Cineastas, actores, músicos y escritores se meten en la piel de 15 asesinados por el franquismo: Pedro Almodovar, Maribel Verdú, Javier Bardem, Almudena Grandes, Juan Diego Botto, María Galiana, Carmen Machi, Juan José Millás, Aitana Sánchez-Gijón, Oaco León, Pilar Bardem, José Manuel Seda, Hugo Silva, Miguel Ríos y Juan Diego dan voz a quince víctimas del franquismo.
Artistas y familiares de víctimas del franquismo han presentado esta mañana un vídeo, en el que 15 escritores, actores y músicos ponen rostros y voz a otros tantos asesinados durante la Guerra Civil y la dictadura franquista. Ninguno de los artistas que participan en el vídeo ha cobrado por ello. "Nunca hemos sentido tan fuerte un personaje como ahora", ha explicado emocionado el actor Juan Diego. "Ha sido necesario un vídeo así porque las historias de estas personas no están en los libros de texto, no se escuchan, no se sabe lo que han sufrido", ha denunciado Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, quien ha confiado en que el documental sirva, no solo para "avergonzar" a "los jueces que han perseguido a un juez por intentar investigar unos crímenes reales", sino para que "hagan algo".
Estos son los 15 relatos separados en el vídeo por el estruendo de la descarga de un pelotón de fusilamiento.
Pedro Almodóvar interpreta a Virgilio Leret Ruiz, aviador, Jefe de las Fuerzas Aéreas de la Zona Oriental de Marruecos. Fue el primer militar asesinado por sus compañeros sublevados al amanecer del 18 de julio de 1936 en la Base Aérea Militar de Melilla. No tuvo ni abogado, ni juicio, ni sentencia. Sus hijas todavía lo están buscando. El cineasta no ha podido asistir a la presentación del vídeo porque estaba haciendo localizaciones para su próxima película, pero envió una nota en la que se leía: "No es una cuestión política, sino humana. España no debe olvidar la deuda que tiene con estas miles de familias".
Maribel Verdú pone voz a Primitiva Rodríguez, enlace de la guerrilla antifranquista, detenida el 6 de septiembre de 1947. Su sobrino iba con ella y vio cómo dos hombres la violaban detrás de unos arbustos mientras a él lo alejaban del lugar en una camioneta.
Javier Bardem es Francisco Escribano, un cabrero de 18 años al que fusilaron el 1 de julio de 1941 por haber robado "para los del monte" dos sacos de garbanzos, una manta, unas tijeras, seis calcetines, seis pañuelos y diez pesetas. En la misma tapia, y por el mismo delito, murieron su padre, dos de sus tíos y uno de sus primos.
Almudena Grandes se mete en la piel de Granada Garzón de la Hera. El cura de su pueblo la denunció por no estar casada por la Iglesia. Primero la excomulgaron, después, la raptaron y le raparon la cabeza. Fue fusilada con otras 16 mujeres. Después de enterrar sus cuerpos en un lugar desconocido, denunciaron a su marido. También fue asesinado, como el mayor de sus siete hijos. "Lo que han visto", ha dicho la escritora tras la presentación del vídeo, "no tiene que ver con el pasado de este país, sino con el presente, y sobre todo con su futuro. La democracia no puede seguir ignorando esta tragedia y caminando sobre el vacío. Esto no es un ejercicio nostálgico, sino una llamada a la reflexión sobre el tipo de país que queremos ser", ha añadido.
María Galiana, que antes de ser actriz fue maestra, recuerda la historia de Balbina Gayo Gutiérrez, maestra republicana, detenida el 9 de septiembre de 1936 y asesinada al día siguiente. A su marido, Ceferino Farfante Rodríguez, también maestro, lo mataron un día después, cuando fue a preguntar por ella. Dejaron tres hijas muy pequeñas que todavía los están buscando. Entre ellas, Hilda Farfante, que ha asistido, muy emocionada, a la presentación del vídeo. "Me ha parecido un grito contra tan largo y vergonzoso silencio. Nadie había hecho nada semejante por nuestros muertos. Gracias en nombre de 113.000 familias", ha dicho.
Juan Diego Botto es Santos Valentín Francisco Díaz, herrador, tesorero del Círculo Obrero. Fue detenido en agosto de 1936 y encerrado en un campo de concentración. En octubre de ese mismo año le fusilaron junto a otras seis personas en Villadangos del Páramo (León). Dejó siete hijos, el mayor de 17 años, el menor de 11 meses. Su cuerpo no ha sido recuperado. Botto ha agradecido esta mañana "el coraje, la generosidad y la inmensa paciencia que los familiares de las víctimas han demostrado todos estos años, desde la Transición", y ha deseado que el país "se ponga a su altura".
Carmen Machi pone voz a Isabel Picorel. El 26 de agosto de 1936 escapó de su casa junto a sus tres hijos, después de que la avisaran de que los falangistas iban a detenerla por sus simpatías republicanas y como castigo a su marido, quien, tras el golpe de Estado del 18 de julio, se había unido a las fuerzas democráticas republicanas de Asturias. Al volver a su casa para recoger algunas pertenencias fue detenida. La asesinaron junto a otros tres hombres en una cuneta en el municipio de Fresnedo.
