Andalucía, sobre todo en las zonas rurales, y floreciente fuera de nuestra comunidad y muy especialmente en el extranjero. Se subvencionan generosamente, con dinero de todos los andaluces, festivales en Nueva York, Miami, Boston, París, Londres, Bruselas, Roma, etc.; giras internacionales de ciertos artistas y programas, producidos por la AADF, destinados a las capitales de provincia, mientras los pueblos de Andalucía ven como desaparecen uno a uno sus festivales anuales, algunos con más de treinta años de antigüedad. Flagrante pues la discriminación que sufre la población rural andaluza en el reparto de los fondos destinados al flamenco, siendo este mismo sector de población el que genera la inmensa mayoría de los artistas flamencos, los estilos de cante que hoy conocemos y buena parte de los fondos que administra la AADF. Como ejemplo: en 2008, se le otorgan a un bailaor, entre otras ayudas, 52.500 € para “Gira EEUU, Suiza, Pto Rico, Francia”. Ese mismo año, los Festivales de los Pueblos de Andalucía reciben una media de 1.500.- € por festival. En 2009, una bailaora obtiene, también entre otras ayudas, 60.000.- € para una producción personal mientras las Federaciones Provinciales de Peñas Flamencas de Andalucía se tenían que conformar con 8.000.- €, por provincia, para todo su circuito anual de recitales.
Antecedentes
A principios de los 70, e impulsados por el magisterio y compromiso con el Arte Jondo de Don Antonio Mairena, emergieron los Festivales Flamencos de los pueblos de Andalucía y se multiplicaron las peñas flamencas por toda su geografía.
Al amparo de los Ayuntamientos democráticos, y generalmente a iniciativa de las Peñas locales, a principios de los 80 toda la Andalucía rural y las principales ciudades de la comunidad contaban con un tejido de festivales que vinieron a saciar la sed de flamenco del pueblo andaluz, tras décadas de dictadura y sequía cultural, ofreciendo un marco digno para el desarrollo artístico y económico del colectivo de artistas flamencos
Pronto se constató que los Festivales eran una fórmula casi perfecta para el desarrollo del flamenco:
Cubrían todas las comarcas de Andalucía fomentando la aparición de nuevos valores y dándole oportunidades a los artistas y aficionados punteros locales: fundamental e imprescindible para el futuro de la cantera flamenca.
- La población flamenca, afincada también principalmente en las zonas rurales, veía satisfecho su derecho a escuchar su música de raíz y a participar en la composición de los carteles anuales a través de las peñas u otros colectivos. Esta fórmula generaba una rotación de artistas y por ende, de estilos y ecos, extremadamente enriquecedora para las aficiones locales.
- La libre elección de los carteles anuales por los organizadores, sin intrusismo de la AADF, era la base de una programación donde la inmensa mayoría de los artistas en activo tenían cabida. La proliferación de estos festivales significó, durante treinta años, la época de mayor difusión del Arte Jondo y de fomento de nuevos valores. Así mismo, el colectivo de artistas flamencos encontró en este circuito la fuente de contratación más democrática y estable jamás conocida.
En los últimos años, los Festivales de los pueblos de Andalucía han sufrido una caída vertiginosa, en un declive inversamente proporcional a la dotación presupuestaria destinada al Flamenco a través de la AADF y otras instituciones comunitarias, provinciales y estatales. Al mismo tiempo, la programación de las Peñas Flamencas, con presupuestos de miseria, se basa fundamentalmente en las colaboraciones de socios y aficionados, amén de algún que otro recital anual con participación de artistas profesionales.
En igual medida, y tal como ha denunciado la Asociación de Artistas Flamencos, casi siempre son los mismos artistas los beneficiarios de esta política institucional de manera que, mientras una minoría hace carrera al auspicio del dinero público, la inmensa mayoría de los artistas flamencos está en situación de extrema dificultad por no decir en la miseria.
Ante este panorama, los abajo firmantes, que amamos el Flamenco en toda su pluralidad de estilos y ecos y hemos – o no – apoyado su candidatura a ser patrimonio inmaterial de la humanidad
Entendemos
Que, en Andalucía, las instituciones culturales públicas obligadas constitucionalmente a velar por un Arte que se pretende Patrimonio de la Humanidad
- Han hecho una gestión de los fondos destinados al flamenco que discrimina a la población andaluza y excluye a la mayoría del colectivo flamenco
- Tienen una enorme responsabilidad en la situación agónica que vive el flamenco en Andalucía
- Que el presupuesto de la AADF permite, siempre que las prioridades sean éstas, recuperar o revitalizar tanto la red de Festivales Flamencos de Andalucía como los circuitos de recitales de las Peñas Flamencas siendo, ambas actividades, generadoras de cultura y riqueza para la población andaluza y por ello
Exigimos
Que, dada la gravísima situación que atraviesa el Flamenco en Andalucía, se le dé prioridad en los presupuestos destinados a la cultura y se dote a los organizadores de Festivales Flamencos, a las Peñas Flamencas, Casas de Cultura y Teatros de la Comunidad de una subvención anual, equitativa y suficiente para desarrollar libre y dignamente su actividad.
Que se modifiquen los criterios de selección de los asesores o expertos que deciden la concesión de subvenciones y otras ayudas y que se cuente, entre otros, con las Peñas Flamencas y la Asociación de Artistas Flamencos que representan a la población flamenca y a sus artistas. Que se modifique bianualmente la composición de este consejo asesor para que la participación de todas las comarcas de Andalucía sea posible.
Que la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco y otros organismos públicos se abstengan de hacer competencia desleal a los Profesionales Técnicos del Espectáculo y que sus aportaciones a cualquier tipo de programación sean presupuestadas, transparentes y se traduzcan en euros y no en “artistas” contratados y pagados por la institución pública.
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