CARTA DE ROSA LUXEMBURGO A FRANZ MEHRING
Al cumplir Mehring setenta años de vida, el 27 de febrero de 1916, Rosa Luxemburgo, que fue en los años 10 y hasta su muerte, la más leal amiga y camarada de luchas, le dirigió una carta en la que con su habitual rigor y concisión de razonamiento explicitaba la importancia de la figura de Mehring en el movimiento obrero europeo. Dicha carta, que permaneció inédita por varios años, fue publicada por Eduard Fuchs en el prólogo al primer tomo de las obras completas del autor, del cual era su testamentario y editor. En español se publicó como apéndice a la edición española de la biografía de Marx (Franz Mehring, Carlos Marx. El fundador del socialismo científico, Buenos Aires, editorial Claridad 1965, 3ª edición, pp. 422-423).
Mi venerado amigo: Tiene usted que permitirme que reproduzca aquí las pocas palabras en las que he intentado decirle verbalmente por qué su personalidad y su obra me son y seguirán siempre tan caras. Desde hace muchos años, ocupa usted cerca de nosotros, por derecho propio, un puesto que nadie le puede disputar: el de representante de la auténtica cultura del siglo en todo su brillo y esplendor. Y si según Marx y Engels el proletariado alemán es el heredero histórico de la filosofía clásica alemana, usted es el albacea de esa herencia. Ha salvado usted del campo de la burguesía para traerlo al nuestro, al campo de los socialmente desheredados, todos los tesoros que aún guardaba la cultura en otro tiempo espiritual de la burguesía. Sus libros y sus artículos han familiarizado íntimamente al proletariado alemán, no sólo con la filosofía alemana clásica, sino también con los poetas clásicos, cono sólo con Kant y Hegel, sino también con Lessing, Schiller y Goethe. Con cada trazo de su pluma maravillosa, ha enseñado usted a nuestros obreros que el socialismo no es, precisamente, un problema de cuchillo y tenedor, sino un movimiento de cultura, una grande y poderosa concepción del mundo. Defenderla, permanecer en su atalaya a pie firme, es la misión que usted se ha impuesto desde hace más de una generación. Cierto es que hoy –desde la espantosa bancarrota de la guerra mundial- los herederos de la filosofía clásica andan como míseros mendigos llenos de penurias. Pero las férreas leyes de la dialéctica histórica que usted ha sabido exponer ante el proletariado, día tras día, con mano maestra, harán que los mendigos, los “desharrapados” de hoy, vuelvan a erguirse y sean otra vez los luchadores fieros e indomables. Tan pronto como el espíritu del socialismo vuelva a soplar en las filas del proletariado alemán, su primer movimiento para alargar la mano hacia sus obras, hacia los frutos de la labor de su vida, cuyos valor es imperecedero y en los que alienta siempre el mismo hálito de ideas fuertes y nobles. Hoy, en que las inteligencias de origen burgués nos traicionan y desertan de nosotros en manada para retornar al pesebre de los que mandan, podemos verlos marchar con una sonrisa de desprecio, y decirles: ¡Idos en buena hora! ¿Qué nos importa que os vayáis, si le hemos arrancado a la burguesía lo último y lo mejor que le quedaba de espíritu, talento y carácter: a Franz Mehring?
Siempre suya, cordialmente
Rosa Luxemburgo
Fuente: Sobre el materialismo histórico y otros escritos filosóficos. Franz Mehring. Fundación Federico Engels, 2009
Al cumplir Mehring setenta años de vida, el 27 de febrero de 1916, Rosa Luxemburgo, que fue en los años 10 y hasta su muerte, la más leal amiga y camarada de luchas, le dirigió una carta en la que con su habitual rigor y concisión de razonamiento explicitaba la importancia de la figura de Mehring en el movimiento obrero europeo. Dicha carta, que permaneció inédita por varios años, fue publicada por Eduard Fuchs en el prólogo al primer tomo de las obras completas del autor, del cual era su testamentario y editor. En español se publicó como apéndice a la edición española de la biografía de Marx (Franz Mehring, Carlos Marx. El fundador del socialismo científico, Buenos Aires, editorial Claridad 1965, 3ª edición, pp. 422-423).
Mi venerado amigo: Tiene usted que permitirme que reproduzca aquí las pocas palabras en las que he intentado decirle verbalmente por qué su personalidad y su obra me son y seguirán siempre tan caras. Desde hace muchos años, ocupa usted cerca de nosotros, por derecho propio, un puesto que nadie le puede disputar: el de representante de la auténtica cultura del siglo en todo su brillo y esplendor. Y si según Marx y Engels el proletariado alemán es el heredero histórico de la filosofía clásica alemana, usted es el albacea de esa herencia. Ha salvado usted del campo de la burguesía para traerlo al nuestro, al campo de los socialmente desheredados, todos los tesoros que aún guardaba la cultura en otro tiempo espiritual de la burguesía. Sus libros y sus artículos han familiarizado íntimamente al proletariado alemán, no sólo con la filosofía alemana clásica, sino también con los poetas clásicos, cono sólo con Kant y Hegel, sino también con Lessing, Schiller y Goethe. Con cada trazo de su pluma maravillosa, ha enseñado usted a nuestros obreros que el socialismo no es, precisamente, un problema de cuchillo y tenedor, sino un movimiento de cultura, una grande y poderosa concepción del mundo. Defenderla, permanecer en su atalaya a pie firme, es la misión que usted se ha impuesto desde hace más de una generación. Cierto es que hoy –desde la espantosa bancarrota de la guerra mundial- los herederos de la filosofía clásica andan como míseros mendigos llenos de penurias. Pero las férreas leyes de la dialéctica histórica que usted ha sabido exponer ante el proletariado, día tras día, con mano maestra, harán que los mendigos, los “desharrapados” de hoy, vuelvan a erguirse y sean otra vez los luchadores fieros e indomables. Tan pronto como el espíritu del socialismo vuelva a soplar en las filas del proletariado alemán, su primer movimiento para alargar la mano hacia sus obras, hacia los frutos de la labor de su vida, cuyos valor es imperecedero y en los que alienta siempre el mismo hálito de ideas fuertes y nobles. Hoy, en que las inteligencias de origen burgués nos traicionan y desertan de nosotros en manada para retornar al pesebre de los que mandan, podemos verlos marchar con una sonrisa de desprecio, y decirles: ¡Idos en buena hora! ¿Qué nos importa que os vayáis, si le hemos arrancado a la burguesía lo último y lo mejor que le quedaba de espíritu, talento y carácter: a Franz Mehring?
Siempre suya, cordialmente
Rosa Luxemburgo
Fuente: Sobre el materialismo histórico y otros escritos filosóficos. Franz Mehring. Fundación Federico Engels, 2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario