CAJASOL PROGRAMA UNA EXPOSICIÓN EN SEVILLA CON CUADROS DEL PINTOR ECUATORIANO
"América tiene su propia raíz que es necesario remover y encontrar para decir nuestras cosas, para expresarnos con nuestra propia voz, que es de tierra profunda germinando", declaraba el pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín (1919-1999) sobre su compromiso con la realidad del entorno. Su denuncia de la violencia, su afán por mostrar "lo que el hombre hace en contra del hombre" y su compasión ante el dolor de las víctimas propiciaron que la paleta de este autor expresionista se rebelara contra las miserias de la sociedad. "Ningún creador es espectador; si no es parte del drama, no es creador", sentenció el artista en alguna ocasión.
Esta visión humanista de Guayasamín centra una exposición que puede visitarse hasta el 5 de enero en el Centro Cultural Cajasol. La muestra, compuesta por 41 piezas, está comisariada por José Soto, quien reconoce haber albergado sentimientos contradictorios ante el encargo. "La primera sensación fue de añoranza de la juventud, de los compañeros con los que hablaba de pintura, porque Guayasamín era un nombre que solía salir en la conversación. Después, cuando recibí el catálogo, me asusté por el volumen de la obra, el tamaño de las piezas y el contenido, de una gran fuerza. Me sentí abrumado porque no es el tipo de exposición en el que trabajo, que suele ser algo más sobrio", manifestó sobre el proyecto.
El interés de Guayasamín por los desheredados, por los mártires de las guerras y los genocidios, se percibe en la colección titulada Edad de la ira, a la que pertenece la mayoría de los cuadros expuestos en Sevilla. Particularmente representativos son los lienzos de mujeres que lloran, en los que el pintor recurre a la poderosa expresividad de sus retratos para conmover al espectador. "Cuando pinto una mano, una boca, unos dientes o unos ojos, éstos no son solamente una forma plástica. Yo quiero expresar en esto más que la plástica misma. Quiero expresar este ojo que está llorando, estos dientes que están mordiendo o estas manos angustiadas, vibrando", afirmó sobre sus aptitudes para extraer emotividad de las anatomías humanas. El hombre ciego, El guerrillero, El niño negro, La muerte del Che o El hombre judío son otros retratos de la misma colección en los que queda patente la atracción que Guayasamín sentía por explorar el dramatismo de los rostros.
Más luminosos son, en cambio, los paisajes de Guayaquil de mis amores, otros trabajos incluidos en la muestra en los que Guayasamín describe, con una colorida serenidad, escenarios de la localidad ecuatoriana.
Fallecido en 1999 a causa de un infarto, Guayasamín dejó atrás una extensa trayectoria en la que contribuyó a la emancipación de la pintura americana frente a las corrientes abstractas dominantes en Europa, a través de la reivindicación de una temática y un estilo propios. A lo largo de su carrera, en la que realizó unas 180 exposiciones individuales, alternó los lienzos con los murales y la escultura. Entre las cimas de su producción destacan La Capilla del Hombre, en Quito, y los murales que ideó para el Aeropuerto de Barajas o la sede de la Unesco en París. Entre sus amigos, Guayasamín tuvo a Fidel Castro, García Márquez, Mitterrand y Rigoberta Menchú.
Fuente: Braulio Ortiz (Diario de Sevilla)
Las pinturas de Guayasamín. Centro Cultural Cajasol (Laraña, 4).
Hasta el 5 de enero. Horario: de lunes a sábados, de 11:00 a 14:00 y de 18:00 a 21:00. Domingos y festivos, abierto sólo por las mañanas. Entrada gratuita.
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