SE TRATA DE LA PRIMERA EXPOSICIÓN DE LA ARTISTA BRASILEÑA EN ESPAÑA
Primera muestra individual en España y una de las más importantes dedicadas en Europa a la artista brasileña Tarsila do Amaral (Capivari, São Paulo, 1886 - São Paulo, 1973), figura emblemática de la pintura en Brasil e introductora de las vanguardias europeas en su país. Para Juan Manuel Bonet, comisario de la exposición, Tarsila do Amaral “es una de las figuras clave de una vanguardia todavía mal conocida entre nosotros, pero cuyas contribuciones más significativas son de lo más importante que ha dado el continente americano a la cultura moderna”. La muestra ha sido concebida y organizada por la Fundación Juan March.
Primera muestra individual en España y una de las más importantes dedicadas en Europa a la artista brasileña Tarsila do Amaral (Capivari, São Paulo, 1886 - São Paulo, 1973), figura emblemática de la pintura en Brasil e introductora de las vanguardias europeas en su país. Para Juan Manuel Bonet, comisario de la exposición, Tarsila do Amaral “es una de las figuras clave de una vanguardia todavía mal conocida entre nosotros, pero cuyas contribuciones más significativas son de lo más importante que ha dado el continente americano a la cultura moderna”. La muestra ha sido concebida y organizada por la Fundación Juan March.
La exposición se centra en la producción de su deslumbrante período central, los años veinte, vividos entre Sâo Paulo y París, con un final simbólico en Moscú (a donde viajó en 1931). Subraya sus conexiones vanguardistas en la capital francesa, su aprendizaje con pintores como André Lhote y Fernand Léger, su amistad con algunos poetas franceses de vanguardia (especialmente, con Blaise Cendrars).
La integran más de 100 obras, entre pinturas y dibujos, procedentes en su mayoría de museos y coleccionistas particulares brasileños, a excepción de tres obras pertenecientes al Musée de Grenoble, el Hermitage de San Petersburgo y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid. Además, la exposición presenta, en una sala de introducción, a la artista en su contexto, el panorama artístico brasileño de los años veinte, con trabajos de algunas de las figuras más sobresalientes del modernismo brasileño, además de otros materiales documentales.
Fecha: Hasta el 3 de mayo de 2009
Más información: http://www.march.es/
Tarsila do Amaral: VIDA Y OBRA
Tarsila do Amaral nace en 1886 en Capivarí (Estado de São Paulo). Su abuelo paterno, conocido como “O Milionário”, era un rico empresario y hacendado. En 1902, ella y su hermana viajan a Europa con sus padres, que las dejan internas en el Colegio del Sagrado Corazón, de Barcelona. Dos años más tarde Tarsila regresa a Brasil y se casa con un primo de su madre, André Teixeira Pinto, matrimonio que dura hasta 1913, en que se separan. Ese año se traslada a São Paulo. En 1916 empieza a trabajar en el taller del escultor sueco William Zadig y en los años siguientes estudia dibujo y pintura con el maestro académico Pedro Alexandrino y más tarde con el artista alemán George Elpons. La producción inicial de Tarsila se limita a estudios de animales o bodegones y a bocetos de retratos, que recopila en cuadernos de apuntes.
RUMBO A EUROPA: PARÍS Y EL ARTE MODERNO
Tarsila do Amaral nace en 1886 en Capivarí (Estado de São Paulo). Su abuelo paterno, conocido como “O Milionário”, era un rico empresario y hacendado. En 1902, ella y su hermana viajan a Europa con sus padres, que las dejan internas en el Colegio del Sagrado Corazón, de Barcelona. Dos años más tarde Tarsila regresa a Brasil y se casa con un primo de su madre, André Teixeira Pinto, matrimonio que dura hasta 1913, en que se separan. Ese año se traslada a São Paulo. En 1916 empieza a trabajar en el taller del escultor sueco William Zadig y en los años siguientes estudia dibujo y pintura con el maestro académico Pedro Alexandrino y más tarde con el artista alemán George Elpons. La producción inicial de Tarsila se limita a estudios de animales o bodegones y a bocetos de retratos, que recopila en cuadernos de apuntes.
RUMBO A EUROPA: PARÍS Y EL ARTE MODERNO
En 1920 embarca hacia Europa con su hija Dulce. Se instala en París, donde estudia en la Académie Julien y luego en el taller de Émile Renard. En 1921 visita España, donde pinta Camponesa española y Rua de Segóvia. En 1922 ingresa en el Salon Officiel des Artistes Français con el lienzo Retrato de Mulher, que ella denomina Passaporte, por el sentido simbólico de su entrada en el medio artístico.
