viernes, 22 de mayo de 2009

EL MUSEO PICASSO DE MÁLAGA MUESTRA LA ESCULTURA TARDÍA DE PICASSO INSPIRADA EN LA MUJER

Mujer (1961)

"LA ESCULTURA TARDÍA DE PICASSO: MUJER.
LA COLECCIÓN EN CONTEXTO"


Mujer (1961) forma parte de la extensa serie de esculturas en chapa recortada que Pablo Picasso realizó a comienzos de los años sesenta y que pertenece a los fondos del Museo Picasso Málaga. La obra protagoniza la nueva exposición del MPM que, hasta el próximo 30 de agosto, reunirá cerca de 40 piezas de Picasso junto a destacadas creaciones de otros dos grandes artistas contemporáneos al andaluz: Julio González y Henri Matisse.

La nueva exposición del Museo Picasso Málaga, La escultura tardía de Picasso: Mujer. La colección en contexto es parte de la serie que tiene como fin situar histórica y artísticamente obras seleccionadas de los fondos del MPM.La escultura de chapa recortada Mujer (1961), donada por Christine Ruiz-Picasso, es la protagonista de esta nueva muestra que reúne cerca de 40 obras realizadas por Picasso en diferentes momentos de su vida, como siluetas de papel recortadas cuando era niño, construcciones cubistas o pinturas y esculturas de su última época. Además, incluye pinturas y dibujos de diversos períodos de Picasso así como tres importantes esculturas de Julio González y un mágico decoupage de Henri Matisse a través de los cuales se estudia el diálogo existente entre la obra de estos tres grandes artistas.

A pesar de lo mucho que se ha escrito sobre Picasso y del ingente número de exposiciones sobre el artista, en muy raras ocasiones las esculturas de su última época han sido objeto de estudio. Por este motivo, en La escultura tardía de Picasso: Mujer. La colección en contexto es prácticamente la primera vez en la que se examina a fondo estas esculturas y se muestran en el contexto de sus orígenes. La exposición está comisariada por Elizabeth Cowling, reconocida internacionalmente como una de las principales autoridades en Picasso. Cowling es catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Edimburgo, en la que ha desarrollado una intensa actividad investigadora orientada principalmente al estudio del arte europeo del siglo XX y, en particular, de la obra de Magritte, Matisse y Picasso.

Mujer, la escultura

Mujer, la fascinante pieza en torno a la cual gira esta exposición, es una escultura realizada en 1961 en chapa recortada, estructurada en tres paneles diferenciados, doblada y pintada en blanco, basada en la maqueta en papel que Picasso recorta en el mes de enero del mismo año. Esta obra pertenece al grupo de esculturas -más de un centenar creadas entre 1961 y 1962– con el que Picasso da por finalizada su revolucionaria e innovadora carrera como escultor. Cuenta Lionel Prejger, el colaborador de Picasso en la realización de estas esculturas, que, tras aceptar la propuesta del artista de trabajar juntos, éste le confesó: “voy a poder hacer realidad un sueño que tenía hace mucho tiempo. Convertir en objetos duraderos esos papelitos dispersos por todas partes”.

A partir de 1964 Picasso ya no crea nuevas maquetas de papel o cartón, ni tampoco piezas modeladas o construidas, si bien autoriza al artista noruego Carl Nesjar a que traslade a tamaño monumental determinadas esculturas suyas. La colaboración con Nesjar se mantuvo hasta muy poco antes de la muerte de Picasso, aunque el artista no llegó a ver in situ estas esculturas. Durante la exposición, en la sala XII del MPM se mostrará una selección de fotografías que ilustran la colaboración entre ambos artistas. Durante la exposición, en la sala XII del MPM se mostrará una selección de fotografías que ilustran la colaboración entre ambos artistas.

Más información: http://www.museopicassomalaga.org/

“PABLO PICASSO”


ARTÍCULO DE MARTÍN DE LA HOZ PUBLICADO EN EL SEMANARIO VOZ

No es impertinente recordar que Pablo Picasso fue un revolucionario integral. Las transformaciones que fomentó en el ámbito de la pintura, la escultura y la cerámica se corresponden con el apoyo que de manera constante le prestó a la izquierda.
Fue centro de intelectuales democráticos eminentes como el poeta Guillaume Apollinaire, el escritor y pintor Max Jacob, el pintor
Georges Braque, el poeta Paul Eluard, el escritor y teórico del surrealismo André Breton, entre otros.
El estallido de la guerra civil española hizo que su compromiso con la democracia se hiciera irrevocable. La actividad artística y la vida política estuvieron en Picasso firmemente amalgamadas. «La pintura, decía, no está hecha para decorar las habitaciones. Es un instrumento de guerra ofensiva y defensiva contra el enemigo». Sufría el extrañamiento del demócrata en el seno de la sociedad burguesa y de la patria esclavizada por el fascismo. Añoraba el abrigo que deseaba encontrar en el partido: «Deseaba mucho volver a encontrar una patria –declaró Picasso a L’Humanité-. Siempre he sido un exiliado, pero ahora no lo soy; hasta que España finalmente pueda volver a acogerme, el Partido Comunista Francés me ha abierto sus brazos». El 5 de octubre de 1944, recién liberada la ciudad de París, ingresó al Partido Comunista Francés. Las autoridades de inmigración, como era de temer, negaron la naturalización del artista, ya que «ha mantenido ideas extremistas en evolución hacia el comunismo». «Este extranjero no tiene la calificación para obtener la naturalización». «Es un sospechoso».