Juan José Millás es Antonio Parra Ortega, un jornalero de 34 años, asesinado el 4 de septiembre de 1936. Tenía dos hijos y dos meses después de que lo asesinaran nació su hija Antonia que ha viajado desde Marchena a Madrid para ver el vídeo. "Me ha emocionado mucho conocerla", ha dicho Millás, al que le había impresionado mucho sobre todo, una imagen de la historia de Antonio Parra. "Su mujer enterró los libros que había en casa en el patio porque ella sabía que lo habían matado por leer".
Aitana Sánchez-Gijón recuerda a Julia Conesa, una de las 13 rosas. En mayo de 1939 un conocido de su novio la denunció a la policía. La fusilaron el 5 de agosto. Tenía 19 años. La actriz, muy emocionada, ha reconocido, tras ver el vídeo, que le estaba costando "mantener la compostura". "La democracia no es completa si no hay reparación. Ya basta", ha dicho.
Paco León se pone en la piel de su bisabuelo, Joaquín León Trejo, maestro de escuela en un pueblo de Sevilla. Un alumno le denunció por republicano. Le fusilaron a él y a sus dos hermanos.
Pilar Bardem habla en nombre de María Álvarez, que durante años ayudó a los guerrilleros antifranquistas. Fue asesinada con su hermano Marcelino en julio de 1951.
José Manuel Seda recuerda a Gerardo González Iglesias, jornalero, militante de UGT y padre de cuatro hijos. Al comienzo de la guerra se alistó como miliciano. Fue fusilado el 5 de marzo de 1938. Fue a parar a una fosa común. Sus hermanos Ángel, de 32 años y Ramón, de 26, también fueron asesinados. En la presentación del vídeo ha destacado la valentía de los que, como Gerardo González, habían dado su vida por defender sus convicciones. "Me pregunto si yo sería capaz de tirarme al monte para defender lo que creo".
Hugo Silva es José Villalibre Toral, albañil y labrador. El 22 de agosto de 1936 fueron a buscarlo un grupo de falangistas, que lo asesinaron horas después. Tampoco tuvo ni abogado, ni juicio, ni sentencia.
Miguel Ríos recuerda a Severiano Rivas, alcalde republicano. Fue detenido en 1936 mientras estaba tomando un café. A los dos meses, le pegaron un tiro y abandonaron su cuerpo en los alrededores del cementerio.
Juan Diego es Feliciano Marcos Brasa, de Destriana (León), miembro de las Juventudes Socialistas de su localidad natal e hijo de Higinio Marcos Pérez, presidente de la Sociedad de Trabajadores de la Tierra. A finales de julio de 1936, Feliciano fue secuestrado en su pueblo y torturado, asesinado y enterrado en un paraje alejado varios kilómetros. En octubre de ese mismo año su padre fue también asesinado junto a dos vecinos.
El porqué de esta campaña según la plataforma
Queremos hacer visibles a las víctimas del franquismo, poner caras y voces reconocibles a los protagonistas de la gran tragedia colectiva cuya memoria no ha sido capaz de asumir el estado español después de treinta años de democracia.
En el apoyo a las 113.000 familias a las que sigue negándose el derecho a enterrar dignamente a quienes dieron su vida por la libertad y los derechos que hoy tenemos todos nosotros, reivindicamos la vigencia de los valores que defendieron, y los asumimos como un patrimonio imprescindible en nuestra identidad individual y colectiva.
La democracia española, edificada de espaldas a su propia tradición, cimentada sobre la mentira de que una guerra civil y cuarenta años de dictadura no son más que una página cualquiera, que puede pasarse sin reflexión y sin amargura, seguirá siendo frágil, dudosa y menor de edad, hasta que no afronte la tarea de elaborar una posición clara y contundente respecto al sangriento, difícil pasado, que sigue marcando su destino y el de incontables familias españolas.
El principal objeto de esta campaña es que sea la última. Que la sociedad civil no tenga que seguir movilizándose para cubrir responsabilidades que sólo deberían corresponder a los poderes públicos de nuestro país.
No basta con que el estado español subsane las deficiencias de la ley de Memoria Histórica, ni con que ponga a disposición de los afectados todos los medios legales y materiales precisos para acabar con la vergüenza de las fosas repartidas por el territorio nacional.
Exigimos que se ponga en marcha una auténtica política pública en materia de memoria. Que en todos los ámbitos, desde la redacción de los libros de texto hasta los callejeros de pueblos y ciudades, desde los reglamentos de las leyes hasta la representatividad institucional, se manifieste de forma definitiva el reconocimiento de los vínculos históricos de la democracia española.
Sólo así podremos subsanar la inmensa deuda moral que los españoles del siglo XXI tenemos con una generación -la de la República- que lo dio todo para conquistar un futuro de paz y libertades que no es otra cosa que nuestro presente.
Y sólo entonces habremos hecho justicia.
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