En junio regresa a São Paulo y contacta con intelectuales y artistas que habían participado en la Semana de Arte Moderna de ese mismo año. Oswald de Andrade se enamora de Tarsila. Forma el autodenominado Grupo de los Cinco con Anita Malfatti, Oswald de Andrade, Menotti Del Picchia y Mário de Andrade. La convivencia con el Grupo despierta en Tarsila el interés por los lenguajes del arte moderno y su pintura se vuelve más expresiva. En septiembre expone en el Salão de Belas Artes, en São Paulo.
Al final de ese mismo año 1922 Tarsila embarca rumbo a París, donde más tarde se reúne con ella Oswald. Viajan por Portugal y España y, a su vuelta a París, Tarsila empieza a trabajar en el taller de André Lhote durante tres meses. Conocen al poeta Blaise Cendrars, que les presenta a su círculo de amigos, entre los que están Fernand Léger, Albert Gleizes, Brancusi, Cocteau, Satie y otros. También encuentran en París a varios vanguardistas brasileños: Anita Malfatti, Vicente de Rego Monteiro, Di Cavalcanti, Sérgio Milliet, Paulo Prado… Empieza a estudiar con Gleizes y hace prácticas en el taller de Léger.
De esos años son una serie de estudios de composiciones cubistas, así como A Negra, obra clave en la producción de Tarsila –y del Modernismo brasileño- que se integraría, cinco años después, en su serie de pintura antropofágica. Al regresar a Brasil, en diciembre de 1923, en una entrevista en Río de Janeiro, Tarsila subraya su interés por desarrollarse como artista brasileña: “Soy profundamente brasileña y voy a estudiar el gusto y el arte de nuestros caipiras. Espero, en el campo, aprender con quienes aún no han sido corrompidos por las academias”.
En febrero de 1924 Blaise Cendrars llega a São Paulo, invitado por Paulo Prado por sugerencia de Oswald. Tarsila pasa el Carnaval en Río de Janeiro con Oswald, Cendrars y Olívia Guedes Penteado, la gran dama de la vanguardia paulista. Tarsila dibuja bocetos de gente en la calle, detalles de disfraces y decorados del Carnaval, de los que derivarán los cuadros Carnaval en Madureira, Morro da Favela y E.F.C.B.-Estrada de Ferro Central do Brasil. A partir de ese viaje, el paisaje brasileño se convierte en asunto central para la artista. La capital paulista, por ejemplo, es el tema de los cuadros São Paulo (Gazo) –diminutivo de “gasolina”- y São Paulo.
En Semana Santa, viajan por las ciudades históricas de Minas Gerais. Tarsila queda encantada ante el paisaje minero, la arquitectura colonial y la escultura del Aleijadinho, y realiza en torno a un centenar de dibujos, estudios y bocetos – será conocida como “pau-Brasil”. Este conjunto de lienzos se caracteriza por los colores calificados como caipiras y por influencias cubistas manifestadas en la planificación espacial y en la estilización geométrica de las figuras humanas, de los animales y de la vegetación tropical.
En julio estalla en São Paulo la revolución de Isidoro Dias Lopes. Tarsila y Oswald se refugian en la hacienda Sertão. En septiembre Tarsila regresa a París, y Oswald se reúne allí pronto con ella. En diciembre Cendrars publica Feuilles de route. I. Le Formose, libro de poemas sobre su viaje a Brasil, ilustrado por Tarsila.
Animada por Cendrars, Tarsila regresa a Brasil en febrero, para preparar más lienzos con vistas a una futura exposición en París. La artista crea una serie de cuadros basados en la “poesía popular”, como había denominado los colores y la simplicidad típicos de las pequeñas ciudades brasileñas. A partir de 1925 Tarsila y Oswald recibe a sus amigos vanguardistas en el salón de la casa de la familia de ella, en la Alameda Barão de Piracicaba, en el exquisito barrio de los Campos Elíseos. Ambos embarcan rumbo a Europa y Tarsila logra ese año la anulación de su primer matrimonio. Recorren, en un viaje que la artista denomina “prenupcial”, acompañados por Dulce y Nonê y otras parejas de amigos, diversas ciudades del Mediterráneo y llegan a El Cairo y a Jerusalén.