Origen de la pintura Guernica

Estando en París, a principios de 1937, el director de Bellas Artes del Gobierno español republicano, señor Joseph Renau, solicitó la colaboración de Picasso para que obras suyas se exhibieran en el pabellón español de la Exposición Internacional de París, con el objeto de atraer la atención de los franceses hacia la causa republicana.
No obstante, el 26 de abril de 1937, la pequeña población de Guernica, en la provincia de Vizcaya, fue víctima de un bombardeo criminal. Francisco Franco había obtenido la ayuda de la aviación nazi para combatir a las fuerzas republicanas. En la fecha citada cuatro cuadrillas de aviones JU52, escoltados por cazas, hacia las 4 y media de la tarde, masacraron a la población. Se estima en 300 el número de muertos. Cuando el comandante de la Luftwaffe, Hermann Goering, era juzgado en Nurenberg en 1945 como criminal de guerra, sostuvo que la operación Cóndor sobre Guernica había tenido por fin «poner a prueba a mi joven fuerza aérea, así como para que mis bombarderos adquirieran experiencia». Al tener información sobre el bombardeo, Picasso, cambió el proyecto que había ideado inicialmente para el pabellón y creó en cambio «Guernica», el célebre óleo sobre lienzo de 349,3 cm. de alto por 776,6 cm. de ancho.

El lienzo

Si recorremos el lienzo con los ojos, de izquierda a derecha, encontramos:
A) Las víctimas: Una mujer invadida por el dolor y el horror levanta el rostro como si buscara un cielo y sostiene en los brazos el cadáver de un niño muerto.
Casi a sus pies, yace el cuerpo de un guerrero muerto con una espada rota y una flor en la mano. Simboliza la obra terrible de la barbarie.
Más hacia la derecha y en la parte superior, una mujer se asoma por una ventana llevando en la mano un quinqué y mira la escena exterior con perplejidad.
Abajo, una mujer desnuda y malherida arrastra con dificultad una pierna.
Otra mujer levanta los brazos tratando de salir de una casa en llamas
B) Animales: Un toro, la estupidez, mira a su alrededor. Un caballo levanta la cabeza con dolor y con el hocico bien abierto muestra como lengua un aguijón; la posición de las patas indica que está a punto de caer.
En el sector oscuro, detrás de la cabeza del toro, una paloma, recluida en la ménsula interior de una habitación, tiene un ala rota y el pico abierto como pidiendo auxilio. Se dice que representa la paz destruida.
C) Sobre la cabeza del caballo hay una figura ambigua, una especie de ojo rodeado de un borde de picos irregulares y una bombilla en lugar de pupila, que simboliza a un mismo tiempo el sol y la luz eléctrica.
Picasso, en su obra sobre Guernica, eliminó los colores; solo hay grises y negros para producir la sensación luctuosa. Sin hacer alusión expresa al conflicto político de los años treinta del siglo XX, se limitó a anatematizar la guerra como destructora de la vida y la cultura. Sin embargo nadie ha dejado de sobreentender una reprobación absoluta de la violencia y la condenación de la traición al Estado español republicano de que fue autor el franquismo. De ahí el cuidado de Picasso de rodear de seguridad su obra, encomendándola al Museo de Arte Moderno de Nueva York y solicitando que fuera enviada a España cuando se hubiera recuperado la democracia. En 1981, ya en España, fue expuesta en La Casona del Buen Retiro y desde 1992 quedó en el Museo de la Reina Sofía, en Madrid.

La estética

Autorizados críticos y comentaristas ven en Guernica una de las obras culminantes de la creatividad artística de Picasso. Por una parte, algunos sostienen que la composición de las figuras aportan una novedad, consistente en la combinación de surrealismo e incorporación de los caracteres del dibujo infantil o según otros la conjunción del clasicismo con el surrealismo, mediados por las notas distintivas de la pintura infantil. Rasgos de esta última, no deformadas por la civilización, serían el elemento fundamental.
El desarrollo del arte debe a Picasso la síntesis de dos modalidades opuestas una a otra, denominadas como la figuración y la disociación. La figuración reproduce en el arte las formas y maneras de manifestarse la naturaleza en tanto que la disociación busca la autonomía respecto de lo natural y de sus modos de aparecer; se aparta de aquellos y procura sustituirlos. «La figuración, dice Carsten-Peter Warncke, refleja el punto de vista subjetivo y muestra el objeto tal como lo percibe el observador desde el lugar en que se encuentra. Aquí son válidas las leyes de la perspectiva: un objeto visto y reproducido de frente no muestra su parte posterior; es necesario imaginarla. La figuración se basa en la capacidad de asociación del observador. Por el contrario, la representación disociativa no suprime lo existente y trae a la imagen tanto la vista frontal como la posterior. (…) El estilo de Picasso constituye una figuración con contornos y envoltura lineal, pero sin estar vinculada a la forma de la figura natural, ampliando sus posibilidades con el simbolismo figurativo propio de la representación infantil».
En el lienzo de Guernica puede el observador notar la representación disociativa, por ejemplo, en la cabeza del guerrero yacente aparecen ambos ojos en el mismo costado del rostro. Otro tanto ocurre con los ojos del toro y los del caballo. Las manos de los personajes son clara muestra de la modalidad infantil.

Fuente: VOZ Edición 2492

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