En junio de 1926, se celebra la primera muestra individual de Tarsila en París, con 17 lienzos, siendo A Negra la única obra de 1923, y todas las demás ya de su fase “pau Brasil”, de 1924 y 1925. En agosto la pareja regresa a Brasil y el 30 de octubre se casan. Viven entre la residencia de São Paulo y la hacienda Santa Teresa de Alto. En 1927 Tarsila pinta algunos lienzos como Religião brasileira I y Manacá, cuyo colorido remite a la “poesía popular” de la fase “pau Brasil”, mientras que en las formas de los tallos y las flores se anuncian ya la monumentalidad y la honda sensualidad que constituirán rasgos característicos de la serie antropofágica que habría de iniciarse “oficialmente” el año siguiente. Oswald publica O Primeiro caderno do alumno de poesía Oswald de Andrade, que reúne poemas de su etapa “pau Brasil”, con portada de Tarsila.
ABAPORU, PIEDRA SILLAR DE LA ANTROPOFAGIA
El 11 de enero de 1928, con motivo del cumpleaños de Oswald, Tarsila le regala el lienzo Abaporu. Oswald y el también escritor Raul Bopp deciden crear un movimiento en torno a Abaporu y lanzan la Revista de Antropofagia, que se inicia en mayo con la publicación del Manifiesto Antropófago, redactado por Oswald de Andrade. Aunque se considere Abaporu la obra inaugural del movimiento antropofágico y, por lo tanto, un hito en las artes plásticas y en la literatura del Modernismo brasileño, A Negra, pintada en 1923, año de ensayos modernistas, se concibe ya como una imagen esencialmente alegórica, que busca representar una “entidad” nacional, como diría Mário de Andrade. La antropofagia, como proceso de absorción, asimilación y replanteamiento de la cultura europea –transformada con temas y colores locales-, se da no solamente en la serie de cuadros que vienen a continuación de Abaporu, sino también en toda su producción desde mediados de 1922. La búsqueda de un lenguaje moderno –reelaborado a partir de las vanguardias europeas-, combinada con los temas brasileños, ya está presente en la producción “pau Brasil”, en la cual las enseñanzas constructivas se funden con la afectividad local.
No obstante, la búsqueda de asuntos brasileños, iniciada en 1923, cobra otro sesgo a partir de Abaporu, cuando Tarsila se sumerge en las visiones de su inconsciente, motivadas por los sueños, así como en el imaginario procedente de las historias de hechizos, leyendas y supersticiones escuchadas a lo largo de su infancia. Surgen entonces cuadros y dibujos de paisajes habitados por seres fantásticos y vegetación exuberante, con señalada tendencia surrealista, conocidos como “paisajes antropófagos”. Entre dichos cuadros se hallan A Lua, Distância, O Lago, O Sapo, O sono, O Touro y Urutu.
A fines de los años veinte, Tarsila realiza algunos lienzos que podrían indicar nuevas sendas para su pintura, pero que, hasta el momento, permanecen como algo singular en el conjunto de su obra. Entre ellos, Calmaria II, Cidade (A Rua) y Cartão-postal. En esta última, la artista funde elementos característicos de la fase antropofágica, en primer plano (los cactus viciosos, el árbol con hojas en forma de corazón y frutos agigantados), con colores y figuras de la pintura “pau Brasil”, como el Pão de Açúcar, las casitas y las palmeras al fondo.
En julio de 1929 Tarsila expone por primera vez en Brasil, en el Palace Hotel, en Río de Janeiro: 35 lienzos, además de algunos dibujos, realizados entre 1923 y 1929. En septiembre la exposición se presenta en São Paulo. Ese mismo año Oswald se enamora de la joven Patrícia Galvâo, la “Pagu”. Al enterarse de la aventura de su marido, Tarsila decide separarse.
LOS AÑOS DIFÍCILES
Ante las dificultades económicas (tras el “crack” del 29.se hunde el precio del café y la pareja pierde su hacienda Santa Teresa do Alto), Tarsila recurre a su amigo Júlio Prestes, que le proporciona un trabajo como conservadora de la Pinacoteca do Estado. Empieza a organizar el catálogo de la colección del primer museo de arte de la ciudad, que fue inaugurado en 1905. El único lienzo que pinta Tarsila en 1930 es Composição (Figura só), que destaca por la desolación de su paisaje, cercano a la pintura metafísica. Ante la Revolución de 1930, en la que el Estado de São Paulo se rebela contra Getúlio Vargas, recién electo Presidente de la República, cae el gobierno Prestes y Tarsila pierde su cargo en la Pinacoteca.
Tarsila vende algunos cuadros de su colección particular con objeto de reunir dinero para viajar a la Unión Soviética, en 1931, con su nuevo compañero, el psiquiatra e intelectual de izquierda Osório César. Expone una muestra individual en Moscú en junio en el Museo de Artes Occidentales, que le compra el lienzo Pescador. Con ese dinero viajan por Rusia, Estambul, Belgrado y Berlín, antes de volver a París. A finales de ese año participa en el Salon des Surindépendants y regresa a Brasil.
En la Revolución Constitucionalista que se produce en São Paulo de julio a septiembre de 1932, Tarsila es arrestada y retenida durante casi un mes en el Presidio de Paraíso, a consecuencia de su viaje a la URSS y de su presencia en reuniones de la izquierda. Al año siguiente, viaja a Montevideo con Osório César para la reunión del Comité contra la Guerra Imperialista, donde pronuncia la conferencia A Mulher na luta contra a guerra. Su proximidad con Osório César y las experiencias vividas en la Unión Soviérica estimularon una breve fase de pinturas de tema social realizadas en esos primeros años 30, entre las que se encuentran Operários (en la imagen) y Segunda clase. Viaja con frecuencia a Río de Janeiro y conoce al joven escritor Luís Martins, con quien se va a vivir. En 1934 participa en el I Salão Paulista de Belas-Artes. En 1937 recupera su hacienda Santa Teresa do Alto y en 1939 se establece en São Paulo con Lúis Martins. Participa en varios Salones de Arte.
A lo largo de los años 40, Tarsila retoma su gigantismo onírico –aunque de factura gestual y colores suaves- en lienzos raros, como Lenhador em repouso (1940), Terra (1943), Primavera (Duas figuras) (1946) y Praia. En 1944 participa, en Belo Horizonte, en la Exposição de arte moderna, momento clave de la vanguardia de las artes plásticas en Minas Gerais; en la colectiva de artistas brasileños presentada en Londres, en la Royal Academy of Arts; y en la Exposição de pintores norte-americanos e brasileiros, en el Museu Nacional de Belas-Artes, de Río de Janeiro.
Tarsila ilustra diversos libros, entre ellos Poesías Reunidas, de Oswald de Andrade (1945), Tres romances da cidade urbana, de Mário da Silva Brito (1946) y Cantigas da rua escura, de Luis Martins (1950). A finales de 1953, participa en la II Bienal del Museu de Arte Moderna de São Paulo. En 1954, con motivo de las conmemoraciones del IV Centenario de la ciudad de São Paulo, realiza el panel Procissâo, cuyo tema es la procesión del Santísimo en esta ciudad en el siglo XVIII. A finales de 1960, participa en la exposición Contribuição da mulher às artes plásticas no país, en el Museu de Arte Moderna de São Paulo. La XXXII Bienal de Venecia, de 1964, presenta una sala especial con obras de Tarsila.
En 1966 fallece su hija Dulce. Aracy Amaral comienza el registro de la obra y trayectoria de la artista. En 1969 se presenta la exposición retrospectiva Tarsila: 50 anos de pintura, organizada por Aracy Amaral en el Museu de Arte Moderna de Río de Janiero y después en São Paulo. En 1970 se realiza una gran retrospectiva de dibujos en el Museu de Arte da Prefeitura de Belo Horizonte, con el mismo conjunto de obra gráfica seleccionado para la exposición de 1969.
Tarsila fallece en São Paulo, el 17 de enero de 1973.
Extracto de “Tarsila do Amaral: Cronología”, de Regina Teixeira de Barros (en el catálogo de la exposición)
Tarsila fallece en São Paulo, el 17 de enero de 1973.
Extracto de “Tarsila do Amaral: Cronología”, de Regina Teixeira de Barros (en el catálogo de la exposición)
UN POEMA DE TARSILA DO AMARAL
Tedio
Línea recta, infinita, donde la vista errante
Busca en vano tocar un relieve que agrade,
Vago trazo de unión entre error y verdad,
Entre el dolor que apena y el placer embriagante…
Bostezo interminable que profana el sentido
del sentir del Artista… En tu contacto, es cierto,
Ha de quebrar la lira en quejas de saudade
y, tonta, el alma se anega en un hondo letardo…
Con tu aliento hostil una niebla se adensa,
que, despiadada, mengua la luz de mi Creencia
y al aire arroja su ceniza, de tanto en tanto…
Siento el horror de sufrir por no poder sufrir…
Y, consciente, veo la muerte y el lento pudrirse
de mis sueños que hacia la Nada van, rodando…
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